domingo, 22 de diciembre de 2013

The islander

Tendré que tomarme un descanso por Navidades, más que nada porque no me da tiempo a escribir un relato o ensayo nuevo cada semana, y hay que ir dejando un colchón. Así que 2 semanas de vacaciones, y me despido dejando mi videoclip favorito, que creo que es una puta obra maestra.

An old man by a seashore
At the end of day
Gazes the horizon
With seawinds in his face
Tempest-tossed island
Seasons all the same
Anchorage unpainted
And a ship without a name

Sea without a shore for the banished one unheard
He lightens the beacon, light at the end of world
Showing the way lighting hope in their hearts
The ones on their travels homeward from afar

This is for long-forgotten
Light at the end of the world
Horizon crying
The tears he left behind long ago

The albatross is flying
Making him daydream
The time before he became
One of the world`s unseen
Princess in the tower
Children in the fields
Life gave him it all:
An island of the universe

Now his love`s a memory
A ghost in the fog
He sets the sails one last time
Saying farewell to the world
Anchor to the water
Seaweed far below
Grass still in his feet
And a smile beneath his brow

This is for long-forgotten
Light at the end of the world
Horizon crying
The tears he left behind long ago

So long ago....

This is for long-forgotten
Light at the end of the world
Horizon crying
The tears he left behind so long ago

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Triscaidecafobia

Este relato lo escribí para la revista Ultratumba. Después lo volví a publicar en el blog Me gusta leer. Y ahora aquí, porque reciclar es bueno para el medio ambiente y esas cosas.

Escribo esta misiva dirigida a nadie con la esperanza de recuperar, quizás, la certeza de mi cordura; pues ésta ha sido puesta en duda debido a los terribles hechos que me acontecieron hace apenas unos días.

No, no es del todo cierto: son los hechos que me han acontecido, perseguido más bien, a lo largo de toda mi vida los que ponen en peligro mi cordura, al menos de cara a los observadores ajenos.

Vine al mundo el viernes, 13 de mayo de 1831. Mi madre siempre pensó que mi vida estaría marcada por la desgracia por el simple hecho de nacer un viernes 13. Lo que no observó –y probablemente ustedes tampoco habrán observado; es algo totalmente natural, dado que es un detalle aparentemente nimio- es que las cifras del año 1831 sumaban también 13, quedando yo de esta forma doblemente maldito.

Naturalmente, yo no di a esto demasiada importancia, pues mi vida no parecía ni más ni menos desdichada que las de aquellos que me rodeaban. Era yo un joven tímido, volcado a la lectura, aunque también tenía inquietudes matemáticas que se fueron intensificando conforme el número maldito fue repitiéndose a lo largo de mi vida; mas estoy adelantando acontecimientos.

Mi temor ante dicho número comenzó el día en que cumplí 13 años. Aquella noche, mis padres nunca regresaron a casa; fue cuando recibí la noticia de que habían fallecido en un terrible accidente. El cochero, que había sobrevivido, afirmaba que los caballos se habían desbocado repentinamente, “como si hubieran sido poseídos por el mismísimo Diablo”, aseguró mientras se santificaba, saliéndose de esta forma del camino y cayendo a un río, en el cual mis padres murieron ahogados.

Tras esta primera desgracia, tuve que trasladarme al hogar de mis tíos, situado a las afueras de Portsmouth, en una carretera solitaria que se extendía muy hacia las afueras; en el número 13, concretamente.

Mi tío llevaba unas semanas aquejado de algunos problemas de salud leve, pero su pronóstico había mejorado considerablemente y parecía totalmente recuperado: no fue así. El mismo día en que yo llegué, tan sólo dos días después de las muertes de mis padres, una insólita fiebre se llevó la vida de mi tío. De este modo, el deber de mi cuidado recayó en mi tía y en los criados de la casa.

No hace falta decir que desarrollé un cariño extraordinario hacia mi tía, la única persona que quedaba para cuidar de mí. Yo también era lo único que quedaba para ella, una pobre mujer que había enviudado demasiado pronto, de modo que me dedicó todo su cariño y atención. Los lazos que nos unían se hicieron cada vez más fuertes.

Yo me convertí en adulto, y continué viviendo en esa casa. Éramos una familia adinerada, pero nuestra fortuna pronto comenzaría a escasear si yo no me ponía a trabajar; por desgracia, la suerte no parecía acompañarme en esto. Debido a la tristeza que siguió a la muerte de mis padres, me había resultado difícil centrarme en mis estudios, y a los 20 años no contaba con suficientes conocimientos.

A pesar de todo, conseguí un trabajo como traductor de alemán. Por desgracia, la pequeña editorial para la que trabajaba quebró cuando yo llevaba 13 meses trabajando en ella.

Unos pocos años después, cuando yo tenía 23, ya conseguí encontrar un trabajo, nuevamente como traductor de alemán, que conservé durante años. Ésta fue una época relativamente feliz, considerando la desgracia que había inundado mi vida durante mi pasada juventud.

Unos meses después, sin embargo, la tragedia me azotó de nuevo: esta vez en forma de la muerte de mi tía por una extraña enfermedad. Como inevitablemente tenía que suceder, el número maldito apareció de nuevo: mi tía falleció un 13 de enero. Yo heredé la casa y los criados, y me convertí en una persona aún más desdichada, reservada y melancólica que en el pasado. Toda mi vida parecía ser un cúmulo de desgracias.

Durante estos años, gracias a mi trabajo, conocí a la hermosa Adara. No encuentro palabras en ningún lugar para describir su infinita belleza, la ternura de su mirada, el color de sus ojos, la forma en que su cabello caía sobre sus hombros rizándose lentamente. Tampoco hay palabras para describir el anhelo que sentía mi corazón, la constante necesidad de verla y de tenerla junto a mí, la pasión que embargaba cada poro de mi ser. Apenas un año después de conocerla, cuando ella tenía 13 años, la pedí matrimonio. Aceptó.

El 6 de julio de 1857 por fin contraje matrimonio con mi prometida. Acostumbrado como estaba a buscar el número 13 directamente o, en su defecto, en el año, no reparé en la importancia de la fecha: 6 de julio. 6 y 7 sumaban 13, efectivamente. Sin embargo, nada malo pareció suceder a efectos inmediatos. En aquel momento pensé que tal vez un ángel me había concedido la piedad que tanto suplicaba y me había librado de la terrible maldición que me había perseguido durante toda mi vida.

Gracias a Adara, también, encontré por fin la felicidad y la paz que tanto ansiaba. Los años fueron pasando y, pese a algún pequeño inconveniente –intentamos tener un hijo y no pudimos- éramos tremendamente dichosos, y nos sentíamos muy satisfechos con la vida que llevábamos, en la mansión que había pertenecido a mis tíos.

No obstante, y pese a que la dicha duró más años de los que pensaba posibles, se fue extinguiendo como una llama en la oscuridad. La madre de mi amada falleció –no encontré ningún 13 posible en la fecha, pese a que lo busqué; era evidente que tan terrible maldición sólo me había perseguido a mí, por estar predestinado a ella desde el mismo día de mi nacimiento- y ella tuvo que viajar a Baviera para asistir al funeral.

Tal vez no lo haya concretado; apenas he mencionado que la conocí gracias a mi trabajo, pero ella nació en Alemania. El viaje y las reuniones con la familia podrían extenderse hasta más de dos semanas, incluso. Nada me hubiera complacido más que acompañarla en tan duros momentos, pero yo tenía un trabajo urgente que realizar, y no podíamos permitirnos perder ese dinero si queríamos mantener la gran casa en la que vivíamos. De hecho, habíamos tenido que despedir a la mayoría de los criados, y ya sólo quedaba una que acudía a limpiar nuestro hogar una vez a la semana.

De modo que ella partió y yo quedé solo en la mansión. Entonces, comencé a tener terribles pesadillas, que yo tomé por augurios. Soñaba con Adara muerta; con sangre, con dolor. No entendía el por qué de estos presagios, hasta que reparé en un terrible hecho: faltaban unos pocos días para nuestro decimotercer aniversario.

Y supe, con toda seguridad de la que mi mente era capaz, que Adara fallecería aquel mismo día. Ni siquiera estaba a mi lado para poder protegerla del mal que la amenazara.

Atenazado por la certeza de que tan terrible desgracia no tendría remedio posible, decidí poner fin a mi vida. Para ello, opté por el envenenamiento, mezclando una gran cantidad de absenta y de láudano, convencido de que dicha combinación me llevaría directamente a los brazos de la Muerte. Necesitaba escapar como fuera de la terrible desdicha que conllevaría la muerte de mi amada, la única razón de mi existencia.

No disponía de mucha cantidad de ninguno de los dos brebajes, pero, como ya he dicho, pensé que la combinación sería suficiente, de modo que procedí a saciar mi sed. El veneno empezó a fluir por mis venas y comencé a sentirme mal, pero supe que no bastaría. No habría suficiente.

De modo, que, tambaleándome, me dirigí a por un cuchillo para cortar mis venas a la altura de la muñeca. Apenas podía andar, pero conseguí llegar hasta él y empuñarlo. Lo que pasó después no puedo explicarlo con claridad.

Mi intención era poner fin a mi vida, pero me vi sumergido en una espiral de locuras y alucinaciones producidas por la absenta y el láudano. Vi frente a mí al número 13 –no, no un número 13 escrito, sino el propio número 13 en toda la magnitud de su maldición, aunque esto no pueda ser comprendido por una mente cuerda o libre de drogas- y lo apuñalé, lo apuñalé con toda mi rabia, en venganza por todo lo que me había hecho.

Después caí desmayado por la droga, y todos los demás sucesos hasta mi llegada a este lugar son un poco confusos. Soy vagamente consciente de haber visto el cadáver de Adara en el suelo. Según los hombres que me arrestaron, ella volvió de Baviera aquel día y yo la apuñalé 13 veces sin motivo aparente, poniendo fin a su vida.


Es de esta forma como he acabado aquí, en una prisión recién inaugurada. Al parecer, dado que mi cordura está en tela de juicio, no seré ejecutado; si bien es cierto que no podré salir de aquí en lo que me resta de vida. Y así concluye, con todo detalle posible, la historia que quería contar. Oh, ¿mi nombre? Es bien cierto que he omitido este detalle, pero ha sido deliberadamente, dado que no quiero manchar la reputación de mi familia. Podéis llamarme por mi nombre en la prisión, el que me fue asignado al llegar: el prisionero 0013.

sábado, 14 de diciembre de 2013

La Ley de Leyes

Sacado del Apocrypha Discordia. Si lo entiendes bien entenderás correctamente el Universo, a menos que no.

1) Todas las leyes son incorrectas, excepto las que son correctas.
2) Todas las leyes incorrectas son correctas, excepto las que no lo son.
3) Todas las leyes correctas son incorrectas en la medida en que no son correctas, pero correctas en la medida en que deben serlo.
4) Todas las leyes que deben ser correctas son correctas, a menos que lo sean de otro modo.
5) Todas las leyes tienen 5 puntos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Microrrelato punk: ¿Qué es punk?

¿Qué es punk?, preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila dilatada. ¿Y tú lo preguntas, camarada? Punk eres tú.

domingo, 8 de diciembre de 2013

No hay nada, salvo tú y yo



Soy la Imaginación. Soy real, y soy la mejor amiga que jamás has tenido. ¿Quién si no crees que te ha proporcionado todas estas maravillas? La ropa que llevas puesta, esta habitación, esta casa, esta ciudad en la que te encuentras. Todo eso fue concebido en la imaginación de la humanidad. Vuestras vidas, vuestras personalidades, todo vuestro mundo es producto de la... Imaginación. Las guerras y los romances, las obras maestras y las máquinas. Además, aquí no hay nada más que una extraña acumulación de aminoácidos que fingen ser algo maravillosamente bien. No hay nada, salvo tú y yo.

martes, 3 de diciembre de 2013

¿Por qué escribir?

Un ensayo breve recopilando 5 motivos para escribir que hice hace un par de añitos. Me pone nostálgico rescatar cosas de éstas.

-Sentido: Para dar sentido a las cosas. Porque en mundo lleno de injusticias y cosas inexplicables, de elementos que van a la deriva, al final el único ancla son las historias. Es la única perspectiva desde la cual todo puede cobrar sentido: hay historias sin final, y hay historias que terminan mal, pero todo son historias al fin y al cabo.

-Cambio: Porque la escritura posee realmente el poder de cambiar las cosas. ¿Quién se imagina el mundo a día de hoy si no hubieran sido escritas la Biblia, el Corán o el Manifiesto del Partido Comunista? Se puede pensar que a día de hoy la sociedad es mucho más difícil de cambiar que antaño, pero no es imposible. A menor escala, ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, ha producido un movimiento social bastante grande, que puede intervenir en el curso de la política.

-Entretenimiento: Por pura diversión, por la satisfacción de escribir, pasar el rato, ver como va quedando, volver atrás y corregir, pensar nuevas ideas y expresarlas.

-Terapia: Porque la hoja en blanco siempre te comprende, y las palabras vertidas sobre ella son como lágrimas que van purgando el dolor poco a poco.

-Inmortalidad: Suena vanidoso, desde luego. Recuerdo que era pequeño cuando supe de una tumba, creo que de uno de los primeros cristianos, en cuya inscripción rezaba que alcanzaría la inmortalidad mediante las palabras. Como señala Carlos Ruiz Zafón, sólo se puede conocer de verdad a un escritor leyendo lo que escribe; yo añadiría que si es lo bastante bueno toda su personalidad básica puede estar integrada en la escritura. Podemos conocer a los grandes escritores muertos leyéndolos; cada vez que lo hacemos, resucitan.

jueves, 28 de noviembre de 2013

El Estado, por F. Engels

Hoy hace 193 años que nació Friedrich Engels, así que es un momento muy bonito para poner su explicación sobre el Estado, que siempre me ha gustado.



El Estado no es, en modo alguno, un Poder impuesto desde fuera a la sociedad; ni es tampoco 'la realidad de la idea moral', 'la imagen y la realidad de la razón', como afirma Hegel. El Estado es, más bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo; es la confesión de que esta sociedad se ha enredado con sigo misma en una contradicción insoluble, se ha dividido en antagonismos irreconciliables, que ella es impotente para conjurar. Y para que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no devoren a la sociedad en una lucha estéril, para eso hízose necesario un Poder situado, aparentemente, por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el conflicto, a mantenerlo dentro de los límites del 'orden'. Y este Poder, que brota de la sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella, es el Estado

[...]

Como el Estado nació de la necesidad de tener a raya los antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo, nació en medio del conflicto de estas clases, el Estado lo es, por regla general, de la clase más poderosa, de la clase económicamente dominante, que con ayuda de él se convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo así nuevos medios para la represión y explotación de la clase oprimida. . . No fueron sólo el Estado antiguo y el Estado feudal órganos de explotación de los esclavos y de los campesinos siervos y vasallos: también el moderno Estado representativo es instrumento de explotación del trabajo asalariado por el capital. Sin embargo, excepcionalmente, hay períodos en que las clases en pugna se equilibran hasta tal punto, que el Poder del Estado adquiere momentáneamente, como aparente mediador, una cierta independencia respecto a ambas.

[...]


Por tanto, el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni del Poder estatal. Al llegar a una determinada fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo que el Estado se convirtiese en una necesidad. Ahora nos acercamos con paso veloz a una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte en un obstáculo directo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases, desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre e igual de productores, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antiguedades, junto a la rueca y al hacha de bronce.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Micropoema en prosa

Extrañamente, el dolor del pasado se disfumina y se desvanece; los buenos recuerdos, los lugares, la gente a la que ya no veo, aún se yerguen altivos, como anclas para la nave de la nostalgia que se niega a zarpar de mi consciencia.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Citas de Frank Zappa


Si tienes una vida aburrida y mediocre es por haber escuchado a tu mami, a tu papi, a tus profesores, a los curas o a algún tipo en la televisión diciéndote cómo hacer las cosas ¡Así que te lo mereces!

¡CUIDADO! Este álbum contiene material que una sociedad verdaderamente libre nunca temería ni suprimiría. El lenguaje y conceptos contenidos aquí garantizan no causar tormento en el sitio donde el tío de los cuernos y tridente lleva sus asuntos. Esta garantía es tan real como el de los fundamentalistas que atacan la música rock en su vano intento de transformar América en una nación de estúpidos (en el nombre de Jesucristo). Si hay un infierno, sus llamas les esperan a ellos, no a nosotros.

La sociedad paga para tener un sistema educativo de mierda, porque mientras mas idiotas salgan, más fácil de venderles algo es, hacerlos dóciles consumidores, o empleaduchos. Graduados con sus títulos y nada en sus cabezas, que creen saber algo, pero no saben nada.

El comunismo no funciona porque a la gente le encanta poseer porquerías.

El maquillaje no cuenta, más vale mejorar tu mente.

La estupidez tiene un cierto encanto del que la ignorancia carece.


Recuerda que la información no es conocimiento. El conocimiento no es sabiduría. La sabiduría no es verdad. La verdad no es la belleza. La belleza no es el amor. El amor no es la música. La música... la música es lo mejor.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La Mente

Sola, la Mente repasa sus recuerdos; pues, al fin y al cabo, no tiene sentidos –ni los necesita- y no puede hacer otra cosa que pensar.

A su alrededor sólo hay vacío, excepto quizá por alguna partícula aislada, pero es irrelevante. El Big Freeze ha llegado. La entropía ha alcanzado su punto máximo, y el Universo entero ha fallecido por una muerte térmica. La energía está distribuida de forma uniforme por todo el infinito, de manera que nunca hay una fluctuación lo bastante grande como para permitir cualquier tipo de trabajo, ni tan siquiera para permitir la existencia de la materia como tal. Sin embargo, la Mente sobrevive.

El Big Freeze no ha sido una sorpresa, desde luego. Los científicos lo vieron venir hacía incontables millones de años. Sencillamente, todo dependía de la gravedad: si ésta podía volver a juntar todas las partículas del Universo, seguramente volverían a condensarse en un único punto y, tal vez, volvería a haber un Big Bang; pero si la gravedad no era lo bastante fuerte… y no lo fue.

Por supuesto, en aquel momento no parecía haber modo de evitarlo… algunos hablaron de seres compuestos por partículas, pero aquello era pura ficción. ¿Cómo se iba a conseguir?

Y un día, alguien tuvo una idea. Entrelazamiento cuántico. De esta forma, con información transmitiéndose instantáneamente de un lugar a otro, daba igual que el Universo se expandiera hasta el infinito: podría haber seres que siempre sobrevivirían.

Se le dio muchas vueltas a la idea. ¿Había que crear una civilización de seres así? Los últimos avances en genética permitían diseñar la vida desde cero, pero diseñar ADN usando sólo determinadas partículas parecía realmente complicado.

Por tanto, la solución sería crearme a mí. La Mente. Un ordenador cuántico que pudiera transmitir información entre sus partículas independientemente del espacio y el tiempo.

La ciencia informática y la neurológica –pues al fin y al cabo tenía que ser capaz de pensar- estaban lo bastante avanzadas como para empezar. Pero crear una mente desde cero implicaba tener que interconectar las partículas una a una. Era un trabajo de miles de millones de años.

Las subvenciones cubrieron buena parte de los gastos, pero hubo muchas donaciones. Especialmente, actores o músicos millonarios que tenían interés en que sus obras perduraran para siempre. A esto se le añadió otra ventaja: las donaciones de particulares eran compensadas con un pequeño hueco en la Mente. De esta forma, cualquiera podía alcanzar la inmortalidad –en cierto sentido- a cambio de una suma de dinero.

Hubo que cambiar el proyecto de planeta muchas veces, conforme los soles en torno a los que orbitaban iban muriendo; pero predecirlo siempre era fácil, y contaban con milenios de ventaja en cada ocasión.

Todos fueron cayendo, uno a uno. La tecnología estaba cada vez más avanzada y había sistemas que aprovechaban la energía y la materia de formas que millones de años antes eran impensables, pero eso sólo consiguió retrasar el crecimiento de la entropía. El Universo era cada vez más grande, más frío y más oscuro.


Al fin, la Mente estuvo lista. Los últimos supervivientes murieron sabiendo que lo habían conseguido. Ya no quedaba nada más en el Universo; sólo la Mente, recordando eternamente trillones de vidas, de historias, de canciones y de poemas.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Discordia

Sacado del Principia Discordia.

“Habéis construido para vosotros armaduras psíquicas, os habéis fortificado en ellas, vuestra vista está restringida, vuestros movimientos son torpes y dolorosos, vuestra piel está amoratada, y vuestro espíritu asado al sol.
Soy caos. Soy la substancia de la que vuestros artistas y científicos construyen ritmos. Soy el espíritu con el que vuestros hijos y payasos ríen en feliz anarquía. Soy caos. Estoy viva, y os digo que sois libres.”

-Eris, en su aparición ante Malaclypse el Joven y Omar Ravenhurst.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Microrrelato punk: El premio

Empiezo una serie de microrrelatos que iré publicando cada cierto tiempo. Tratan de varios temas, y los he englobado bajo el título de microrrelatos punk. Creo que lo único que tendrán en común son las que me parecen las 3 características del punk: cagarse en todo, tono sarcástico y un estilo sencillo que podría usar cualquiera.

Érase una vez un grupo de matones. Estos chicos pasaban buena parte de su tiempo pegando a los niños más pequeños, casi siempre para robarles el almuerzo, a veces por diversión, ¿o quién sabe por qué? Los niños son así. A veces también se pegaban entre ellos –la mayoría de las veces, por supuesto, la pelea se iniciaba con una discusión sobre quién se quedaba el almuerzo de cada niño más débil-.

Un buen día, los matones decidieron hacer las paces entre ellos. No se pelearían nunca y, además, podrían unir sus fuerzas para ir todos juntos a por los niños más pequeños y robarles más y mejor, y darles palizas más fuertes aún.

Una profesora, que lo vio todo, decidió que era maravilloso que ya no se peleasen entre ellos aunque diesen palizas a los débiles, así que les dio un premio muy importante por portarse tan bien y ser tan buenos.


Y ésta es la historia de cómo la Unión Europea ganó el Premio Nobel de la Paz. Otro día pasaremos a Obama.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Tripas (Chuck Palahniuk)

Un relato corto de Chuck Palahniuk que usó para promocionar su libro Fantasmas y que siempre me ha encantado. Brutal. Si sois sensibles, absteneros.

Tomen aire.

Tomen tanto aire como puedan. Esta historia debería durar el tiempo que logren retener el aliento, y después un poco más. Así que escuchen tan rápido como les sea posible.

Cuando tenía trece años, un amigo mío escuchó hablar del “pegging”. Esto es cuando a un tipo le meten un pito por el culo. Si se estimula la próstata lo suficientemente fuerte, el rumor dice que se logran explosivos orgasmos sin manos. A esa edad, este amigo es un pequeño maníaco sexual. Siempre está buscando una manera mejor de estar al palo. Se va a comprar una zanahoria y un poco de jalea para llevar a cabo una pequeña investigación personal. Después se imagina cómo se va a ver la situación en la caja del supermercado, la zanahoria solitaria y la jalea moviéndose sobre la cinta de goma. Todos los empleados en fila, observando. Todos viendo la gran noche que ha planeado.

Entonces mi amigo compra leche y huevos y azúcar y una zanahoria, todos los ingredientes para una tarta de zanahorias. Y vaselina.

Como si se fuera a casa a meterse una tarta de zanahorias por el culo.

En casa, talla la zanahoria hasta convertirla en una contundente herramienta. La unta con grasa y se la mete en el culo. Entonces, nada. Ningún orgasmo. Nada pasa, salvo que duele.

Entonces la madre del chico grita que es hora de la cena. Le dice que baje inmediatamente.

Él se saca la zanahoria y entierra esa cosa resbaladiza y mugrienta entre la ropa sucia debajo de su cama.
Después de la cena va a buscar la zanahoria, pero ya no está allí. Mientras cenaba, su madre juntó toda la ropa sucia para lavarla. De ninguna manera podía encontrar la zanahoria, cuidadosamente tallada con un cuchillo de su cocina, todavía brillante de lubricante y apestosa.

Mi amigo espera meses bajo una nube oscura, esperando que sus padres lo confronten. Y nunca lo hacen. Nunca. Incluso ahora, que ha crecido, esa zanahoria invisible cuelga sobre cada cena de Navidad, cada fiesta de cumpleaños. Cada búsqueda de huevos de Pascua con sus hijos, los nietos de sus padres, esa zanahoria fantasma se cierne sobre ellos. Ese algo demasiado espantoso para ser nombrado.

Los franceses tienen una frase: “ingenio de escalera”. En francés, esprit de l’escalier. Se refiere a ese momento en que uno encuentra la respuesta, pero es demasiado tarde. Digamos que usted está en una fiesta y alguien lo insulta. Bajo presión, con todos mirando, usted dice algo tonto. Pero cuando se va de la fiesta, cuando baja la escalera, entonces, la magia. A usted se le ocurre la frase perfecta que debería haber dicho. La perfecta réplica humillante. Ese es el espíritu de la escalera.

El problema es que los franceses no tienen una definición para las cosas estúpidas que uno realmente dice cuando está bajo presión. Esas cosas estúpidas y desesperadas que uno en verdad piensa o hace.
Algunas bajezas no tienen nombre. De algunas bajezas ni siquiera se puede hablar.

Mirando atrás, muchos psiquiatras expertos en jóvenes y psicopedagogos ahora dicen que el último pico en la ola de suicidios adolescentes era de chicos que trataban de asfixiarse mientras se masturbaban. Sus padres los encontraban, una toalla alrededor del cuello, atada al ropero de la habitación, el chico muerto. Esperma por todas partes. Por supuesto, los padres limpiaban todo. Le ponían pantalones al chico. Hacían que se viera... mejor. Intencional, al menos. Un típico triste suicidio adolescente.

Otro amigo mío, un chico de la escuela con su hermano mayor en la Marina, contaba que los tipos en Medio Oriente se masturban distinto a como lo hacemos nosotros. Su hermano estaba estacionado en un país de camellos donde los mercados públicos venden lo que podrían ser elegantes cortapapeles. Cada herramienta es una delgada vara de plata lustrada o latón, quizá tan larga como una mano, con una gran punta, a veces una gran bola de metal o el tipo de mango refinado que se puede encontrar en una espada. Este hermano en la Marina decía que los árabes se ponen al palo y después se insertan esta vara de metal dentro de todo el largo de su erección. Y se masturban con la vara adentro, y eso hace que masturbarse sea mucho mejor. Más intenso.

Es el tipo de hermano mayor que viaja por el mundo y manda a casa dichos franceses, dichos rusos, útiles sugerencias para masturbarse. Después de esto, un día el hermano menor falta a la escuela. Esa noche llama para pedirme que le lleve los deberes de las próximas semanas. Porque está en el hospital.

Tiene que compartir la habitación con viejos que se atienden por sus tripas. Dice que todos tienen que compartir la misma televisión. Su única privacidad es una cortina. Sus padres no lo visitan. Por teléfono, dice que sus padres ahora mismo podrían matar al hermano mayor que está en la Marina.

También dice que el día anterior estaba un poco drogado. En casa, en su habitación, estaba tirado en la cama, con una vela encendida y hojeando revistas porno, preparado para masturbarse. Todo esto después de escuchar la historia del hermano en la Marina. Esa referencia útil acerca de cómo se masturban los árabes. El chico mira alrededor para encontrar algo que podría ayudarlo. Un bolígrafo es demasiado grande. Un lápiz, demasiado grande y duro. Pero cuando la punta de la vela gotea, se logra una delgada y suave arista de cera. La frota y la moldea entre las palmas de sus manos. Larga y suave y delgada.

Drogado y caliente, se la introduce dentro, más y más profundo en la uretra. Con un gran resto de cera todavía asomándose, se pone a trabajar.

Aun ahora, dice que los árabes son muy astutos. Que reinventaron por completo la masturbación. Acostado en la cama, la cosa se pone tan buena que el chico no puede controlar el camino de la cera. Está a punto de lograrlo cuando la cera ya no se asoma fuera de su erección.

La delgada vara de cera se ha quedado dentro. Por completo. Tan adentro que no puede sentir su presencia en la uretra.

Desde abajo, su madre grita que es hora de la cena. Dice que tiene que bajar de inmediato. El chico de la cera y el chico de la zanahoria son personas diferentes, pero tienen vidas muy parecidas.

Después de la cena, al chico le empiezan a doler las tripas. Es cera, así que se imagina que se derretirá adentro y la meará. Ahora le duele la espalda. Los riñones. No puede pararse derecho.

El chico está hablando por teléfono desde su cama de hospital, y de fondo se pueden escuchar campanadas y gente gritando. Programas de juegos en televisión.

Las radiografías muestran la verdad, algo largo y delgado, doblado dentro de su vejiga. Esta larga y delgada V dentro suyo está almacenando todos los minerales de su orina. Se está poniendo más grande y dura, cubierta con cristales de calcio, golpea y desgarra las suaves paredes de su vejiga, obturando la salida de su orina. Sus riñones están trabados. Lo poco que gotea de su pene está rojo de sangre.

El chico y sus padres, toda la familia mirando las radiografías con el médico y las enfermeras parados allí, la gran V de cera brillando para que todos la vean: tiene que decir la verdad. La forma en que se masturban los árabes. Lo que le escribió su hermano en la Marina. En el teléfono, ahora, se pone a llorar.
Pagaron la operación de vejiga con el dinero ahorrado para la universidad. Un error estúpido, y ahora jamás será abogado. Meterse cosas adentro. Meterse dentro de cosas. Una vela en la pija o la cabeza en una horca, sabíamos que serían problemas grandes.

A lo que me metió en problemas a mí lo llamo “Bucear por perlas”. Esto significaba masturbarse bajo el agua, sentado en el fondo de la profunda piscina de mis padres. Respiraba hondo, con una patada me iba al fondo y me deshacía de mis shorts. Me quedaba sentado en el fondo dos, tres, cuatro minutos.
Sólo por masturbarme tenía una gran capacidad pulmonar. Si hubiera tenido una casa para mí solo, lo habría hecho durante tardes enteras.

Cuando finalmente terminaba de bombear, el esperma colgaba sobre mí en grandes gordos globos lechosos.
Después había más buceo, para recolectarla y limpiar cada resto con una toalla. Por eso se llamaba “bucear por perlas”. Aun con el cloro, me preocupaba mi hermana. O, por Dios, mi madre.

Ese solía ser mi mayor miedo en el mundo: que mi hermana adolescente virgen pensara que estaba engordando y diera a luz a un bebé de dos cabezas retardado. Las dos cabezas me mirarían a mí. A mí, el padre y el tío. Pero al final, lo que te preocupa nunca es lo que te atrapa.

La mejor parte de bucear por perlas era el tubo para el filtro de la pileta y la bomba de circulación. La mejor parte era desnudarse y sentarse allí.

Como dicen los franceses, ¿a quién no le gusta que le chupen el culo? De todos modos, en un minuto se pasa de ser un chico masturbándose a un chico que nunca será abogado.

En un minuto estoy acomodado en el fondo de la piscina, y el cielo ondula, celeste, através de un metro y medio de agua sobre mi cabeza. El mundo está silencioso salvo por el latido del corazón en mis oídos. Los shorts amarillos están alrededor de mi cuello por seguridad, por si aparece un amigo, un vecino o cualquiera preguntando por qué falté al entrenamiento de fútbol. Siento la continua chupada del tubo de la pileta, y estoy meneando mi culo blanco y flaco sobre esa sensación. Tengo aire suficiente y la pija en la mano. Mis padres se fueron a trabajar y mi hermana tiene clase de ballet. Se supone que no habrá nadie en casa durante horas.

Mi mano me lleva casi al punto de acabar, y paro. Nado hacia la superficie para tomar aire. Vuelvo a bajar y me siento en el fondo. Hago esto una y otra vez.

Debe ser por esto que las chicas quieren sentarse sobre tu cara. La succión es como una descarga que nunca se detiene. Con la pija dura, mientras me chupan el culo, no necesito aire. El corazón late en los oídos, me quedo abajo hasta que brillantes estrellas de luz se deslizan alrededor de mis ojos. Mis piernas estiradas, la parte de atrás de las rodillas rozando fuerte el fondo de concreto. Los dedos de los pies se vuelven azules, los dedos de los pies y las manos arrugados por estar tanto tiempo en el agua.

Y después dejo que suceda. Los grandes globos blancos se sueltan. Las perlas. Entonces necesito aire. Pero cuando intento dar una patada para elevarme, no puedo. No puedo sacar los pies. Mi culo está atrapado.

Los paramédicos de emergencias dirán que cada año cerca de 150 personas se quedan atascadas de este modo, chupadas por la bomba de circulación. Queda atrapado el pelo largo, o el culo, y se ahoga. Cada año, cantidad de gente se ahoga. La mayoría en Florida.

Sólo que la gente no habla del tema. Ni siquiera los franceses hablan acerca de todo. Con una rodilla arriba y un pie debajo de mi cuerpo, logro medio incorporarme cuando siento el tirón en mi culo. Con el pie pateo el fondo. Me estoy liberando pero al no tocar el concreto tampoco llego al aire. Todavía pateando bajo el agua, revoleando los brazos, estoy a medio camino de la superficie pero no llego más arriba. Los latidos en mi cabeza son fuertes y rápidos.

Con chispas de luz brillante cruzando ante mis ojos me doy vuelta para mirar... pero no tiene sentido. Esta soga gruesa, una especie de serpiente azul blancuzca trenzada con venas, ha salido del desagüe y está agarrada a mi culo. Algunas de las venas gotean rojo, sangre roja que parece negra bajo el agua y se desprende de pequeños rasguños en la pálida piel de la serpiente. La sangre se disemina, desaparece en el agua, y bajo la piel delgada azul blancuzca de la serpiente se pueden ver restos de una comida a medio digerir.

Esa es la única forma en que tiene sentido. Algún horrible monstruo marino, una serpiente del mar, algo que nunca vio la luz del día, se ha estado escondido en el oscuro fondo del desagüe de la pileta, y quiere comerme.

Así que la pateo, pateo su piel resbalosa y gomosa y llena de venas, pero cada vez sale más del desagüe. Ahora quizá sea tan larga como mi pierna, pero aún me retiene el culo. Con otra patada estoy a unos dos centímetros de lograr tomar aire. Todavía sintiendo que la serpiente tira de mi culo, estoy a un centímetro de escapar.

Dentro de la serpiente se pueden ver granos de maíz y maníes. Se puede ver una brillante bola anaranjada. Es la vitamina para caballos que mi padre me hace tomar para que gane peso. Para que consiga una beca gracias al fútbol. Con hierro extra y ácidos grasos omega tres. Ver esa pastilla me salva la vida.
No es una serpiente. Es mi largo intestino, mi colon, arrancado de mi cuerpo. Lo que los doctores llaman prolapso. Mis tripas chupadas por el desagüe.

Los paramédicos dirán que una bomba de agua de piscina larga 360 litros de agua por minuto. Eso son unos 200 kilos de presión. El gran problema es que por dentro estamos interconectados. Nuestro culo es sólo la parte final de nuestra boca. Si me suelto, la bomba sigue trabajando, desenredando mis entrañas hasta llegar a mi boca. Imaginen cagar 200 kilos de mierda y podrán apreciar cómo eso puede destrozarte.

Lo que puedo decir es que las entrañas no sienten mucho dolor. No de la misma manera que duele la piel.

Los doctores llaman materia fecal a lo que uno digiere. Más arriba es chyme, bolsones de una mugre delgada y corrediza decorada con maíz, maníes y arvejas.

Eso es la sopa de sangre y maíz, mierda y esperma y maníes que flota a mi alrededor. Aún con mis tripas saliendo del culo, conmigo sosteniendo lo que queda, aún entonces mi prioridad era volver a ponerme el short. Dios no permita que mis padres me vean la pija.

Una de mis manos está apretada en un puño alrededor de mi culo, la otra arranca el short amarillo del cuello. Pero ponérmelos es imposible.

Si quieren saber cómo se sienten los intestinos, compren uno de esos condones de piel de cabra. Saquen y desenrrollen uno. Llénenlo con mantequilla de maní, cúbranlo con lubricante y sosténganlo bajo el agua. Después traten de rasgarlo. Traten de abrirlo en dos. Es demasiado duro y gomoso. Es tan resbaladizo que no se puede sostener. Un condón de piel de cabra, eso es un intestino común.

Ven contra lo que estoy luchando.

Si me dejo ir por un segundo, me destripo.

Si nado hacia la superficie para buscar una bocanada de aire, me destripo.

Si no nado, me ahogo.

Es una decisión entre morir ya mismo o dentro de un minuto. Lo que mis padres encontrarán cuando vuelvan del trabajo es un gran feto desnudo, acurrucado sobre sí mismo. Flotando en el agua sucia de la piscina del patio. Sostenido por atrás por una gruesa cuerda de venas y tripas retorcidas. El opuesto de un adolescente que se ahorca cuando se masturba. Este es el bebé que trajeron del hospital trece años atrás. Este es el chico para el que deseaban una beca deportiva y un título universitario. El que los cuidaría cuando fueran viejos. Aquí está el que encarnaba todas sus esperanzas y sueños. Flotando, desnudo y muerto. Todo alrededor, grandes lechosas perlas de esperma desperdiciada.

Eso, o mis padres me encontrarán envuelto en una toalla ensangrentada, desmayado a medio camino entre la piscina y el teléfono de la cocina, mis desgarradas entrañas todavía colgando de la pierna de mis shorts amarillos. Algo de lo que ni los franceses hablarían.

Ese hermano mayor en la Marina nos enseñó otra buena frase. Rusa. Cuando nosotros decimos: “Necesito eso como necesito un agujero en la cabeza”, los rusos dicen: “Necesito eso como necesito un diente en el culo”. Mne eto nado kak zuby v zadnitse. Esas historias sobre cómo los animales capturados por una trampa se mastican su propia pierna; cualquier coyote puede decir que un par de mordiscos son mucho mejores que morir.

Mierda... aunque seas ruso, algún día podrías querer esos dientes. De otra manera, lo que tienes que hacer es retorcerte, dar vueltas. Enganchar un codo detrás de la rodilla y tirar de esa pierna hasta la cara. Morder tu propio culo. Uno se queda sin aire y mordería cualquier cosa con tal de volver a respirar.

No es algo que te gustaría contarle a una chica en la primera cita. No si quieres besarla antes de ir a dormir. Si les cuento qué gusto tenía, nunca nunca volverían a comer calamares.

Es difícil decir qué les disgustó más a mis padres: cómo me metí en el problema o cómo me salvé. Después del hospital, mi madre dijo: “No sabías lo que hacías, amor. Estabas en shock”. Y aprendió a cocinar huevos pasados por agua.

Toda esa gente asqueada o que me tiene lástima... la necesito como necesito dientes en el culo.

Hoy en día, la gente me dice que soy demasiado delgado. En las cenas, la gente se queda silenciosa o se enoja cuando no como la carne asada que prepararon. La carne asada me mata. El jamón cocido. Todo lo que se queda en mis entrañas durante más de un par de horas sale siendo todavía comida. Chauchas o atún en lata, me levanto y me los encuentro allí en el inodoro.

Después de sufrir una disección radical de los intestinos, la carne no se digiere muy bien. La mayoría de la gente tiene un metro y medio de intestino grueso. Yo tengo la suerte de conservar mis quince centímetros.

Así que nunca obtuve una beca deportiva, ni un título. Mis dos amigos, el chico de la cera y el de la zanahoria, crecieron, se pusieron grandotes, pero yo nunca llegué a pesar un kilo más de lo que pesaba cuando tenía trece años. Otro gran problema es que mis padres pagaron un montón de dinero por esa piscina. Al final mi padre le dijo al tipo de la piscina que fue el perro. El perro de la familia se cayó al agua y se ahogó. El cuerpo muerto quedó atrapado en el desagüe. Aun cuando el tipo que vino a arreglar la piscina abrío el filtro y sacó un tubo gomoso, un aguachento resto de intestino con una gran píldora naranja de vitaminas aún dentro, mi padre sólo dijo: “Ese maldito perro estaba loco”. Desde la ventana de mi pieza en el primer piso podía escuchar a mi papá decir: “No se podía confiar un segundo en ese perro...”.

Después mi hermana tuvo un atraso en su período menstrual.

Aun cuando cambiaron el agua de la pileta, aun después de que vendieron la casa y nos mudamos a otro estado, aun después del aborto de mi hermana, ni siquiera entonces mis padres volvieron a mencionarlo.

Esa es nuestra zanahoria invisible.

Ustedes, tomen aire ahora.


Yo todavía no lo hice.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El hijo rebelde

Otra historia vieja que me apetecía recuperar.

—Mamá, tengo algo que decirte.

La madre dejó de revolver la cazuela y arqueó una ceja, al tiempo que lanzaba una mirada inquisitiva que pretendía debilitar las defensas de su hijo. No parecía conseguirlo del todo. El hijo mostraba esa expresión avergonzada y culpable, pero dispuesta a discutir y defender su posición, si esto fuera necesario para evadir algún tipo de castigo.

—Tengo novia—continuó el hijo.

Las palabras cayeron como un jarro de agua fría sobre su progenitora. Durante unos segundos, se produjo un silencio incómodo.

—Tienes… novia.
—Sí, eso es.

La madre no sabía muy bien qué gesto poner. Su ceño se frunció bajo el pañuelo que sujetaba su ornamentado pelo, del cual caía una cascada de trenzas, rastas y mechas hacia atrás.

—A ver si lo entiendo. O sea, que tienes novia, tú eres su novio y… ¿cómo va la cosa? ¿Quién es propiedad de quién?
—Mamá, no empieces…
—No, explícamelo. ¿Hay uno de los dos que prohibe al otro tener amigos del sexo opuesto, u os lo estáis prohibiendo mutuamente?
—¡Mamá!
—Eso es que tú eres de su propiedad, ¿no? Bueno, suele ser al revés, pero para el caso…
—¡Las cosas no son así!
—¿Ah, no? ¿Y cuánto tiempo va a pasar antes de qué te diga qué debes hacer o qué ropa te tienes que poner? Aunque eso igual sería hasta una mejora…

El hijo echó un vistazo a su ropa; pantalón de pana, polo y zapatillas de marca.

—¡Ya tengo edad para decidir cómo quiero vestirme! ¡Si ni siquiera me compras tú la ropa, la he tenido que comprar yo con mi dinero!
—¡El dinero de tu paga, dirás!

La discusión fue interrumpida bruscamente cuando una puerta se abrió. Unos pasos se oyeron a lo largo del pasillo hasta que el padre entró en la estancia. Era un hombre de poco más de 40 años, con ropa bastante desgastada, pelo largo y barba, varios pendientes colgando de las ya maltrechas orejas y un pañuelo palestino alrededor del cuello.

—Bueeeenos días—dijo.

Hubo un breve momento de tensión, mientras la madre y el hijo intentaban buscar la reacción más adecuada ante alguien que no había estado presente en la discusión.

—He vendido 200 gramos de la de interior—dijo el padre mientras salía al balcón a descalzarse—. Con esto tiraremos bien unas semanas. Igual hasta podríamos ir a comer al bar de Jon algún día, ¿qué os parece?
—Que mamá y tú deberíais volver a encontrar un trabajo de verdad.
—Eh, eh, eh, a ver, calma, ¿qué pasa?
—Que se ha levantado con mal pie y lo tiene que pagar con nosotros—respondió al instante la madre.
—¿Mal pie? ¡Me había levantado de muy buen humor hasta que tú has empezado a meterte con mi novia!
—¿Tienes novia?—preguntó el padre, confundido.

El hijo entró en cólera.

—¡No hacéis más que decirme lo que debo hacer y lo que no!
—Hijo, sólo queremos lo mejor para ti…—respondió la madre, suavizando el tono.
—¿Lo mejor para mí? ¡Si estáis todo el día tocándome los cojones!
—¡Esa boca!—le reprendió el padre, mientras el hijo salía de la cocina.
—¡Dejadme en paz! ¡Me voy al club de golf con mis amigos!
—¡Si te viera ahora tu abuelo se moría del disgusto!—gritó la madre, la voz quebrada por el llanto—¡A tu edad él estaba tirando piedras a los antidisturbios para conseguirnos un futuro mejor!
—¡Sí, claro, pero nunca me dio la paga! Bah… ¡A la mierda! ¡Me voy!


Hubo un portazo y los padres quedaron de pie en el recibidor, preguntándose que habrían hecho mal.

sábado, 2 de noviembre de 2013

La normalidad, por Robert Anton Wilson



A menos que seas un desnutrido e iletrado asiático con exactamente 1,04 vaginas y 0,96 pares de testículos, viviendo en una casa precaria, no eres normal: eres anormal, subnormal, supernormal, paranormal o cualquier otra variedad de normal.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Sueño de vapor y engranajes



Hice un relato de steampunk para la revista MiNatura, intentando captar todos los tópicos del género. Se publicó en el número 116, aunque no quedé del todo satisfecho por el límite de palabras. Así es como me habría gustado escribirlo, añadiendo unas pocas frases más para describir mejor todo.

Estoy solo, desnudo, perdido en la inmensidad de un vacío, y oigo el ruido de los fuelles y del vapor junto a mí. Después viajo, caigo por un enorme agujero… ¿Estoy soñando? Sí, esto no es real, es un sueño…

No, esto sí es real. Recuerdo esto. Los dirigibles irguiéndose en el cielo como enormes gigantes, y sacar mi reloj del bolsillo para comprobar la hora. Fue mi primer día de universidad, llevaba un traje muy elegante y un sombrero de copa que, ahora que lo pienso, no me quedaba muy bien; pero quería dar buena imagen.

Los profesores eran agradables; en este primer día conocí a sir Smith, con su sempiterna pipa en los labios… juntos hicimos la tesis doctoral y nos graduamos. Pero esto ha pasado ya… ¿Lo estoy recordando? ¿Dónde estoy?

Caigo entre enormes engranajes y un tremendo tic-tac resuena por todo lo que es. Unas válvulas se abren y se cierran, liberando grandes chorros de vapor, y una aguja marca el volumen expelido.

Otra escena de mi vida. Estoy en mi noche de bodas, y mi esposa se desnuda ante mí. Nos tumbamos y nos movemos, como si fuéramos enormes fuelles, al son de los chorros de vapor. Mi pistón destroza su flor, en un movimiento continuo y binario.

Vuelvo a flotar en el vacío, y caigo sobre la superficie de un reloj. La aguja avanza muy rápido; mi tiempo se acaba, ¿por qué? ¿Qué es esta pesadilla?

Ahora estoy apoyado en el autómata que hacía de criado, el cobre de su superficie brillando ante la luz de la hoguera. Mi esposa acaba de morir de cáncer; todo lo que tenía se ha ido.

Y lo peor es que no puedo quitarme de la cabeza el sentimiento de que es culpa mía, mía y de ingenieros como yo. Trabajando en la industria pesada, consumiendo cantidades ingentes de carbón, alimentando las colosales fábricas rodeando cada ciudad… Si los médicos tienen razón, el incremento del cáncer es culpa nuestra. La muerte de la persona que más amaba es culpa mía.

Ahora me enfrascaré en mi investigación sobre qué fuerzas producen la vida, sobre cómo crear nuevas energías… la electricidad, en un intento por arreglar todo… Oh, ya lo entiendo.

Yazco moribundo en el suelo de mi mansión. La electricidad… había alguien a quien no le convenía que mis descubrimientos fueran puestos en práctica, no si quería ganar dinero con el vapor. Me han envenanado. Envenenado por mi propio amigo.

Caigo por un vacío infinito y los engranajes me aplastan, el cobre se tiñe de sangre. Vacío. Nada.

sábado, 26 de octubre de 2013

Niveles de la experiencia psicodélica

Lo mismo a alguien le resulta útil y todo.



Nivel 1: Este nivel produce un efecto de alguna potenciación visual (colores más brillantes) y sonidos musicales más "anchos" o más punzantes a los oídos. Este nivel puede alcanzarse por medio de una dosis normal de marihuana o una dosis muy pequeña de una droga psicodélica como la psilocibina.

Nivel 2: Colores brillantes; visualizaciones (objetos que parecen moverse o respirar), formas geométricas que se hacen visibles cuando se cierran los ojos. Aparente aumento del campo visual. Pensamientos confusos, cíclicos o de reminiscencia. Cambios en la memoria a corto plazo, pensamientos que distraen continuamente. La necesidad de ver "normal" la realidad se hace menor, la urgencia por irse más allá de lo usual se hace mayor. Este nivel se puede alcanzar con una dosis pequeña de psilocibina o LSD o una grande de marihuana.

Nivel 3 :Efectos visuales muy obvios, todo se comienza a ver curvado y patrones caleidoscópicos o fractales se pueden ver en las paredes, paisajes, caras, etc. Alucinaciones con los ojos cerrados que se hacen tridimensionales. Existe cierta confusion de los sentidos o sinestesia. Distorsiones del tiempo y "momentos de eternidad". El movimiento corporal a veces se vuelve demasiado dificultoso o necesita demasiado esfuerzo. Una dosis normal de psilocibina o una normal tirando a baja de LSD produce este efecto. También alcanzarse el nivel 3 con una dosis normal de cactus san pedro o cactus peyote.

Nivel 4: Efectos visuales fuertes como objetos que se transforman en otros objetos. El ego se disuelve o se divide: los objetos comienzan a hablar, se sienten cosas contradictorias simultáneamente. La pérdida de uno mismo puede traer un cambio en la percepción de la realidad, acompañada a veces por una impresión de lucidez pronunciada. El tiempo se distorsiona y los participantes pueden percibir una actividad que apenas dura unos minutos como si hubiera durado horas. Experiencia de "salir del cuerpo" y percepción extrasensorial. Este estado se logra con una dosis alta de psilocibina así como una dosis normal o alta de LSD, o una dosis normal tirando a alta de san pedro o peyote.


Nivel 5: Perdida total de la conexión visual con la realidad. Los sentidos cesan de funcionar en la forma normal. Pérdida total del ego. Sensación de mezclarse con el espacio u otros objetos del universo. Sensación de alcanzar el comienzo o el fin del espacio y el tiempo. La pérdida de la realidad se hace tan extrema que escapa a la explicación. Estados parecidos al sueño o a una película. La gente dice haberse sentido en algún otro lugar que el que ocupaban. Lo único que sigue funcionando a un nivel reconocible es la voz de la mente del pensamiento. Mucho de este nivel se desconoce todavía debido a que la gente que lo alcanza afirma que la experiencia es inexplicable o incomunicable. Este nivel puede alcanzarse con dosis altas de LSD o ketamina o muy altas de psilocibina o con muy altos niveles de salvia divinorum, o altísimos niveles de cactus peyote o san pedro. El DMT, se dice, lleva a gente al nivel 5 con una dosis fumada, lo que la hace una de las drogas psicodélicas más poderosas.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Huelgas estudiantiles

Llega la época de huelgas de estudiantes, lo que desde la izquierda significa salir a la calle y crucificar al alumno esquirol que acude a clase y, sobre todo, a esa abundante y muy odiada variedad de huelguista estudiantil que aprovecha para quedarse a dormir en casa o salir a hacer algo muy poco relacionado con defender sus derechos.

Aún considerando el hecho de que me alegra que entre la juventud cale la lucha por sus derechos, éste es un punto en el que nunca he estado completamente de acuerdo.

La huelga, por definición, consiste en cesar la producción para que el empresario sufra pérdidas económicas. Es un instrumento de presión a la burguesía basado en el cese de ingresos, porque se cesa la actividad de bienes o servicios a través de los cuales el empresario obtiene dinero. Y, puesto que lxs estudiantes no producimos ni bienes ni servicios, la huelga es ineficaz.

Por supuesto, se puede argumentar que la huelga tiene algún que otro efecto secundario, como forma de protesta pública, haciendo ver al Gobierno que no se está de acuerdo con sus planes. Si bien es algo que tampoco me convence, dado el monopolio que tiene la derecha de los medios de comunicación y la mala imagen –por motivos lógicos- de los sindicatos subvencionados por el Estado.

Sí, haré huelga, como he hecho siempre. Porque me parece hipócrita quejarme de que la huelga es ineficaz cuando la alternativa es no hacer nada. Pero me parece exagerado criticar a lxs que no la hacen, cuando el efecto que van a conseguir es prácticamente el mismo.

Esquiroles son los que no hacen huelga cuando la huelga puede afectar a su jefe explotador. Esquiroles son las putas ratas que trabajan y critican a lxs huelguistas. Son gusanos que se traicionan a sí mismos y a sus compañerxs a cambio de dinero… pero si la huelga efectivamente logra alguna mejora laboral pondrán la mano para recibirla, sonriendo con orgullo ante la victoria del bando al que traicionaron como si fuera la suya propia. ¿Pero un estudiante? No me parece que sea para tanto. Sin duda, se le puede acusar de falta de solidaridad, pero también lo es que yo esté aquí sentado ahora mismo en lugar de estar colaborando con Cruz Roja. No, no creo que la ausencia en una huelga estudiantil sea una traición a lxs estudiantes.


Ya puestos, como apunte complementario, me parecería interesante optar por otras medidas en lo que a estudiantes se refiere: formar a lxs compañerxs (muy, muy importante: es preocupante la falta de conciencia de clase entre jóvenes), difusión de información, escraches, etc. Y dejar las huelgas para lxs trabajadorxs, que son lxs que realmente tienen el poder de hacer daño con ellas.

sábado, 19 de octubre de 2013

La economía explicada con 2 vacas

Uno de los míticos textos que circulan por internet desde hace años.



Socialismo: Tú tienes 2 vacas y tu vecino ninguna, el estado te obliga a darle una a tu vecino.
Comunismo: Tú tienes 2 vacas, el estado te las quita y te da leche.
Fascismo: Tú tienes 2 vacas, el estado te las quita y te vende leche.
Nazismo: Tú tienes 2 vacas, el estado te las quita y te dispara a la cabeza.
Burocratismo: Tú tienes 2 vacas, el estado te pierde una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.
Capitalismo Tradicional: Tú tienes 2 vacas. Vendes una y te compras un toro. Haces más vacas. Vendes las vacas y ganas dinero. Luego te jubilas con dinero.
Capitalismo Actual: Tú tienes 2 vacas. vendes 3 a tu empresa que cotiza en bolsa mediante letras de crédito abiertas por tu cuñado en el banco. Luego ejecutas un intercambio de participación de deuda con una oferta general asociada con lo que ya tienes 4 vacas de vuelta, con exención de impuesto por 5 vacas. La leche que hacen las 6 vacas es transferida mediante intermediarios a una empresa con sede en las Islas Caimán que a su vez vende los derechos de 7 vacas a tu compañía. El informe anual afirma que tu tienes 8 vacas con opción a más. Coges tus 9 vacas y las cortas en trocitos. Luego vendes a la gente 10 vacas troceadas. Curiosamente durante todo el proceso nadie parece darse cuenta que, en realidad, tú solo tienes 2 vacas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

La paradoja del reo

Aquí va una historia que ya publiqué en su momento en Tintero & Pluma.

Una vez, en un lejano país, un reo fue arrastrado por sus verdugos de su cárcel. Había llegado el momento de la sentencia.

—Bien—dijo uno de los verdugos, con semblante serio—. Como ya sabrás, en este país la ejecución sólo puede llevarse a cabo mediante la horca o mediante la silla eléctrica. Y, como siempre, se te ofrece decir unas últimas palabras. Si lo que dices es verdad, serás ejecutado mediante la horca; si lo que dices es mentira, serás ejecutado mediante la silla eléctrica.

Una sonrisa apareció en el rostro del reo.

—Bien. Mi frase es: “¡Voy a ser ejecutado en la silla eléctrica!”

Los verdugos se miraron entre ellos, también con una sonrisa. La paradoja estaba clara: si era verdad, tendría que ser ejecutado en la horca, pero entonces sería mentira, por lo que tendría que ir a la silla eléctrica… y así hasta el infinito.

—Qué despistado soy—dijo el verdugo que había hablado—. Se me había olvidado comentarte que si decías una paradoja, la sentencia de pena de muerte sería conmutada… por una laaarga estancia en la celda más profunda del país, donde pasarás el resto de tu vida descubriendo nuestro impresionante talento con el látigo, los hierros al rojo vivo y cientos de aparatos que ya irás conociendo.


Las súplicas del reo fueron en vano.

domingo, 13 de octubre de 2013

Javat y Kamel

Como el blog está soso sin música, mejor ir poniendo una canción, o una poesía, más bien. Siempre me ha llamado la atención la prepotencia de mucha gente en la escena del rap a la hora de decir que son poetas por escribir rimas, cosa que no tiene mucho mérito en comparación a otros estilos de música. Pero creo que hay unos pocos que sí pueden considerarse poetas de verdad, y especialmente en este párrafo. A eso se le puede sumar una buena base y la facilidad para hablar de temas tan diversos como la poesía, la crítica social, la escena del rap en Zaragoza o el amor.


Silencio porque grabo, me suda el nabo
quién de esos pavos está a mi favor,
pavor cuando las clavo,
es agotador ser domador y esclavo del público,
pero soy único en esta labor, el amo,
abrid los ojos y soñar todo, va muy deprisa,
es preciosa y precisa una sonrisa en mi misa,
se levanta el vaso, me oirás cantar borracho
en tus oídos borrachos,
bebí del biberón de Cicerón y de Virgilio,
hoy soy poeta con emoción a domicilio,
escribo en el exilio voluntario
dado que siempre hay alguien que me llama para echar algo en el barrio,
Azuara tiene tiempo envasado al vacío,
disco móvil propia, inspiración en el río,
Azuara me tiene de crío, de nieto,
y a las personas mayores paciencia y respeto,
¡eh tú! el amor está en el aire y a mí me va la locura,
sampleamos el vinilo y su fritura, yo amo esta cultura,
ni una puta duda que es un lío,
cuántos mc's ahí fuera están esperando un fallo mío,
con esta presión cada rima es un palacio,
hay que escribir despacio, quiero causar sensación,
también quiero inyectarle ilusión al proyecto
y demostrar que el sonido perfecto es una anécdota
al lado del talento innato, yo aún compito,
es más yo soy el límite, le dije al micro:
'Co, estas manos que te palpan
luego irán al pan de mi mejor fan',
así que fluye, dime quién me sustituye,
dí en qué mares te zambulles
cuando yo no te lloro desde el loro,
yo doy clases de retórica en su foro
y pido un micro de platino pa mi público al mejor coro,
me rallo con cada palabra,
dicen ¡Te rallas por todo joder, te rallas por nada!,
o k, no hay silencio en una ciudad y eso es muy duro,
tan duro como vivir con este miedo al futuro,
voy a gastar mi dinero en regalos,
quiero dar vacaciones a mi ego y liberar el caos,
no guardaré ni un duro para el cementerio,
si la conciencia pide cuentas tengo un proyecto paralelo,
es un secreto, pero esta noche no sé si voy a ser discreto,
como que si esa chavala se pone a bailar
acabará bailando todo el bar, así es mi estilo
pero soy tímido y he asumido
tantos comentarios sobre mí que ya no veo nada nítido,
trae aquí ese líquido, sea lo que sea soy el don,
¿yo un ligón? non,
yo borracho de ron desde el principio
y mis mejores alegrías, cuando el Aborto
y los Bufank me aceptaban como un homeboy más
unidos por el alcohol con gas, el bombo clap,
crecidos en la escuela del ¡no podrás!,
de la plaza del Rollo y todos esos buenos
rappers que siguen haciendo de la ciudad del viento
un crudo referente, ¿sabes lo que estoy diciendo?
¿no?, pues vente, aquí es corriente
que el pavo más normal de un bar
sea el mejor MC de su barrio y quién de las chicas lo va a notar
so, sólo una bruja en una burbuja
será capaz de arriesgar, el mayor riesgo es no arriesgar,
yo ya no escribo letras ya solo pienso frases
que nunca me apetece rimar,
con el sudor de los atletas y a base de oír bases
me derramo en esta puta incontinencia verbal,
me gusta el funk, el reggae y el jazz,
pero lo único, lo único que quieren es rap,
vacilo como... en este curso
soy el futuro, el precursor del hedonismo más puro,
tengo fe en la fonética, me escuchas y me sientes,
creo que no giramos en órbitas diferentes,
ya que son patentes las fuentes de amor que generé en las gentes,
mis letras son puentes suficientes,
para abrir los puertos, las costas, las playas,
lleva nuestra cinta vayas donde vayas,
yo no siempre supe lo que hacer,
estuve herido de muerte, hoy mi dolor es fuente de placer,
me escuchan jóvenes de espíritu, hablo de tú a tú,
alguna absurda luz cegó a la juventud,
los que nos aspiran a nada ni respiran
porque no les despidan,
mientras puedan disfrutar de Zidane,
y la fórmula funciona, la tele ilusiona,
coma, drogan a la persona,
luego lo difícil es no volverse loco
porque no hay moda que cure la soledad,
yo escribo en este saco de boxeo de papel,
escribo lo que siento y lo que veo también,
que no sé criticar sin insultar también,
que yo puedo hacer que las cosas cambien,
yo solo necesito imaginar para tenerte
en un chalet en la playa de Babia que mantener
¡no es jauja!, me llaman Javat por algo,
soy el guaja de marzo, me oirás cantar borracho en tus oídos borrachos,
tarde en la noche me desplazo, buscando un regazo,
tu regazo porque encuentro tu belleza infinita
multiplicando los puntos de donde mirarte y a dónde mírate chica,
qué suerte va a ser la que haría que te sostenga mi cuerpo,
mi cuerpo es el templo de los frágiles,
si tan fácil es ser persona,
por qué a mi se me amontonan las deudas
por lo de 'lo prometido es deuda',
voy a tocar en el piano de tus costillas
sin hacerte cosquillas mi mejor pieza
jardín imaginario allí mi pez,
respirar aire puro descalzo sobre el fresco césped de tu esbeltez,
las cosas se aprenden desordenadamente,
la mente teme, la mente miente,
y ya veremos lo que hacemos con los sueños rehenes,
sé que los tienes, va, dime que vienes, va,
¿dónde está mi estilo?, ¿dónde están mis ruinas?
yo, si entro en el área me meto hasta en la cocina,
idealista más mi clientela es fina
y jóvenes de todas las edades fuman mi china,
lo que siento no es traducible,
mas mis palabras consiguen fecundar al oído sensible,
es lo que queda, y alguno me cuenta su vida,
que mi canción anestesió en parte su herida,
yo no sé quién soy ni lo pretendiera,
Ningún Tipo de Orden es mi quinto alias ¡coño! y yo soy la palmera
que se dobla pero aguanta el huracán
desde que escribimos Un Gran Plan, ¿qué coño pensaban?,
escúchame sentado con los ojos cerrados,
si tu estado normal es cansado cercano al enfado,
las cosas vendrán como nunca las habías pensado,
ahora duerme, y escribe en un papel lo que has soñado,
yo suelo hablar poco y cuando hablo hablo demasiado
y me equivoco en el 50% de mis no actos,
muchos de mis pensamientos siguen intactos,
tras los impactos... ¡NO QUIERO SUFRIR!
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