miércoles, 28 de julio de 2021

Mis 10 películas favoritas de los 80

 10- La estanquera de Vallecas (1987)

Soy consciente de que esta película no es muy aclamada por la crítica; para mí, sin embargo, es una pequeña joya. Dos atracadores, una estanquera y su sobrina: una de las mejores películas que se han hecho sobre el síndrome de Estocolmo, aunque creo recordar que no se llega a usar esa expresión en todo el film. Como otras películas de Eloy de la Iglesia, es ambiciosa en cuanto a la cantidad de temáticas que pretende a abordar: al trasfondo de los cuatro personajes principales se une una galería de personajes, desde los vecinos hasta los políticos oportunistas, que sirven para configurar un retrato de distintas clases sociales a través de su reacción a la situación que presencian. Muy recomendable.

 

9- Blade Runner (1982)



Philip K. Dick murió unos meses antes de poder ver su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? adaptada a la gran pantalla. Parece ser que Ridley Scott y Harrison Ford no estuvieron en muy buena sintonía, pero eso no afecta a la calidad de la película en absoluto, y seguramente estos dos nombres ayudaron mucho a que Blade Runner sea considerada una obra maestra. El argumento es más bien simple, una persecución a androides que se han rebelado contra sus creadores, no tiene realmente muchos giros ni es elaborado. Sin embargo, la manera en la que sirve para reflexionar sobre la pregunta que daba título a la novela y muchas otras similares (¿qué es lo que nos convierte en seres conscientes? ¿Qué es lo que hace que tengamos derecho a la vida? ¿Vale la pena vivir?) convierte ese argumento sencillo en una excusa para exhibir un trasfondo que da mucho más de sí: buen ejemplo de ello es que la escena más recordada sea el monólogo final. La estética del film también ayuda mucho a que el mundo que se nos presenta se nos quede grabado y se haya convertido en un referente de la ciencia-ficción. Para mi gusto, no merece un 10 –como digo, el argumento es demasiado simple, y se estira demasiado-, pero que es muy buena y que es una de esas películas que hay que ver, pues sí.

8- El Resplandor (1980)

Quizá la mejor adaptación de una novela de Stephen King (aunque a él no le gustara, por cierto), El Resplandor tiene una esencia propia fácilmente reconocible. Puede que fuera por la presión ejercida por Stanley Kubrick durante el rodaje, que se dice que no trató precisamente bien al reparto, sobre todo a Shelley Duval, que acabó exhausta después de tener que repetir algunas escenas docenas de veces. Puede que fuera también, eso sí, por razones menos inmorales, como la excelente interpretación de Jack Nicholson, la lograda ambientación o la mítica escena del pasillo y las mellizas. Se consigue una atmósfera de terror psicológico e inquietud persistentes que pocas veces se ha logrado en el cine. Sin querer restar importancia a la crueldad de Kubrick, creo que el resultado de El Resplandor es una obra maestra.

 

7- Hombre mirando al sudeste (1986)

Empezando como curiosidad, hubo un señor que escribió una novela sospechosamente parecida a esta película. Esa novela, K-Pax, a su vez fue adaptada a cine. La película K-Pax ha terminado siendo muchísimo más conocida que Hombre mirando al sudeste, así que el argumento de este film resultará familiar a mucha gente: hay un psiquiátrico, un hombre que dice ser extraterrestre y cuyos argumentos son lo bastante creíbles que no sólo comienza a cambiar la vida de los demás pacientes, sino que empieza a generar dudas incluso en su terapeuta. Hombre mirando al sudeste no es sólo la versión original de K-Pax, eso sí: es la versión buena, la más inteligente y compleja. Aborda muchos más temas: la religión, por ejemplo. O las figuras arquetípicas del padre y la madre, y cómo lidiamos con ellas. Eliseo Subiela se convirtió en uno de mis cineastas favoritos gracias a El lado oscuro del corazón, y ésta es otra de sus obras maestras. Muy recomendable, en definitiva.

 

6- Yo, Cristina F. (1981)

Basada en una historia real y casi se podría decir que adelantada a su tiempo, esta película es una de las que mejor refleja el lado oscuro de las drogas, con lo que ello conlleva junto a ciertas circunstancias sociales: la adicción, la pobreza, el síndrome de abstinencia. No se escatima a la hora de mostrar el sufrimiento de Christiane, pero también está muy logrado el perfil conforme se desarrolla el argumento, mostrando las preocupaciones de una adolescente de forma más creíble de lo que consiguen muchas otras películas. Si hubiera que destacar alguna escena, probablemente sería la secuencia en la que corren por las calles de Berlín con Heroes, de David Bowie –que también participa en la película- como banda sonora; aunque la angustia que trasmiten las escenas del intento de desintoxicación encerrados en la habitación se quedaría cerca.

 

5- Brazil (1985)



No, no trata sobre Brasil. Esta distopía burócrata de Terry Gilliam ayudó a inspirar obras como V de Vendetta, por su toque depresivo a la vez que paródico, una ambientación muy particular y lograda. El reparto cumple bastante bien sus respectivos papeles. La banda sonora también acompaña bien, sobre todo en el final, que me encantó. Pero lo que destacaría de la película es eso, la ambientación, la manera en que transmite que no hay salida de ese universo autoritario, represivo y burocrático. La desesperación de los personajes principales casi se puede palpar.

 

4- El pico (1983)

Una de las películas más icónicas del cine quinqui. El pico probablemente basa su éxito en la actuación de José Luis Manzano y en la trama principal: la adicción a la heroína y sus consecuencias sociales, así como, en un segundo plano, el contraste entre posturas políticas completamente opuestas. Sin embargo, quizá el mayor acierto es que, fuera de estos temas principales, se abordan sin miedo ni complejos muchos otros, como el terrorismo o la homosexualidad. En ningún momento aparecen forzados, sino que encajan a la perfección y con naturalidad en la trama; dada esta cantidad de temas tratados, creo que es una película sorprendentemente ambiciosa para su escaso presupuesto. El pico no destaca por una técnica impresionante, sino por ser un retrato desgarrador de una realidad social que pocos pudieron mostrar tan acertadamente como Eloy de la Iglesia. Se dice que todo el consumo de heroína que aparece en la película fue real. Parece creíble, desde luego. Quizá esto sirva como pista de lo cruda y realista que puede llegar a ser este film.

 

3- El pico 2 (1984)

No sé cómo de frecuente es que El pico 2 parezca una película aún mejor que El pico, pero es mi caso. Incluso entiendo que haya quien pueda creer que era innecesaria una secuela, dado el final aparentemente cerrado de El pico… pero en casos así, no hay nada más realista que una secuela: por desgracia, es frecuente ver cómo lo que parece una historia ya cerrada (“se acabó, dejo la heroína”) termina volviendo a empezar mediante una recaída. Aunque con un argumento más sencillo que la primera parte, la gran virtud de ésta para tratar un amplio abanico de temas brilla aún más en la segunda, donde podemos ver tratadas la escasez de terapias de sustitución, la vida dentro de prisión, la transexualidad, las torturas, la guerra sucia; algo más meritorio aún a mediados de los años 80. Las actuaciones, aunque no muy elaboradas, vuelven a deslumbrar, gracias al papel del Pirri o a un comandante Torrecuadrada mucho más humano que en la parte anterior (enorme la escena en la cola de visitas). Hay incluso espacio para el metacine, cuando se hace una autocrítica que desafía el cuarto muro al hablar de cómo las películas mostrarán a algunos guardias civiles corruptos pero no se atreverán a denunciar a todo el cuerpo en su conjunto. El final en Neguri –en realidad, yo diría que grabado a pocos cientos de metros de los límites de Neguri, en la avenida Zugazarte en Las Arenas- con ese gran giro irónico situado pocos años después, supone un broche de oro perfecto. Sé que el cine quinqui no suele estar muy bien valorado. Para mí, El pico 2 es una obra maestra.

 

2- La chaqueta metálica (1987)



Para mí, uno de los mayores exponentes del cine bélico, una obra maestra de Stanley Kubrick. Y está lo suficientemente bien valorada por toda la crítica como para no tener que convenceros. Muestra con gran acierto la crudeza de la guerra de Vietnam, tanto en el entrenamiento con el inolvidable sargento Hartman –que ha calado bien hondo en la cultura popular- como en la guerra posterior. El combate contra el misterioso francotirador transmite una tensión que pocas veces se ha visto en el cine. Eso sí, es cierto que en casi toda la primera parte de la película está muy en deuda con La condición humana II, en la que yo diría que se inspira fuertemente, casi rozando el plagio en algunos momentos.

 

1- Amanece, que no es poco (1989)

Con toda probabilidad, la obra maestra de José Luis Cuerda y una película que sólo puedes amar u odiar, con más gente decantándose hacia el extremo de amarla. A mí, desde luego, me parece brillante. Amanece, que no es poco nos ofrece un reparto muy coral, todo un pequeño pueblo protagonizando una película llena de humor surrealista y, a su vez, basado en los estereotipos chabacanos de la España profunda. Cuerda consigue que incluso bromas sobre el racismo (que es algo muy distinto que bromas racistas, ojo) hagan sonreír. Otras, directamente, hacen estallar en carcajadas. Abundan diversas referencias culturales que ayudan a perfilar el humor, pero que no son imprescindibles y sólo ayudan a perfilar un trasfondo elaborado. Gracias por esto, Cuerda.

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