Éste es el primer artículo que publiqué en Bella Ciao. Escrito el día que cumplí 18 años, si no recuerdo mal, y ligeramente corregido.
Uno de los lastres con los que tenemos que cargar aquellos
que enmarcamos nuestros ideales en la izquierda anticapitalista, y de hecho uno
bastante importante, es la tendencia a ser acusados de hipócritas, vendidos,
etc.
El motivo es muy simple: el anticapitalista tiene que ser un
vagabundo borracho que pide dinero por la calle. Sino, al momento empiezan a
surgir las preguntas: ¿Y si eres anarquista/comunista/lo que surja, por qué
tienes móvil? ¿Y tu conexión a internet? ¿Y esa ropa de marca? ¿Por qué estudias
en una universidad privada? ¡Hipócrita!
Considero necesario reflexionar un poco sobre las razones
por las que ambas cosas no son del todo incompatibles (si bien siempre se
agradece no enriquecer mucho a multinacionales, bancos, etc, claro). Creo que dicha
reflexión se puede resumir en tres argumentos:
-El histórico. La izquierda anticapitalista se muestra muy
influida por el movimiento hippie y por el punk. Ambos movimientos
reivindicaban librarse de los bienes materiales. Sin embargo, históricamente,
esto no ha sido así.
Marx no era proletario, ni mucho menos, si bien en Londres
pasó ciertos apuros económicos. Engels nació en una familia burguesa, que
poseía varias fábricas. Bakunin también nació en una familia rica, igual que
Kropotkin. Si acaso Proudhon sería el principal teórico de familia humilde.
¿Cuándo ser pobre se convirtió en un requisito imprescindible, si los
escritores, filósofos y ensayistas que crearon el anticapitalismo no lo eran?
En definitiva, en este sentido me quedo con la idea de Buda:
los extremos no son buenos. Ni la riqueza ni la pobreza traen sabiduría.
-Lógica, pura lógica. Ni el padre de familia que se levanta
a las 6 de la mañana y trabaja todo el día para dar de comer a sus hijos ni el
niño que extrae coltán en las minas del Congo pueden permitirse dedicar su
tiempo a leer libros de Marx, ni a navegar por internet en páginas como ésta.
Es mucho más lógico que alguien de clase media tenga este
tipo de ideales más formados. Casi me atrevería a decir que incluso sería más lógico
que alguien de clase alta los tuviera, si no fueran directamente contra ellos.
-Disponibilidad, como decía Sonny en Una historia del Bronx.
Así tus amigos saben que estás cerca y se sienten reconfortados, y tus enemigos
saben que están cerca y se lo piensan dos veces antes de atacar.
Si vives en un país del primer mundo, probablemente tendrás
que entrar en el juego del capitalismo, a menos que quieras irte al bosque y
encerrarte en una cueva. Lo que es muy poco práctico, porque no ayudarás a
nadie, dejarás a tu familia y amigos y probablemente lo pasarás peor que
viviendo en la esclavitud de nuestro sistema. No es muy útil, no.
En resumidas cuentas, no considero contradictorio ni
hipócrita tener cierto dinero participando en el juego del capitalismo y ser
anticapitalista. No mientras ese dinero no se consiga explotando y estafando a
los demás directamente, y aprovechándote de su pobreza directamente (porque
indirectamente, todos nos estamos beneficiando de la pobreza del tercer mundo,
claro está).
Dicho sea de paso, no hay que olvidar que el capitalismo es
un monstruo que devora todo lo que cruza en su camino y lo hace formar parte de
él. Por eso vende camisetas del Che Guevara sin avisar que fusilaba en nombre
del socialismo, y por eso puedes poner la
TV y ver que un punk está anunciando un tono de móvil y que
unos hippies están anunciando el + pa’l salón; así que no hay que olvidar que,
si bien el dinero y su movimiento no contradice directamente los ideales
anticapilistas, sí sigue siendo el mejor arma del capitalismo, y su base.
Y ya que éste se empeña en devorar todo, creo que lo mejor
que podemos hacer es producirle una indigestión.
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