miércoles, 17 de febrero de 2021

Mis 10 películas favoritas de los 60

 10 - Días de vino y rosas

“Largos no son los días de vino y rosas. De un nebuloso sueño surge nuestro sendero. Y se pierde en otro sueño”. Esta frase, pronunciada en un momento de inspiración por parte de uno de los personajes, es realmente un buen resumen de la película y de lo que transmite. El amor, el desamor y el alcohol a veces van juntos; pero, en este caso, creo que el alcohol abarca más protagonismo que los otros dos. Días de vino y rosas puede considerarse una película sobre el alcoholismo, y muy bien hecha. Los personajes son creíbles, el desarrollo es brillante; y doloroso, claro. Está muy conseguida. El placer y el dolor se retratan a la perfección.


9 - El bueno, el feo y el malo


La última parte de la Trilogía del Dólar y la culminación del spaghetti western. Es interesante la ironía del título cuando la línea que divide a los tres personajes a los que se refiere está, en realidad, más bien difuminada. Y es que esta película es cínica y poco maniqueísta, y esto se subraya constantemente: también en las reflexiones que ofrece en torno a la guerra. Señalando uno de los pocos aspectos negativos de este film, hay momentos no muy realistas ni elaborados (especialmente en la batalla del puente, aquí encontré algún momento directamente absurdo), aunque las virtudes son mucho más abundantes que los defectos. Espectacular Sergio Leone, espectacular Clint Eastwood… y, por supuesto, hay que mencionar también el duelo final. Seguramente uno de los duelos más famosos de la historia del cine, muy bien acompañado por la banda sonora, con unos planos que se quedan grabados, y merecidamente.

8 - Danzad, danzad, malditos

La premisa, inspirada en una novela de Horace MCoy, es casi surrealista desde nuestros tiempos: a mí me sorprendió enterarme por esta película de que realmente existían este tipo de eventos y no eran algo raro, los maratones de baile, una brutal prueba de resistencia en la que se bailaba durante semanas con breves descansos que ni siquiera bastaban para dormir. Quienes accedían a este concurso generalmente eran gente desesperada que necesitaban dinero a toda costa –algo nada raro en el contexto histórico de la Gran Depresión, claro-. Los maratones, vistos así, más que un espectáculo inofensivo son una brutal muestra de sadismo contemplando el deterioro físico y mental de la gente que participa. Pero de lo más entretenidos, eso sí. Éste es todo el marco y argumento de la película. Desde el principio vemos a dos protagonistas principales, muy bien interpretados por Michael Sarrazin y Jane Fonda, que no eran una pareja ya establecida sino que se conocen por su interés en participar en el concurso. Esto, sin embargo, no desluce a los personajes secundarios, muchos de ellos muy carismáticos y que ayudan a crear un elenco interesante de personajes, con diversas características, personalidades y formas de sobrellevar la maratón. Los días pasan y se van confundiendo: todo se convierte en un continuo de bailar con períodos tan breves para descansar que apenas pueden aprovecharse. Los concursantes echan cortas cabezadas por turnos en los brazos de sus parejas, el cansancio físico y mental hacen mella y se van sucediendo las pruebas, con distintas normas, para acelerar la eliminación de participantes. La película consigue transmitir perfectamente lo que busca transmitir: es dura, es muy dura. Y el final, brutal, en todos los sentidos de la palabra.


7 - Soy Cuba

Vamos a partir del hecho bastante evidente de que esta película es propaganda política, que buscaba subrayar lo terrible que era la Cuba de Batista y lo que mejoró cuando llegó al poder Castro. No deja espacio para muchos matices, el maniqueísmo de la cinta es casi absoluto. Eso no significa que no se puedan retratar situaciones muy realistas, sin embargo. Una voz femenina en off, la propia Cuba convertida en mujer, hace de hilo conductor para lo que bien podrían ser cuatro corto/mediometrajes no directamente conectados entre sí. Lo cierto es que, aún así, consigue cautivar. Quizá la primera de las cuatro historias sea la más floja. Otras, en cambio, son brillantes. Es un detalle un poco raro y quizá al resto del mundo no le importe mucho, pero el sonido del machete cortando las cañas de azúcar constantemente, usado como recurso para resaltar la monotonía del trabajo –y alguna otra cosa que mejor no digo porque sería spoiler- en uno de las historias, se me quedó grabado.


6 - La mujer de la arena


La premisa es tan simple como poco creíble: el protagonista se detiene a descansar un rato en la casa de una desconocida, y no puede regresar porque se resbala en la arena. Esto no resta calidad en absoluto a la película, al contrario: desde una premisa tan simple que puede resultar una alegoría para un sinfín de situaciones, y con un apartado técnico impecable, se desarrolla una película que, pese a lo que pueda parecer por su descripción, no resulta aburrida en ningún momento. La interacción entre los pocos personajes que hay es brillante, la manera en que sus posturas evolucionan también.


5 - ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Es curioso ver una sátira tan disparatada en la filmografía de Kubrick, parece como si no encajara con el resto de su obra. Y, sin embargo, no supone un descenso en la calidad de la misma, para nada, pues es buenísima como sátira y como película en general. A menudo tiene, además, más mérito satirizar la situación que se está viviendo que una en la que se puede tomar cierta distancia para pasar menos miedo, por así decirlo: por eso en este caso es reseñable que se atreviera a satirizar tan directamente la Guerra Fría en plena Guerra Fría. No escatima en algunos temas, y una de las mejores muestras de ello es el personaje que da título a la película (en su versión original), el dr. Strangelove, fantástico personaje (una de las tres interpretaciones de Peter Sellers en este film, que realiza un trabajo espectacular como actor) que muestra el empleo de nazis por EEUU, sin que apenas tengan que disimular un poquito sus ideas… o sus gestos, vaya. Memorable también la escena final de Slim Pickens, por cierto. En resumen, queda una película bastante redonda.


4 - La condición humana III: La plegaria del soldado

El final del viaje de Kaji transcurre, como no podía ser de otra forma, en territorio enemigo. El humanismo y el comunismo que ha ido desarrollando a lo largo de su viaje se ven desafiados ante evidencias como el trato que el Ejército Rojo da a los civiles y a los prisioneros enemigos: si incluso el bando con el que el protagonista simpatiza más se comporta así, ¿qué mejor forma de denunciar el horror que trae consigo toda guerra? La existencia de Kaji es realmente dolorosa ahora. Su esposa, personaje relegado a un segundo plano en casi todo lo que llevamos de trilogía, se convierte ahora en la principal motivación para seguir vivo: por tópico que sea, no se puede hacer un análisis completo de la condición humana sin considerar sentimientos como el amor. Nuevamente, igual que en La condición humana II, si hubiera que señalar algún defecto de esta película sería que algunos extras no consiguen hacer una buena actuación; pero un pequeño defecto así no opaca una película buenísima.


3 - El infierno del odio

No creo que sea un spoiler en absoluto si digo que, más que una película, son dos seguidas, de distinto tono y temática, ambas bien hechas. La primera es puramente un debate moral que, lejos de aburrir, es capaz de mantenerte aferrándote a la pantalla: cuando un secuestrador, por error, no secuestra al hijo de un próspero empresario tal y como pretendía, sino al hijo del chófer del empresario… ¿qué es lo que hace éste? ¿Debe pagar una fortuna para salvar la vida de un niño que no es su hijo? Los personajes muestran un desarrollo brillante mientras debaten esto, probablemente no exportable a países occidentales (resultaría extraño para una sociedad que no sea la japonesa el reparo que siente el chófer, por educación, a suplicarle al empresario que salve a su hijo). Esta primera mitad entra en la categoría de obra maestra. A mi gusto, la segunda mitad, puramente detectivesca, una película policíaca en toda regla, baja un poco el nivel. Y quiero remarcar ese “un poco”: la segunda mitad también es realmente buena, para mí merece un notable alto más que un sobresaliente… pero eso también es mucho, por lo que el resultado total es una película muy recomendable.


2 - Espartaco

Desde luego, en el contexto de Hollywood de 1960, Dalton Trumbo era revolucionario. Kirk Douglas también. Contando también con el talento de Kubrick, no es de extrañar que hicieran una película tan buena sobre una revolución cuyo eco aún resuena a través de la Historia. Quizá es tan buena que tiene más sentido para la reseña subrayar sus fallos: algunas inexactitudes históricas, una historia de amor que, en mi opinión, no aporta mucho (pero que tampoco se hace pesada, gracias a que la interpretación de Jean Simmons es buena) y un final un poco forzado (lo siento, pero, sin entrar en spoilers, hay una decisión bastante más inteligente que podrían haber tomado Espartaco y Antonino para que ninguno sufriera). Una vez exceptuamos estos fallos, todo lo demás es brillante: guión, fotografía, actuación, banda sonora… un nivel altísimo.


1 - Easy rider

Dos motos perdiéndose en el horizonte americano, con Born to be wild sonando de fondo. Dennis Hopper muestra un viaje realista, inconexo, que no tiene detrás de sí una gran trama, pero sí una gran moraleja: puedes elegir vivir libre, pero tienes que pagar un precio por ello. Mención aparte merece la escena del cementerio, viaje de LSD que se convierte en uno de los más míticos del cine, si no el que más.

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