Hoy hace 193 años que nació Friedrich Engels, así que es un momento muy bonito para poner su explicación sobre el Estado, que siempre me ha gustado.
El Estado no es, en modo alguno, un Poder impuesto desde fuera a la
sociedad; ni es tampoco 'la realidad de la idea moral', 'la imagen y la
realidad de la razón', como afirma Hegel. El Estado es, más bien, un producto
de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo; es la confesión
de que esta sociedad se ha enredado con sigo misma en una contradicción
insoluble, se ha dividido en antagonismos irreconciliables, que ella es
impotente para conjurar. Y para que estos antagonismos, estas clases con
intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no devoren a la
sociedad en una lucha estéril, para eso hízose necesario un Poder situado,
aparentemente, por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el conflicto, a
mantenerlo dentro de los límites del 'orden'. Y este Poder, que brota de la
sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más
de ella, es el Estado
[...]
Como el Estado nació de la necesidad de tener a raya los antagonismos de
clase, y como, al mismo tiempo, nació en medio del conflicto de estas clases,
el Estado lo es, por regla general, de la clase más poderosa, de la clase
económicamente dominante, que con ayuda de él se convierte también en la clase
políticamente dominante, adquiriendo así nuevos medios para la represión y
explotación de la clase oprimida. . . No fueron sólo el Estado antiguo y el
Estado feudal órganos de explotación de los esclavos y de los campesinos siervos y vasallos: también el moderno Estado
representativo es instrumento de explotación del trabajo asalariado por el
capital. Sin embargo, excepcionalmente, hay períodos en que las clases en pugna
se equilibran hasta tal punto, que el Poder del Estado adquiere
momentáneamente, como aparente mediador, una cierta independencia respecto a
ambas.
[...]
Por tanto, el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se
las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni del Poder
estatal. Al llegar a una determinada fase del desarrollo económico, que estaba
ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo que
el Estado se convirtiese en una necesidad. Ahora nos acercamos con paso veloz a
una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no
sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte en un obstáculo directo
para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como
surgieron en su día. Con la desaparición de las clases, desaparecerá inevitablemente el Estado. La
sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una
asociación libre e igual de productores, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces
le ha de corresponder: al museo de antiguedades, junto a la rueca y al hacha de
bronce.
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