Un día cualquiera de un mes
cualquiera en un despacho cualquiera. El deportista millonario CENSURADO se
reunía con dos ejecutivos de la multinacional CENSURADO2. Bueno, no, igual
CENSURADO2 ya es más lioso, dejémoslo en dos ejecutivos de Niké, que no hace referencia
a una marca real ni nada.
—La idea es que el símbolo de Niké sea
bien visible—decía uno de los ejecutivos—. Usted lo puede llevar en su camiseta
y lucirlo bien. Nos hará usted mucha publicidad, será un contrato maravilloso.
—Bueno, de acuerdo. ¿Cuánto me
pagarán?
—¿Pagarle? No, no. Nos pagará
usted a nosotros.
—¡¿Cómo?!
—Claro. Usted nos pagará por el
privilegio de hacernos publicidad. Así funciona.
—¡Pero eso es una locura!
—No, en absoluto. Usted nos paga,
nosotros le permitimos hacernos publicidad. Es un trato justo.
—¡Que os follen!
CENSURADO se marchó del despacho
dando un portazo.
—¿Y ahora qué hacemos?—preguntó
uno de los ejecutivos.
—Tenemos que buscar a alguien lo
bastante gilipollas como para aceptar ese trato—afirmó el otro rascándose la
barbilla.
Un día cualquiera de un mes
cualquiera en una calle cualquiera. Dos colegas se encuentran en la calle y
charlan.
—¿Has visto que guapa la nueva
sudadera de Niké que me he comprado?
—Está bien, sí. ¿Cuánto te ha costado?
—60 pavos.
—Ufff, qué putada. Yo he visto
una igual esta mañana, que no era de Niké, y valía 30.
—Vamos, una mierda de los chinos.
—Bueno, creo que las sudaderas de
los chinos y las de Niké se fabrican en el mismo país, con los mismos
materiales, la misma calidad y todo eso.
—Sí, joder, pero no son de Niké.
Hay que vestir con clase.
—Si sólo se diferencian en ese
simbolito de 2 centímetros cuadrados que tiene en el pecho. ¿Estás pagando 30
euros por llevar ese simbolito?
—Coño, porque es de Niké.
Los ejecutivos consiguieron
encontrar muchos gilipollas. Millones de ellos.
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