Hoy, programación especial porque esto hay que contarlo...
La condena de Altsasu es totalmente inaceptable y de lo más grave que ha pasado últimamente. Se veía venir desde que hablaban de terrorismo y los medios reproducían en masa una versión de 60 abertzales expertos en artes marciales linchando organizadamente a dos guardias civiles y a sus novias. Que ni cabían 10 personas en el escenario en el que les sitúan, ni los guardias civiles pueden sobrevivir a menos que sean una mezcla de Batman y Luke Cage, claro.
Incluso con un código penal muy restrictivo para mi gusto en mano, no hay manera de que a los chavales de Altsasu les pudiera caer más de una multa o una pena de meses de prisión (que ya habrían cumplido, claro, porque se han pasado más de un año en prisión preventiva a pesar de tener voluntad de colaborar; así que, cumplido eso, la única condena aceptable hoy habría sido que les pusieran en libertad). No hay manera de poner penas más duras para una pelea de bar que se saldó sólo con un tobillo roto; y digo "se saldó" y no "rompieron un tobillo" directamente porque el informe médico acredita que el tobillo del guardia civil no tenía contusiones externas, así que no se lo golpearon, se lo rompió por poner una mala postura durante la pelea.
Analizar las condenas una por una es todavía peor, y asusta muchísimo. A Iñaki Abad le han condenado a 13 años de cárcel literalmente por mirar mal a los guardias civiles.
A Adur Ramírez le han condenado a 12 años de cárcel sin que estuviera siquiera en el bar, como ha quedado demostrado con un video.
Con una cara como el mármol, incluso se reconoce en la sentencia que no había pruebas de que estuviera en el bar, pero las pruebas de que no estuviera no son suficientes (!!!).
Una sentencia como ésta afecta a todo el mundo, nos afecta directamente a nosotrxs porque con una jurisprudencia así cualquiera puede terminar una década en prisión y que le jodan la vida sin haber hecho nada. Y todo esto sin comparar con la sentencia a la esposa de Bárcenas librándose de 15 años de prisión al depositar una diminuta parte del dinero robado como fianza, claro, que entonces ya sí que no acabamos.