Últimamente parecen existir
ciertas tendencias que sirven de comodines a la hora de arreglar un debate.
Parecen repetirse constantemente, y aquellos que las usan parecen creer que
funcionan.
Como esto suena muy ambiguo, creo
que será mejor poner un ejemplo: la envidia. La envidia es uno de esos
argumentos que la gente parece creerse al pie de la letra. Es usado
principalmente por adolescentes para defender a sus “ídolos” de críticas. Ya
sabéis, lo mismo la última boy band que los concursantes de MYHYV.
Creo que cualquiera se siente
libre de hacer la prueba. Probad a criticar a Abraham Mateo delante de una fan
enloquecida. Da igual lo que haya hecho, da igual que haya asesinado a una
familia de gatitos, cualquier crítica hacia la figura de su ídolo será
respondida con un “tú criticas a Abraham Mateo porque le tienes envidia”. Es el
argumento de no querer aceptar que se pueda hacer una crítica contra algo por
un motivo que no sea la envidia. Es llegar al ridículo extremo de que cualquier
cosa que no te guste en realidad es porque la envidias. Puede tener algo que
ver con eso de que “cree el ladrón que son todos de su condición”, pero no
quiero profundizar en eso, quería reflexionar sobre otro aspecto.
Cuando cambiamos de adolescentes
a adultos, la envidia suele ser sustituida por ¡demagogia! o por ¡doble moral!
La doble moral es la que me
interesa analizar. Pongamos un ejemplo muy común, que se repite constantemente:
la Guerra Civil.
Últimamente es muy frecuente buscar cadáveres de republicanxs enterrados en
cunetas, así que el tema sale muy a menudo.
Aquí es cuando, entre comentarios
como “ambos bandos hicieron atrocidades”, empieza a surgir el “mucho condenar
los asesinatos de republicanos pero no condenas los del otro bando, ¡ésta es tu
doble moral!”
Bueno, la verdad es que eso no
encaja con la definición de “doble moral”. Por más que nos empeñemos, no es el
término adecuado. Porque si una persona es comunista, por ejemplo, es
totalmente normal que denuncie los asesinatos de comunistas y apoye los de
nazis. No es doble moral porque no es contradictorio en absoluto. ¿Dónde está
la contradicción en que alguien condene los asesinatos de su bando y apoye los
del bando contrario? Se le puede acusar de radicalidad, si acaso, pero no de
doble moral.
El problema es que si extendiéramos
lo que la gente llama “doble moral” en las discusiones a otros contextos, todos
tendríamos una doble moral impresionante, supongo. Quiero decir: ¿Apoyas
encarcelar a los acosadores sexuales pero no encarcelar a niños inocentes?
¡Doble moral! ¿Apoyas bombardear a soldados criminales de guerra pero no a
civiles embarazadas? ¡Doble moral!
Y así está el panorama.
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