Un artículo que escribí para Nueva Revolución.
1- Procura dormir mejor
A veces no es posible, porque tenemos muchas obligaciones; pero dormir 8 horas siempre que sea posible puede ayudar mucho a mejorar el estado de ánimo, a que estemos descansados al día siguiente y nos desempeñemos mejor y con más ganas. Durante el sueño, se generan melanina y serotonina, que nos ayudan a ser más felices.
2- Siéntete a gusto en el entorno
A menudo, el lugar de trabajo, sea una oficina u otro tipo de edificio, puede ser “personalizado” hasta cierto punto. Hay profesiones en las que esto no es así, claro, pero en la mayoría, contarás con algún tipo de escritorio o rincón propio que puedes decorar. Puedes poner fotos de tu familia, objetos que sirvan como recuerdo, que te relajen… tener un entorno en el que te sientas más a gusto ayudará a que seas feliz en el trabajo.
3- Afíliate a un sindicato
A veces, es posible que tu jefe o empleador no respete tus derechos laborales, o que se aproveche de su poder para tratarte de forma injusta. En estos casos es difícil negociar con él, pues estás en una posición de inferioridad. Una opción para salvar esa diferencia a la hora de negociar es afiliarse a un sindicato, pues la unión hace la fuerza.
4- Recupera tu plusvalía
El trabajo asalariado es básicamente un robo legalizado para beneficio del empresario. Normalmente, las ganancias que el trabajador genera a la empresa son obscenamente superiores al coste que para la empresa tiene contratar a ese trabajador –de lo que cierta parte, por supuesto, es su salario, precisamente-. Aunque probablemente nunca consigas recuperar ni una pequeña parte de tu plusvalía, al menos puedes tratar de recuperar una minúscula parte de lo que te roban: ya sea en forma de material de oficina, papel higiénico… si trabajas en un almacén es todavía más fácil, claro, y se amplía mucho la variedad de formas en que puedes tratar de recuperar esto. Eso sí, cuidado, que no es legal que lo hagas.
5- Defiéndete ante situaciones extremas
Hay veces en que hasta tu vida podría llegar a estar en peligro. Hay un lema que a veces se corea en manifestaciones o aparece en pintadas: “accidente laboral=terrorismo patronal”. A mí me parece un poco exagerado: cada año mueren muchas, muchas personas en accidentes laborales, y no creo que todos esos casos sean culpa del empresario. Creo que a veces es posible que por un despiste o un accidente totalmente fortuito que nadie podría haber evitado muera un trabajador, así que yo no me atrevería a generalizar afirmando que en el 100% de los casos la culpa sea del empresario… pero en un porcentaje bastante amplio, seguro que sí. Si sospechas que tu vida está en peligro, defiéndete como sea necesario.
6- Jornadas laborales de 4 horas
Tengo cierta esperanza de que, en un futuro, la idea de trabajar 8 horas al día, 5 días a la semana, 11 meses al año, sea vista como una salvajada, como un régimen de semiesclavitud que existía en el pasado. Hasta Aristóteles observó que la esclavitud podría erradicarse cuando las máquinas pudiesen trabajar por sí mismas: desde entonces, la automatización de las labores de producción ha crecido de una forma exponencial y brutal. La reivindicación de una jornada de 8 horas laborables que el socialismo hacía a finales del siglo XIX y a principios del XX debe quedar ya anticuada: ahora mismo, sería perfectamente viable un mundo en el que la jornada laboral fuese de 4 horas como mucho. Las máquinas se ocupan ahora de una parte de la producción que era inimaginable hace un siglo, y aumentando además el ritmo: el problema es que esto prácticamente sólo ha beneficiado a los empresarios, no a los trabajadores. Por supuesto, esta cuestión guarda estrecha relación con los salarios: ahora mismo mucha gente necesita trabajar 8 horas al día porque con lo que le pagarían si trabajara 4 no podría vivir. Entonces, como mínimo, sería necesario duplicar los salarios. Conseguir que esto pase sería un problema y parece casi imposible que esté en las manos de quien esté leyendo este artículo, pero bueno, todo el mundo podemos poner nuestro granito de arena. Desde luego, dinero hay de sobra, el problema es que está mal repartido.
7-Abolir el trabajo asalariado
Ésta es la parte más difícil con diferencia. Puede tener un poco que ver con la automatización completa del trabajo mecánico tal y como se contemplaba en el punto anterior, pero además es necesaria la socialización completa de los medios de producción: que desaparezca la figura del empresario tal y como la conocemos. Dejarían de existir la propiedad privada de los medios, como puedan ser una fábrica, una empresa o una oficina: a cada cual se le pagaría en función del cargo que desempeña. Si es gestionar, se gestiona. Los beneficios se reparten de manera proporcional o, en caso de invertirse en el desarrollo de la empresa, etc, esto se decide en una asamblea de la que forman parte todas las personas que trabajen en esa empresa. Ningún voto valdría más que otro. Ya no existen empleados ni empleadores, y la propiedad de los medios de producción se reparte entre toda persona que opere esos medios. Probablemente, esto sería una forma muy eficaz de reducir el estrés laboral.
¡Procura aplicar estos 7 consejos y, si tienes éxito, seguramente consigas ser más feliz en el trabajo!
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