Otro fragmento de Las uvas de la ira que me parece muy didáctico.
El propietario intervino:
–Si quiere detenerse aquí y acampar, le costará medio dólar. Hay sitio para acampar, agua y leña. Y nadie le molestará.
–¡Qué demonios! –exclamó Tom–. Podemos dormir en la cuneta al lado de la carretera y nos sale gratis.
El dueño tamborileó en la rodilla con los dedos.
–El encargado del sheriff suele pasar por la noche. Se lo puede poner difícil. En este estado la ley prohíbe dormir afuera. Hay una ley de vagabundos.
–Y si le pago a usted cincuenta centavos, ya no soy un vagabundo, ¿eh?
–Exactamente.
Los ojos de Tom brillaron con furia.
–¿El encargado del sheriff no será cuñado de usted por casualidad?