Felipe González es el ejemplo
perfecto de traidor, de corrupto, de político vendido al dinero.
Felipe González metió a España en
la OTAN. Un porcentaje de los civiles que haya podido asesinar, herir o mutilar
despiadadamente la OTAN, en todas las guerras desde la Guerra del Golfo, es
culpa de Felipe González.
Felipe González era el sr. X. 20
años antes, el Capitán América descubría que Nixon era el Nº 1 del Imperio
Secreto, pero aquello era un cómic. La realidad superó a la ficción.
Felipe González acabó en el
consejo de administración de Gas Natural, como tantos políticos que terminan
obteniendo cargos increíblemente bien remunerados en empresas privadas a las
que, casualmente, han beneficiado durante su mandato. Cada año mueren entre
7000 y 10000 españolxs por no tener dinero para pagar la calefacción. Felipe
González también tiene buena parte de la culpa.
Felipe González sería un hijo de
puta si ése no fuera un insulto machista y ofensivo para su madre, que
probablemente no tiene la culpa de haber parido un hijo tan cabrón y miserable.
Felipe González era un
terrorista. Y, para colmo, los GAL eran terroristas tan sumamente ineficaces
que constantemente terminaban asesinando a inocentes que no tenían nada que ver
con ETA.
Felipe González le dice a Pablo
Iglesias que él está con la casta, no con el pueblo. Orgulloso. Pero lo
sabíamos desde hacía años.
Felipe González creó los
contratos basura y las ETTs mientras presumía, con una cara dura como el
mármol, de ser socialista. Un insulto sobre las tumbas de cualquier auténtico
socialista, y en general un insulto a la coherencia, a la verdad y a la
dignidad. Felipe González es un traidor a sus ideales, un miserable
sinvergüenza mentiroso.
Felipe González y los políticos
más cercanos a él pasaron toda su carrera rodeados de corrupción, algo que
realmente no extraña mucho, pues sólo la corrupción y la avaricia pueden
explicar que Felipe González decidiese joder a tanta gente.
Felipe González es escoria,
basura, un cáncer para la sociedad. Totalmente sobrante y perjudicial: el mundo
habría sido mejor sin él.
Felipe González se anima a
defender los derechos humanos de los opositores venezolanos, cosa que está muy
guay, aunque los de los españoles siempre le han sudado la polla por completo.
Felipe González estrecha la mano
de José María Aznar, ambos orgullosos, máximos exponentes de la maldad de sus
respectivos partidos.
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