– ¿Podrías explicarme un poco el origen de los tuits por los que
fuiste condenado? ¿Cuál fue la motivación o la circunstancia en que se
te ocurrió publicarlos?
No tienen más objetivo que hacer reflexionar sobre la violencia y sus consecuencias, sin más. Vivimos en un mundo violento y en un país especialmente violento para los estándares de Occidente, dado que cada año mueren miles de personas como consecuencia de acciones políticas: o bien porque se les niega el tratamiento a su enfermedad (hepatitis C, sobre todo), o bien las muertes por pobreza energética debido al precio de la electricidad... juego un poco con eso. A la gente le choca más "un tiro en la nuca" que "recortes en Sanidad", y reacciona más fácilmente así. Al fin y al cabo, yo considero que son formas distintas de asesinar, aunque esto es sólo una opinión rebatible. Por ejemplo, si preguntas a un neoliberal extremo, te dirá que reducir el presupuesto de Sanidad a 0 no mataría a nadie, que la culpa sería de los que murieran por no habérselas arreglado para contratar un seguro privado o algo así.
– ¿Sabías en ese momento que te podrían acarrear tantos problemas?
No, saber no, aunque algo ya me imaginaba. Llevamos muchos años viendo condenas ridículas por cosas parecidas. Y aún antes de la Operación Araña ha habido casos similares en internet (Facu Díaz, Alba Corazón Negro...).
– ¿Cómo crees que llegó a enterarse la policía de lo que habías publicado?
Bueno, esto es fácil, porque salió publicado en el ABC. Si les creemos, fue Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia, quien me denunció.
– Cuando fuiste consciente de que podría ser motivo de delito,
¿intentaste eliminar los tuits? En caso de que no, ¿por qué no lo
hiciste?
No, no se me pasó por la cabeza. Principalmente, porque es algo que he escrito yo y, bueno, todo lo que he escrito lo he escrito por alguna razón, así que me resultaría... incómodo borrarlo. No sé, todo está ahí por algo, aún si en algún momento me arrepiento será lo que pensaba en dicho momento o lo que quería transmitir y me gustaría que estuviera ahí. No me gusta que se borre mi pasado, ni el de nadie. Creo que todo es más justo así.
– ¿Crees que en la persecución de este tipo de "delitos" en la red hay
un sesgo ideológico: es decir, se persiguen determinadas ideologías
(de izquierdas, antimonárquicas o antiautoridad) y se ignoran otras
(racismo, xenofobia, etc.)?
Sí, claro. Cosas mucho más graves que las que he dicho yo no dan ningún problema en dirección contraria. Creo que el caso más conocido es el del concejal del PP de Paredes de Nava que pidió en su Facebook un tiro en la nuca para Pablo Iglesias. Obviamente él no va a ser juzgado por ello. Pero ni él, ni cientos de nazis que vemos por Twitter día sí día también escribiendo comentarios similares. Algunos quieren matar a Pablo Iglesias, otros a todos los votantes de Podemos directamente, otros a todos los que voten "sí" a la independencia de Cataluña. Es bastante impresionante, considerando que, hasta donde yo sé, todos los detenidos en la Operación Araña sólo apuntábamos hacia un reducido grupo de políticos/empresarios/banqueros/etc, pero jamás decíamos burradas tales como los genocidios que propone alguna gente sólo porque piensan de forma diferente a ellos.
–¿Has percibido este sesgo en tu trato con la policía, jueces o abogados?
No, apenas. Lo he percibido en la decisión de quiénes fuéramos los detenidos, y obviamente en la prensa y en la decisión pública. Pero en el trato personal con policías y jueces creo que se han limitado a hacer cumplir la ley como lo harían con cualquier otro detenido. Otro tema es si la ley de por sí es justa o no, pero vamos, eso no ha afectado al trato personal.
– ¿Te sientes en estos momentos vigilado en algún sentido? Veo que has
decidido seguir con tu cuenta de Twitter: ¿alguien te ha marcado qué
puedes o no puedes publicar o qué te ocurrirá si vuelves a publicar
algún tuit que se considera delito?
Está claro que si vuelvo a publicar algo que se considere delito voy a la cárcel de cabeza. Pero vigilado... no, no me siento especialmente vigilado. No soy nadie importante, sólo un detenido más de entre más de 50 que sumamos todos los de las distintas fases de la Operación Araña. Posiblemente ni siquiera soy de los más represaliados, porque la conocida "Ley Mordaza" no estaba en vigor cuando fui detenido; a los que les apliquen esa ley seguramente lo pasarán peor que yo. Bueno, quiero pensar que no hay agentes de ningún cuerpo policial metiéndose en mi perfil a diario para ver si vuelvo a hacer algo delictivo. Sería un desperdicio bastante grave del dinero público, creo yo.
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