Otros niños querían ser astronautas o bomberos, pero él
siempre había querido ser ingeniero, desde que tenía consciencia.
Cada año académico le acercaba más a su objetivo. El graduado escolar. Después, el bachiller. La carrera. Año tras año, hasta conseguir el título.
Después los diseños, trabajando horas y horas, día y noche.
Y después la crisis.
Y ahora, arropado en una sucia manta, dormía allí. Debajo
del puente que él mismo había diseñado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario