miércoles, 26 de diciembre de 2018

El terrorismo y los derechos humanos



VVa una entrada un poco rara y reciclada. Es mi parte en un trabajo titulado "El terrorismo y los Derechos Humanos" para un trabajo de la asignatura de Ética en cuarto curso de la carrera de Psicología. O sea, que ni siquiera es un trabajo completo, es sólo la parte que escribí yo, pero creo que puede ser (un poco) interesante. Hablo especialmente de ETA, las FARC y Al-Qaeda en los dos aspectos que me tocaron: los derechos humanos que tienen los terroristas y las consecuencias psicológicas y psicosociales del terrorismo. Como el terrorismo está muy presente en el debate político aún cuando no haya grupos terroristas en activo pero se dejan ver las consecuencias sociales que ha tenido, creo que puede ser un aporte interesante.


 Derechos humanos de los terroristas

También hay que tener en cuenta que los derechos humanos de los terroristas pueden ser, y en ocasiones son, vulnerados. Como veremos ahora, esta vulneración de los DDHH afecta a veces no sólo a los terroristas, sino a personas inocentes de su entorno.

3.1.Detenciones arbitrarias

Puesto que el terrorismo, al contrario que otro tipo de crímenes, suele estar dirigido contra el Estado, éste pone especial empeño en detenerlo. Este empeño puede resultar excesivo cuando los Estados también dejan de respetar los DDHH.

Un claro ejemplo es el de detener a gente al azar, o mínimamente vinculada al entorno cercano de una banda terrorista, para obligarles a firmar confesiones en las que se declaren terroristas. De esta forma se mejoran las estadísticas de la lucha contra el terrorismo. Esta práctica se ha llevado a cabo a menudo en España o en EEUU.

Sin embargo, las detenciones arbitrarias se llevaron a su extremo en Colombia, con el caso de los “falsos positivos”. 6000 personas fueron encarceladas entre 2002 y 2004 haciéndolos pasar como miembros de las FARC, aún sabiéndolo que no lo eran, con la intención, de nuevo, de mejorar las estadísticas de la lucha contra el terrorismo.

Pero, llevándolo aún más al extremo, docenas de jóvenes fueron asesinados para ser presentados como terroristas muertos en combate. El Ejército de Colombia secuestró a jóvenes en San José de Apartado en 2007, y en Soacha y en Ciudad Bolivar en 2008. A continuación, los asesinó y los presentó como miembros de las FARC muertos en combate, mentira que no se sostuvo durante mucho tiempo.

La mayoría de los militares responsables apenas cumplió un año de condena.


3.2.Penas de cárcel

Las penas de cárcel excesivamente largas son el menor problema al respecto del terrorismo, pero consideramos importante hablar de ellas dadas las noticias recientes.

En España, se aplica la llamada doctrina Parot, que limita la reducción de penas por beneficios penitenciarios en reclusos que estén cumpliendo más de una pena, de manera que los beneficios se apliquen individualmente a cada pena y no al total de ellas.

El problema de esta doctrina es que también empezó a aplicarse con carácter retroactivo. Obviamente, no se puede aplicar una ley con carácter retroactivo; es algo propio de dictaduras, por lo que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos prohibió este tipo de prácticas.

Se entendió que los reclusos tenían que cumplir la pena bajo las condiciones jurídicas del momento en el que fueron arrestados: por tanto, aplicar la doctrina Parot suponía violar el derecho a la libertad.

3.3.Torturas

Las torturas han sido denunciadas por muchas organizaciones terroristas. El caso más célebre a nivel internacional es el sucedido en Guantánamo, Cuba, en una base militar del gobierno de EEUU. Allí fueron reportadas un gran número de torturas graves, realizadas no sólo sobre los terroristas de Al Qaeda, sino también sobre sospechosos, con más o menos pruebas, de tener relación con el terrorismo islámico (volvemos aquí al tema de las detenciones arbitrarias, muy frecuentes en EEUU tras el 11-S).

Pasemos ahora, por cercanía, a ETA, en España.

Los etarras a menudo han denunciado torturas, que han sido recogidas por organizaciones como Amnistía Internacional. No obstante, también es sabido que en su procedimiento estándar está el denunciar torturas cuando son detenidos, aún cuando sean falsas, para entorpecer la labor del sistema policial y penitenciario.

Resulta, por tanto, difícil calcular el número real de torturas: hay evidencias de torturas reales y denuncias falsas, por lo que dependiendo de intereses políticos, diversas organizaciones darán una cifra más o menos alta.

Como ejemplo, podríamos citar las torturas a los etarras Portu y Sarasola, efectuadas por 15 guardias civiles –de los cuales 4 fueron condenados y 11 absueltos- en 2008. Tal y como lo describe el fallo judicial, citado en El País:

A Sarasola "le colocaron una pistola en la sien, le dijeron que le iban a hacer como a Mikel Zabalza, le empujaron, le tiraron cuesta abajo y, cuando estaba en el suelo, le endilgaron una serie de patadas en los costados y en las piernas, así como un elenco de puñetazos por todo el cuerpo, llegando a colocarle una bota del pie en la cabeza". A Portu, por su parte, le propinaron patadas en las extremidades inferiores, puñetazos en el vientre y otro golpe, de gran intensidad, a la altura de la parte inferior de la octava costilla. Además, en repetidas ocasiones, le introdujeron la cabeza en un río cercano y le hicieron tragar agua.”

3.4. Libertad de reunión

La libertad de reunión, otro derecho de los derechos humanos, puede también ponerse en duda en algunas ocasiones como resultado del terrorismo.

Los terroristas de extrema izquierda, por ejemplo, suelen refugiarse en países socialistas como Venezuela o Cuba. El célebre etarra Sarri, protagonista de la famosísima canción Sarri sarri, lleva varias décadas en Cuba sin que ello le haya supuesto ningún problema; sin embargo, no siempre es así. En 2011, por poner otro ejemplo, Joaquín Pérez Becerra, presunto guerrillero de las FARC exiliado en Venezuela, fue deportado por el gobierno de Hugo Chávez y entregado al gobierno de Colombia.

4.       Consecuencias psicológicas y psicosociales

4.1.Fanatismo

El terrorismo es ya de por sí muestra de cierto fanatismo, al llevar la ideología tan lejos como para estar dispuesto a matar por ella. Por supuesto, los grupos terroristas se retroalimentan, y el fanatismo va creciendo conforme pasa el tiempo.

Quizá el ejemplo más claro de fanatismo entre los terroristas sea el del terrorismo islamista, como indica el hecho de que ésos sean los únicos terroristas suicidas de la actualidad, a los que no les importan sus propias vidas con tal de cumplir sus objetivos.

El ejemplo más claro, por supuesto, es el ataque llevado a cabo contra diversos edificios de EEUU el 11 de septiembre de 2001.

4.2.Contraterrorismo

El terrorismo a veces produce contraterrorismo: es decir, movimientos semejantes pero dirigidos en dirección contraria, atacando al entorno cercano a los terroristas. Es el caso de los paramilitares en Colombia, atacando el entorno de las FARC, o diversos grupos españoles que han atacado al entorno abertzale: los Guerrilleros de Cristo Rey, la Alianza Apostólica Anticomunista, Fuerza Nueva o los Grupos Antiterroristas de Liberación.

A menudo, el contraterrorismo presenta lazos con el Estado: es el caso de los paramilitares colombianos, con el gobierno de Uribe, o los GAL en España, con el gobierno de Felipe González.

Obviamente, el contraterrorismo, al usar los mismos medios que el terrorismo, muestra la misma falta de respeto por los DDHH que éste. A menudo, al igual que el terrorismo, también falla en su blanco y termina dañando a personas inocentes.

En España, varias personas fueron asesinadas al ser tomadas por etarras, sin serlo. El caso más célebre es la estudiante de 19 años Yolanda González, asesinada por Fuerza Nueva. No obstante, el caso más célebre y denunciado de contraterrorismo en España fue el secuestro, tortura y asesinato de dos jóvenes que sí pertenecían a ETA: Lasa y Zabala.


4.3.Asociaciones de víctimas

El terrorismo también provoca fuertes reacciones contrarias en aspectos corrientes de la sociedad. Las ayudas económicas a víctimas del terrorismo, placas o monumentos dedicados a ellos, actos y concentraciones, homenajes, etc, son un claro ejemplo.

Por adentrarnos en el terreno de la psicología, el más interesante de estos ejemplos es la creación de asociaciones de víctimas. Especialmente en España, estas asociaciones suelen jugar un papel importante en la política, muy ligado a las circunstancias psicológicas habituales tras un trauma como puede ser la pérdida de un ser querido a manos de una banda terrorista.
En algunos casos, como la Asociación de Víctimas del Terrorismo o Dignidad y Justicia, la participación en política se lleva al extremo, usando sin ningún tipo de disimulo la compasión que suscitan las víctimas de un atentado para llevar a cabo políticas que de otra forma jamás serían consentidas por la ciudadanía.

Esta circunstancia se ve facilitada, por supuesto, por el hecho de que el terrorismo de ETA o los GRAPO estaba enfocado en políticos, empresarios, etc (lo que no quiere decir que no repercutiera en mucha más gente que nada tenía que ver con este entorno, con casos muy notorios como el atentado en Hipercor). Por tanto, existe cierto número de políticos que aprovechan la circunstancia de sufrir un atentado para dar un impulso a su carrera política y a los cambios que quiera realizar.

El caso más evidente, por supuesto, son los continuos ataques a la izquierda abertzale, en forma de ilegalización de partidos, cierre de periódicos, etc, bajo acusaciones falsas de colaborar con ETA. Aún en la actualidad existe un gran número de partidos políticos que piden la ilegalización de Bildu, mientras la verdad tras casos similares va saliendo a la luz: por ejemplo, en 2010 se absolvió de todos los cargos al equipo de Egunkaria, periódico que había sido cerrado en 2003, con todos su equipo encarcelado, bajo la falsa acusación de colaborar con ETA. Otro tanto pasó en junio de 2014, cuando se absolvió a una decena de militantes de Gazte Independentistak, que habían pasado un año en prisión preventiva por la misma falsa acusación.

Así, llevando la actuación de las asociaciones de víctimas al extremo, resulta casi cómico que en manifestaciones de la AVT, destinadas a condenar la violencia, los manifestantes coreen lemas como “Zapatero al paredón” –por haber sido bajo el mandato de Zapatero cuando Bildu pudo presentarse por primera vez a las elecciones-.



Bibliografía:

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