Ah, los
derechos de las editoriales, esa magnífica mina de dinero interminable. Siegel
y Shuter vendieron los derechos de Superman a DC por 130 dólares, ¿cuántos
miles de millones habrá generado Superman desde entonces? Para una editorial es
importante conservar los derechos sobre sus personajes, desde luego. Así, se
puede establecer una continuidad y tu personaje tiene aventuras con otros, y se
hacen amigos y esas cosas (continuando con el ejemplo, ¿cuántos encuentros y
aventuras han compartido Superman y Batman?).
Pero
quiero centrarme en un caso especialmente curioso: Elric de Melniboné. Elric
fue creado en 1961 por Michael Moorcock para una serie de novelas y relatos
cortos de fantasía heroica. Último emperador del reino de Melniboné, Elric
tiene el mérito de romper con el estereotipo de la fantasía heroica que
encarnaban personajes como Conan o Kull. Nuestro emperador, al contrario que
éstos, no es una masa de músculos salvaje curtida en mil batallas, sino un
albino enfermizo y débil que, eso sí, puede obtener fuerza sobrehumana si
empuña su legendaria espada, la Portadora de Tormentas.
Elric
es un personaje muy interesante por todos sus contrastes: el mencionado
contraste entre fuerza y debilidad, al contrario que los demás emperadores de
Melniboné, sirve al Caos y no al Orden, o todos los dilemas éticos que se
presentan, dado que la Portadora de Tormentas tiene la peculiaridad de condenar
al Infierno durante toda la eternidad el alma de aquel al que mata.
Además
de eso, Michael Moorcock tiene su concepto un tanto personal de Multiverso:
todos los relatos escritos por Moorcock transcurren en un Multiverso con un
tema más o menos central, la lucha entre el Orden y el Caos. Eso no significa
que sus personajes se crucen constantemente, los cruces son muy ocasionales:
normalmente cada uno tiene su propio universo, unos de fantasía heroica, otros
de ciencia-ficción, etc, y sólo se parecen en esta lucha.
El
concepto de Multiverso tal y como lo entiende Moorcock también implica el
animar a otros autores a que escriban historias para complementar a sus
personajes. Un caso muy célebre es El garaje hermético, cómic escrito por
Moebius usando al personaje de Moorcock, Jerry Cornelius.
Vayamos
ahora al grano. En los años 70, Marvel ha comprado los derechos de Conan el
Bárbaro, y publica un cómic mensual sobre él escrito por Roy Thomas, adaptando
los relatos de Robert E. Howard y añadiendo historias de cosecha propia.
Michael Moorcock es invitado a la serie y escribe un par de números, en los que
Conan recibe la visita de Elric de Melniboné, llegado de otra dimensión por
obra de un conjuro.
Para
Marvel esto no significa nada. Un par de números en los que sale Elric, guay.
Para Moorcock, significa mucho: según su concepto de Multiverso, oficialmente
Elric de Melniboné ha viajado al univeso Marvel. Sólo se ha encontrado con
Conan, pero a su vez Conan se ha encontrado con muchos otros héroes. Podemos
decir, por tanto, que oficialmente Elric de Melniboné ha vivido un par de
números en el mismo universo que Spiderman, los Vengadores, los 4 Fantásticos o
los X-Men.
No pasa
nada, ahora nos vamos al sello ABC, creado por Alan Moore para la editorial
Wildstorm (aunque por aquellos años DC absorbió a Wildstorm, pero para qué
liarnos). ABC estableció su propia continuidad basada en cuatro series: Tom
Strong, Promethea, Tomorrow Stories y Top 10. Posteriormente se unirían unas
cuantas más (Greyshirt, Terra Obscura, Smax el Bárbaro, etc) y crearían un
complejo universo, del que sólo quedaría excluida una obra de dicho sello, que
tiene su propio universo del que hablaremos más tarde.
Imaginaos
por dónde van los tiros: Michael Moorcock, amigo personal de Alan Moore, es
invitado a la serie de Tom Strong a escribir otro par de números. Moorcock
utiliza a alguno de sus personajes, y de paso a una espada que bien podría ser
la Portadora de Tormentas, o quizá una de sus hermanas.
De esta
forma, la continuidad de ABC queda ligada a la de Marvel a través del
Multiverso de Michael Moorcock: al fin y al cabo, Marvel o ABC sólo son
continuidades por las que Elric puede viajar. Pero este amasijo de editoriales
y continuidades aún se puede liar mucho más en el remate final.
Para
ello, nos vamos a la serie que quedaba marginada en la continuidad de ABC: se
trata de la Liga de los Hombres Extraordinarios (Caballeros sería una
traducción mucho más acertada, por cierto), conocida por haber sido llevada al
cine en una adaptación que resulta ser poco más que un truño al lado de la obra
original, mucho más compleja, inteligente y bien llevada.
LXG,
como se suele abreviar, tiene una continuidad basada en la mezcla de
continuidades de obras sin derechos de autor. Es decir, todo lo narrado en la
novela de Frankenstein, todo lo narrado en el Dr. Jekyll y mr. Hyde, en
Drácula, en El hombre invisible, en las novelas de Julio Verne, en La isla del
tesoro y un larguísimo etcétera, todo eso forma parte del universo de LXG.
¿Adivináis
qué? Seh. En una obra complementaria al segundo volumen, Alan Moore nos revela
que el reino de Melniboné existe en la continuidad de LXG. Si bien esta
continuidad se la puede sudar a Drácula o al capitán Nemo, no es así con Elric,
puesto que, como he señalado, Moorcock acopla a la continuidad de Elric todas
sus apariciones en otras editoriales.
Esto significa
que 45 años después de que Elric de Melniboné fuese creado, Alan Moore revela
oficialmente que en el futuro, el universo en el que transcurren las aventuras
de Elric tendrá habitantes tan simpáticos como Allan Quatermain, Orlando,
Frankenstein o Sherlock Holmes. A su vez, en ese universo de LXG hay un Elric
que oficialmente ha viajado al universo ABC y al universo Marvel… que,
curiosamente, también tiene su propio Drácula o su propio monstruo de
Frankenstein –pero de otro universo, eso sí-.
Por cierto,
Uatu el Vigilante, personaje de Marvel, tiene el poder de viajar entre
dimensiones y también sale en LXG, que tranquilamente podría ser otro de los
universos alternativos de Marvel al ser el universo de Elric. Pero igual esto
ya es complicarlo demasiado todo, ¿no?
Y éste
es el problema de los derechos de autor.
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