Hablar de Tarot ya de primeras puede sonar bastante mal. La
idea de que unas cartas puedan adivinar el futuro es absurda de por sí, y
empeora cuando compruebas que, efectivamente, hay una interminable gala de
estafadores de baja catadura moral que, utilizando trucos psicológicos simples
como afirmaciones Barnum, pueden engañar a muchos miles de personas.
Lo cierto es que la idea de adivinar el futuro mediante
cartas de Tarot es relativamente reciente. Concretamente, el Tarot parece tener
su origen hacia el siglo XIV y empezar a ser usado como método de adivinación,
al principio tímidamente, hacia el siglo XVIII.
¿Para qué sirven entonces? La baraja tiene distintos usos,
que varía desde los más comunes y mundanos (distintos juegos de cartas o el
arte al pintarlas) hasta cosas ya más misteriosas y sugerentes: la baraja está
constituida siguiendo una ideología que puede llegar a ser bastante compleja.
Esto puede llegar a revelar mucho sobre quienes la hicieron y difundieron, y
también algo sobre toda la Humanidad, probablemente. Carl Jung ya señalaba que
muchos de los arcanos mayores del Tarot se corresponden con arquetipos del
inconsciente colectivo.
Elementos como el miedo al cambio, el paso del tiempo, los
roles tradicionales masculinos y femeninos o la familia tradicional están muy
presentes a lo largo de la baraja. Pero primero, un breve vistazo a cómo se
forma ésta.
El Tarot está formado por 78 cartas, de las cuales 56 son
arcanos menores. Los arcanos menores están divididos en cuatro palos, como la
mayoría de las barajas usadas hoy en día. Cada palo se numera del as al diez y
cuenta además con cuatro figuras honoríficas: sota, reina, rey y caballero. Los
arcanos mayores ya no se dividen en palos, y son 22 cartas mostrando distintas
figuras. Si bien en los mazos más antiguos no vienen numerados, desde hace ya
siglos es normal numerarlos del 0 al 21.
La cantidad de formas de interpretar estas cartas es tan
grande como la variedad de estafas que existen. Hay quien adivina usando la
baraja entera, por tanto, y atribuyendo también distintos significados a cada
número y a cada palo; pero lo más común es usar únicamente los arcanos mayores
para adivinar. A partir de aquí también hay gente para todo, como por ejemplo,
quien baraja también girando las cartas: de tal forma que si la carta sale
orientada al derecho se interpreta como algo positivo, mientras que si sale
boca abajo tiene connotaciones negativas. En cualquier caso, la física y la
lógica nos explican que la carta que salga dependerá de cómo te haya dado por
moverlas sin verlas, y tu futuro no tiene nada que ver con eso y la adivinación
como práctica esotérica es un timo rentable. Mejor centrémonos en simbolismos y
transmisión de filosofía.
Las cartas pueden variar ligeramente su orden de una baraja
a otra; la traducción a veces no es exactamente la misma y varía en algunos
puntos. Un ejemplo común es la carta 0, traducida normalmente como el Loco, a
veces como el Tonto. El esquema básico del dibujo de cada carta suele
permanecer intacto, siendo una descripción bastante completa pero permitiendo
un margen de libertad para el artista, que sin duda gente como Alesteir Crowley
supo aprovechar.
Las cartas, para quien no esté familiarizadx, son el Loco
como número 0, y, numeradas del 1 al 21: el Mago, la Sacerdotisa, la
Emperatriz, el Emperador, el Papa, el Enamorado, el Carro, la Justicia, el
Ermitaño, la Rueda, la Fuerza, el Ahorcado, la Muerte, la Templanza, el Diablo,
la Torre, la Estrella, la Luna, el Sol, el Juicio y el Mundo. Por cierto, sí,
la Muerte es la carta XIII y en muchas barajas aparece sin nombre, ya se sabe
que hay mucha superstición de por medio.
Ya sólo por los nombres se puede observar con claridad la
diferencia de roles masculinos y femeninos: el mejor ejemplo es la Emperatriz y
el Emperador. Personalmente, me interesa destruir estos roles, pero para
destruirlos hay que conocerlos y no olvidar que la sociedad en la que vivimos
está configurado por ellos.
Algunos ejemplos rápidos de la filosofía que transmite el
Tarot, que lo mismo la interpreta Jung como la Orden del Amanecer Dorado... La
muerte es una fase de cambio brusco. La fuerza y la lujuria están estrechamente
relacionadas. El Diablo tal y como lo conoce el cristianismo representa el
mundo material, incapaz de avanzar espiritualmente. El progreso y la decadencia
son fases de la suerte. Sólo quienes son llamados locos pueden superar las
normas sociales.
Ni que decir tiene que las cartas tienden a estar repletas
de simbología mitológica, mensajes alquímicos y cabalísticos, etc. Estos
detalles pueden pasar desapercibidos de una baraja a otra si los omite el
autor, aunque muchas otras referencias son el esquema básico de cada carta. Por
ejemplo, es inevitable que la carta del Ahorcado recuerde a Odín colgándose de
Yggdrasil para obtener sabiduría.
La interpretación del Tarot que probablemente me parece más
interesante es la que realizan Alan Moore y JH Williams III en Promethea,
usando las cartas para narrar la Historia de la Humanidad. En todo caso,
interpretaciones hay muchas sin necesidad de recurrir a estafas místicas y
cosas por el estilo. Para muestra, una rápida.
Imito el gesto de sacar cartas al azar como en una tirada
con pretensiones místicas. Tres cartas para reflexionar sobre mi pasado,
presente y futuro. Salen el Papa, el Carro y el Mundo.
El Papa media entre lo mundano y lo espiritual o lo divino.
Le habría preferido para un futuro cercano, igual pegaba más que para mi
pasado. Es un principio masculino y firme. El Carro representa el avance, el
progreso de la mente humana sobre pasiones menos espirituales. El Yo por encima
del Ello, en términos freudianos. Creo que me pegaba más el Loco, aunque la
combinación Loco-Carro-Mundo habría sido una de las que me describirían perfectamente.
El Mundo, en algunas barajas el Universo, sí me parece la conclusión obvia. De
lo concreto a lo general, la vida de cualquier persona sigue ese camino. Me
gusta pensar que mucho, aunque esto igual ya son idas de olla mías. El paso al
abismo que da el Loco.
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