Adelanto de una exposición en la que participo y que, espero, se podrá ver hacia junio.
En el valle del callejón, con montañas de ladrillos
protegiendo del viento gélido del norte, los palacios de cartón se yerguen
amontonándose en las laderas. Cada pliegue, cada pedazo de cinta adhesiva
uniéndolos, es un salón más. Cada solapa es una torre más en el palacio,
alzándose esbelta, desafiando al frío. Todo es poco para protegerse del dragón
que acecha fuera.
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