miércoles, 27 de noviembre de 2013
Micropoema en prosa
Extrañamente, el dolor del pasado se disfumina y se desvanece; los buenos recuerdos, los lugares, la gente a la que ya no veo, aún se yerguen altivos, como anclas para la nave de la nostalgia que se niega a zarpar de mi consciencia.
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