miércoles, 21 de diciembre de 2022

Mis 10 películas favoritas de los 40

Y tras esto, toca una pequeña pausa navideña.


10- La mujer del cuadro (1944)

Con un guión al que se le pueden señalar algunos defectos pero que sin duda me mantuvo pegado a la pantalla, La mujer del cuadro es un clásico del noir. La atmósfera que tan bien domina Fritz Lang, las interpretaciones y algunos estereotipos no demasiado elaborados (sin ir más lejos, el de femme fatale) ayudan mucho a ello. El resultado final es una película bastante buena, a la que se puede criticar falta de ingenio en algunos momentos y en la construcción de alguna de sus ideas, pero que cumple muy bien y que sigue siendo recomendable a día de hoy.

 

9- Ciudadano Kane (1941)


Considerada por muchos críticos la mejor película de la Historia, y puedo entender por qué, aunque yo la dejaría en “buena”. Desde luego, entiendo que fue una maravilla técnica para su momento: con todo, la historia de Charles Foster Kane puede resultar en algunos momentos simple y, no vamos a negarlo, incluso puede llegar a aburrir un poco. Kane es una adaptación del magnate William Randolph Hearst, aunque un poco blanqueado: en mi opinión, habría sumado puntos que se trataran temas sobre las mentiras que Hearst contaba en sus periódicos sobre el cannabis, con intención de presionar para que se ilegalizara la planta y así favorecer sus intereses en la industria del cáñamo, como efectivamente consiguió, o sobre la URSS, por motivos políticos obvios. No obstante, tiene carisma, y sirve como vehículo para contar una historia que aborda un buen número de temas variados, incluida la nostalgia por el pasado o la futilidad de la existencia, y que consigue conmover en algunos aspectos. Encuentro recomendable verla al menos una vez.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Reseña de Jerusalén, de Alan Moore (edición corregida)

 


En su momento, hice una reseña sobre Jerusalén, la monstruosa obra de Alan Moore, cuando salió la edición española (http://kallixti.blogspot.com/2020/01/resena-de-jerusalen-de-alan-moore.html). Como quizá sepáis, la edición estaba mal corregida, por no haber dado tiempo suficiente a que el traductor, José Torralba, acabara su obra. En un ejercicio de honradez, al menos, a quienes habíamos comprado la primera edición, la editorial Minotauro nos envió sin coste alguno la edición bien corregida que salió posteriormente. Después de recibir esta edición (con el estuche un poco roto, pero no pasa nada, porque puedo usar el estuche de la edición mal traducida), creo que tengo que reseñar también ésta.

Así pues, intercalaré párrafos de la reseña anterior con nuevas apreciaciones correspondientes a la edición corregida. Esto podría quedar raro, por mezclar cosas escritas cuando estaba leyendo la novela por primera vez con cosas escritas ahora, pero eh, precisamente leer algo que transcurre en distintos momentos del tiempo mezclándose parece muy adecuado para una reseña de Jerusalén.

La intención es que la reseña no tenga demasiados spoilers. Digo “no demasiados”, pero serán inevitables algunos, así que supongo que si alguien está interesado en leerla no le interesará leer más que unos párrafos de esta reseña. Sin embargo, la complejidad de esta obra, su asombrosa extensión y la importancia que podría tener para la literatura -aunque seguramente no llegue a tenerla-, por su originalidad, me lleva a pensar que esta reseña podría interesar incluso a gente que ya haya decidido que no quiere leer Jerusalén. Simplemente... a modo de reseña de un hito. Escribir esta novela tiene tanto mérito y es un asunto tan curioso que creo que puede llegar a ser interesante leer sobre ella, sólo para saber lo que se puede llegar a hacer juntando palabras. A su vez, en la reseña original, traté de no leer otras reseñas o explicaciones de esta obra para así poder decir sólo lo que yo interpreto de ella, sólo lo que me parece a mí, con mi bagaje cultural y mi conocimiento previo de otras obras de Moore. De esta forma no me dejé influir por otras interpretaciones; en esta nueva versión de la reseña pues ya es inevitable, claro, ya he leído otras.

Al empezar, Jerusalén recuerda principalmente a James Joyce, dada su extraordinaria habilidad para convertir actos cotidianos en una gran obra de la literatura (destaca en ese aspecto Ulises, claro). De hecho, sabemos que el planteamiento es similar al de Ulises, al escribirse los capítulos en estilos literarios distintos. El punto de vista inicial es el de una niña de 5 años, lo que recuerda a otra novela de Joyce, Retrato del artista adolescente. Sin embargo, la manera en la que Moore se mete en el cerebro de la niña y explica con lenguaje complicado los pensamientos de una niña (asustándose porque las tiendas están cerradas, tratando de recordar cuál era el camino, etc) recuerda más a otra obra anterior de Moore, El amnios natal.

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