miércoles, 24 de mayo de 2023

Mis 10 películas favoritas de los 30

10- El Ángel Azul (1930)


Emil Jannings protagoniza, con una interpretación excelente, un film clásico en el que podemos ver una de las primeras encarnaciones del arquetipo de femme fatale en el ámbito cinematográfico, también magníficamente interpretada por Marlene Dietrich; un arquetipo que tanto se terminaría sobreexplotando con el paso de los años y que en esta película, quizá aún conservaba el encanto de la originalidad. La ambientación consigue atraer y cautivar, y el argumento, aunque sencillo, resulta entretenido.

 

9- Luces de la ciudad (1931)

Una historia sencillita se convierte en una conmovedora tragicomedia con excelentes interpretaciones de Charles Chaplin y de Virginia Cherrill. Es difícil saber cuál es exactamente la combinación de factores que hacen que esta película guste tanto: no es especialmente innovadora, la historia no alberga giros demasiado inesperados, es cine mudo cuando ya se había popularizado el sonido… tiene romance muy bien tratado, aunque eso abundaba ya en el cine, y tiene una buena dosis de crítica social, aunque eso era habitual en Chaplin. Quizá sea que no se le pueden sacar muchos fallos, y que consigue conmover.

 

8- Sopa de ganso (1933)

Mítica comedia con el humor habitual de los hermanos Marx. En mi opinión, la trama no llega a cautivar del todo; tenemos más bien como punto fuerte una sucesión de bromas de una calidad decente que aprovechan para hacer cierta sátira política y ridiculizar la figura del tirano y sus prácticas. Tampoco me parece la mejor película de los hermanos Marx, y tampoco creo que haya envejecido tan bien como otros films de la época: con todo, considero que sigue siendo buena y merece la pena verla.

 

7- Lo que el viento se llevó (1939)

Lo que no se pudo llevar es un retrato interesantísimo de una sociedad muy concreta, pero abarcando temas universales. Scarlett O’Hara se convierte en un personaje muy interesante y profundo al que vemos evolucionar a lo largo de una historia que, pese a ser muy larga, no llega a aburrir en ningún momento. La ambientación o la banda sonora están perfectamente conseguidas. Casi todos los personajes me parecieron despreciables desde un punto de vista moral, aunque creo que eso no le quita un ápice de calidad a la película: la gente mala también puede protagonizar historias muy interesantes, por qué no. Es cierto, sin embargo, que me parece algo sobrevalorada, porque suele considerarse una de las joyas más emblemáticas del cine y yo creo que hay docenas de películas mejores. Para mí, Lo que el viento se llevó no alcanza a ser una obra maestra, pero sí es muy buena: se merece un notable y sigue siendo una película muy recomendable.

 

6- Tierra (Zemlya) (1930)



Con una buena dirección que nos deja planos considerablemente hermosos, en Zemlya podemos ver tratados varios temas interesantes. De forma más evidente, narra el conflicto entre campesinos y terratenientes, y cómo los primeros se unen para ser más fuertes y sobrevivir librándose del yugo de los segundos (temática nada sorprendente en el cine soviético, claro). Pero también narra la relación de la Humanidad con la naturaleza, la forma en la que se integra y sigue sus ciclos, creando unos paralelismos ciertamente interesantes. Como curiosidad, Elena Macsimova protagoniza en esta película el primer desnudo femenino íntegro en un largometraje comercial de ficción, en una escena (bastante angustiante, por cierto) que se adelantará por unos años al que siempre se suele mencionar: el de Hedy Lamarr en Éxtasis. Es lo que tiene que EEUU ganara la Guerra Fría, supongo.

 

5- El mago de Oz (1939)

Basada en la obra de L. Frank Baum, esta película se convierte en una excelente oda a la fantasía. Los escenarios y su estética están cuidadísimos; las técnicas de la época se aprovechan de manera muy inteligente, sacándole el mejor partido posible al contraste entre blanco y negro y technicolor. Mención aparte merece la banda sonora, que ha dado lugar a clásicos absolutos y convierte la película en un musical muy digno. Su influencia en la cultura popular es enorme, y de manera merecida. Si hubiera que sacar alguna pega, diría que el argumento es un poco simplista; y digo esto siendo consciente de que en una película dirigida principalmente a un público infantil tampoco puede haber escenas excesivamente complejas o complicadas, por supuesto, pero sí creo que podría haber tenido un poco más de elaboración, de coherencia y menos cosas que ocurren “porque sí”. Sin embargo, esta pequeña pega no impide que se pueda disfrutar mucho esta película.

 

4- Tiempos modernos (1936)

Una despiadada sátira que utiliza el humor de forma brillante para denunciar la pobreza y la alienación que produce el sistema capitalista, condenando a gente a pasar hambre o a convertirse en un autómata trabajando sin cesar (y también pasando hambre, por cierto). El propio Charles Chaplin conoció en su infancia y en su juventud la pobreza y los trabajos precarios, por lo que como director, guionista y actor principal de esta película (y como curiosidad, también compositor) tiene plena libertad para reflejar sus experiencias. Es curioso que, pese a un marco espaciotemporal muy concreto de esta cinta, ambientada en la Gran Depresión en los Estados Unidos, con cadenas de montaje fordistas y otros elementos muy característicos de aquel marco, la mayor parte de la crítica hacia el sistema sigue siendo válida. Por otro lado, tengo que admitir que, aunque Paulette Goddard hace un buen papel, las tramas relacionadas con ella me parecen, en general, la parte más floja de la película. Digo “en general” porque es verdad que uno de los mejores momentos del film sí tiene que ver con ella.

 

3- Una noche en la ópera (1935)



Es difícil hacer una crítica extensa de una película que –no lo digo como desprecio, nótese que le doy una buena nota- es sólo una sucesión de escenas disparatadas. El argumento principal, etc, no importa mucho: importa el carisma que desbordan los hermanos Marx –sobre todo Groucho y Harpo, ciertamente- y todos esos momentos que han quedado justamente grabados a fuego en el inconsciente colectivo: la cena, el contrato, el camarote. Cabe destacar que el humor, a menudo tan cínico, se haga sobre todo con la gente de la alta sociedad como blanco de las risas. En conclusión, aunque para mí no es una obra maestra, es divertida y recomendable.

 

2- Ángeles con caras sucias (1938)

Dos protagonistas carismáticos, muy bien interpretados por James Cagney y Pat O’Brien respectivamente, trazan una interesante fábula de gángsters ubicada en New York a principios del siglo XX. El hecho de que un criminal sirva de referente para todos los niños del barrio y un sacerdote trate de impedirlo nos habla de las pocas posibilidades de elección en un entorno marginal, marcado por la pobreza, que queda estupendamente reflejado a lo largo de la cinta. ¿Se puede hacer algo por cambiarlo? Si hubiera que sacar alguna pega a esta película, algo que la separe de la nota del sobresaliente, diría que es un poco maniqueísta, un poco simple en su dilema del bien contra el mal. La premisa podría haber dado más juego si la película fuera un poco menos moralista, por así decirlo. Pero esta pega no puede restarle muchos puntos a una película brillante en la mayor parte de aspectos, que sigue siendo, sin duda, de notable alto.

 

1- M, el vampiro de Düsseldorf (1931)



Además de una dirección brillante, de una gran caracterización y de ser un thriller emocionante, con un buen uso del sonido –recién aparecido en el cine- y un buen manejo de las metáforas visuales para no mostrar escenas violentas demasiado explícitas, este film destaca por plantear tres facciones interesantísimas cuyo enfrentamiento da lugar a profundas reflexiones acerca de la moral. Cuando el mundo criminal de la ciudad se organiza para capturar a un asesino pederasta y así dejar de sufrir el hostigamiento de la policía y tranquilizar a la ciudadanía, ¿quién es preferible que lo atrape primero? ¿Cuál debe ser su pena? ¿Es peor persona alguien que comete delitos leves por capricho, o alguien que comete delitos graves porque no puede evitarlo? La vigencia de estas cuestiones hace que M, el vampiro de Düsseldorf haya envejecido mucho mejor que un buen puñado de sus contemporáneas (bueno, la ausencia de una necesidad de efectos especiales, etc, también ha ayudado, sin duda, tampoco vamos a negarlo). La cuestión es que es una película imprescindible por su importancia en la historia del cine y por su influencia; pero incluso si le quitáramos esto, si la viéramos sin tener en cuenta lo que supuso, sigue siendo una obra maestra a día de hoy.

 

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