Uno de los mejores detectores de
basura de Twitter que conozco es el ponerse en el avatar, encabezado o hasta en
la bio a Blas de Lezo (y sí, lo hace mucha más gente de la que pensáis). Si
veis a alguien así ya sabéis que tenéis que correr en dirección contraria.
La admiración por la figura
de Blas de Lezo es, cuanto menos, curiosa. Es uno de los mayores héroes
militares de la historia de España, y posiblemente esté entre sus mejores
estrategas. Personalmente, sólo considero dignas
de admiración las hazañas militares y la capacidad estratégica cuando la guerra
en la que se lucha tiene por objetivo mejorar la vida de las personas. En
cambio, luchar por un rey o por otro, por una corona o por otra, me la suele
sudar bastante, así que no creo que haya nada provechoso en las hazañas bélicas
de Blas de Lezo. Supongo que quien lucha por una bandera, y no por personas,
causará emoción a quien prefiera una bandera antes que personas, y ésa es gente
de la que recomiendo mantenerse muy lejos.
Si acaso se podrían aplicar sus
estrategias militares a alguna otra causa justa, pensaréis. Bueno, ya no,
porque hoy en día no hay batallas navales con cañones y espadas, así que sus
estrategias tampoco sirven para nada. Igual es más útil hasta leerse a Sun Tzu,
que está menos desfasado y eso que vivió como 2000 años antes.
Si la vida militar de Blas de
Lezo difícilmente puede ser atractiva desde un punto de vista ético, la
personal es peor todavía. O sea, es un tío que traficaba con esclavos. Lo que viene
a ser basura, vamos.
Resumiendo: Blas de Lezo era
un tonto del nabo, un pringao desmontable como un Action Man (en esto fue una
gran influencia para Millán-Astray, otro héroe militar español con la costumbre
de dejarse un cacho del cuerpo en cada batalla en la que participaba) y una
mierda de persona. No vale como referente para nada; por eso es probable que
quienes le consideran su mayor referente tampoco tengan nada que aportar.
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