Recupero un artículo que ya salió en Nueva Revolución y en la compilación de artículos sobre política El tobillo de MeliSSa y otras reflexiones políticas.
Ante
el aumento de la extrema derecha, necesitamos una izquierda valiente y
orgullosa de sí misma, una izquierda que no sea cobarde ni tenga complejos.
Necesitamos
una izquierda que sepa ver y señalar que no todo el mundo nace con las mismas oportunidades;
que quien nace en una familia rica morirá en una familia rica, y quien nace en
una familia pobre morirá en una familia pobre, puesto que el discurso liberal
de que quien estudia, trabaja duro y emprende puede llegar a lo más alto es
totalmente falso, una mentira bastante cruel. Por tanto, también necesitamos
una izquierda que, mientras las cosas sigan así, ayude, apoye y represente a la
gente que nace con menos recursos y oportunidades, y que a la vez luche por
cambiar eso, para conseguir un mundo en el que de verdad todo el mundo tenga
oportunidades y no muera en la pobreza.
Necesitamos
una izquierda que sepa que nuestros intereses son completamente opuestos a los
de los empresarios, pues ellos quieren que vivamos en la pobreza para que no nos
quede más remedio que trabajar para ellos más horas por menos dinero. Por
tanto, no nos importa “no atraer inversores”, “no generar confianza en los
mercados” o “que se desplome la Bolsa”. Necesitamos una izquierda que haga
exactamente lo contrario de lo que recomiendan la CEOE, el FMI, el BCE, Moody’s
y demás.
Necesitamos
una izquierda que no dude en señalar que hay gente muriendo por pobreza
energética y que proponga soluciones, sabiendo que éstas van a perjudicar a los
dueños de las grandes empresas eléctricas y les vamos a tener en contra.
Necesitamos
una izquierda que señale que hay un problema con la vivienda y con la banca,
aunque eso signifique ponerse a todos los banqueros y especuladores en contra y
enfrentarse a ellos.