Un pequeño monólogo de la Cosa del Pantano, de Alan Moore, en el que una mujer muere de cáncer, aunque siendo una experiencia aliviada por drogas alucinógenas.
Se está mojando todo… y el agua pasa de sólida a líquida, y
de líquida a gaseosa, moviéndose por todo el planeta. Y hay carámbanos
separados que se funden y desaparecen, charcos que se secan y desaparecen…
¡pero no desaparecen! Simplemente cambian de estado…
Los carámbanos y los copos de nieve son únicos. Tienen su
forma única y preciosa, y al fundirse, ésta desaparece para siempre. Ahí es
donde estoy ahora.
Tengo mi propia forma y me gusta, y no quiero perderla,
pero… pero a los carámbanos les asusta el sol.
No es necesario. Ese miedo es innecesario.
Gotas. Todas diferentes, únicas, con su propio brillo y su
pequeño reflejo del mundo… se unen y pierden su individualidad, transformándose
en un charco, un lago, un océano, uniéndose a todas las otras gotas… fluyendo
juntas…
Nos pasamos la vida apretando nuestros cuerpos contra otros,
intentando romper la tensión superficial de nuestra piel, para unirnos en una
sola gota brillante… es casi como si lo supiéramos.
Mi amor, sale el sol y pronto desaparecerán nuestras formas
únicas. Ensayemos el momento en el que nuestros espíritus gotearán juntos…
ensayémoslo por última vez.
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