Las series de TV tal y como las
conocemos ahora, con el fenómeno que han empezado a resultar hacia el final de
la primera década del siglo XXI y sin duda a lo largo de toda esta segunda
década, probablemente pueden trazarse a través de pasos hacia ellas. Quizá el
último fuera The Wire, que demostró que una serie de TV podía ser absolutamente
una obra maestra, el paso previo Los Soprano, y el paso anterior Twin Peaks.
De hecho, los sueños que tiene
Tony Soprano a lo largo de la serie recuerdan inevitablemente a los de Dale
Cooper de un modo que hace bastante difícil considerar que sea por casualidad.
La influencia directa de Twin Peaks en Los Soprano es muy marcada, pero se ve
en mucho más que eso.
Twin Peaks demostró que se podían
construir unas cuantas tramas complejas aún cuando las series de TV tenían más
tendencia a que cada capítulo tratara sobre un tema distinto y no pasara nada
por saltarse uno de vez en cuando. Es cierto que la creatividad se ha
desarrollado a la vez que la tecnología, pues ésta ha sido una pieza clave para
cambiar por completo la estructura de las series. Ahora que la inmensa mayoría
de espectadores tiene internet, y con plataformas como HBO o Netflix, no hay
que estar pendiente de una determinada hora para poder ver el capítulo de la
serie que sigues. Sabiendo, entonces, que guionizas para una audiencia que no
se va a perder ningún capítulo por tener cosas que hacer, es más fácil
construir una trama que parezca más una película de 12 horas que una serie tal
y como eran hace años.