miércoles, 25 de marzo de 2015

Mundo

Esto la escribí hace tiempo para una revista digital, creo que no se llegó a publicar. Me interesaba meterme un poco en la poesía rollo Walt Withman, ésa tan positiva que hasta emociona leerla.


Un sol apareciendo entre nubes hechas jirones,
las estrellas formándose y explotando a través de los eones.
Una sonrisa sincera,
en la cara de un mendigo tendido en la acera.

Los arabescos de un kimono japonés,
la luna llena brillando una vez al mes.
Una jarra de cerveza en una tasca,
un chamán peruano descubriendo la ayahuasca.
Enormes ciudades y edificios que se alzan hasta el cielo,
una novia en su boda retirándose el velo.
Una cuerda de violín,
tocada por una mano experta.
Un lobo en mitad del bosque,
girándose esbelto en alerta.
El penetrante olor del pan caliente.
La herramienta más poderosa del universo: la mente.
Las profundidades insondables de los mares.
Los inmensos árboles que crecen en estos lares.
Líneas de tinta en un viejo pergamino.
Arañas tejiendo y mujeres cosiendo para hacer el tejido más fino.
En torno a un arcoiris de flores danzan las avispas.
Un martillo cae sobre el yunque y saltan chispas.
Veo las danzas y juergas de los gitanos.
Siento un copo de nieve morir en mis manos.
Macizas montañas alineadas en una sierra.
La belleza de esta Tierra.


Dedicado a Walt Withman.

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