Bien, pues empecemos con esto. En este caso vamos a
hablar del cannabis en general, y el segundo capítulo irá dedicado para uno de
los preparados del cannabis: el hachís, que tiene historia y datos como para
merecer un capítulo por sí mismo. Pese a ser la droga ilegal más consumida en
prácticamente todo el mundo, existen muchas falsas creencias y mitos en torno a
la marihuana. ¿Existe la sobredosis, y el síndrome de abstinencia? ¿Por qué da
positivo en los tests semanas después? ¿Te vuelve menos inteligente? ¿Produce
esquizofrenia? ¿Por qué da hambre? ¿Cómo es de peligrosa?
Esto empieza a raíz del tweet de la Guardia Civil
que tiene un mapa inventado que no se corresponde con la realidad y me parece
feo que el dinero de nuestros impuestos se utilice para difundir datos falsos.
Que están por todas partes.
Como la marihuana y su consumo se conocen desde hace
5000 años, sabemos muchas cosas sobre ella y esto no debería pasar. Vamos allá.
En un exceso de originalidad, los compuestos presentes
en el cannabis se llamaron cannabinoides. Los principales son THC, THCV, CBD,
CBN, CBC y CBL. Pero el principal con diferencia es el primero, el THC o
delta-9-tetrahidrocannabinol. Centrémonos en ése, porque, además de ser el
principal, los demás tienen efectos muy parecidos, así que no hay mucho que
contar. Sí pueden provocar pequeñas variaciones en el efecto: p.e, la marihuana
con más CBD produce algo más de somnolencia. El CBN depende también de lo
fresca que esté la marihuana: cuanto más tiempo tenga la marihuana, más
proporción de CBN habrá, según se vaya secando.
También hay que decir que, a partir de estos
compuestos, en laboratorios se puede probar a diseñar sustancias parecidas: es
decir, cannabinoides sintéticos. Éstos los trato en otro hilo junto a otras
drogas de diseño.
Fumado, el THC llega al cerebro aproximadamente 14
segundos después de dar una calada. Sus efectos son bastante conocidos, no nos
centremos en ellos porque la gracia de estos textos es dar datos menos
conocidos, pero ya sabéis: aturdimiento, placer, maximizar las emociones que se
sienten en ese momento, alucinaciones en dosis altas, etc. Se entiende mejor
viendo dónde están los receptores cannabinoides: es decir, qué partes del
cerebro pueden verse afectadas por el THC. Los receptores CB2 se encuentran
principalmente en el sistema linfático, y el mapa de los receptores CB1 que la
GC debería haber puesto es éste:
Puesto así suena un poco a neurología intermedia,
pero es fácil de entender. Fijaos por ejemplo en que las funciones vitales
dependen del tronco encefálico, situado en la nuca (por eso un golpe en la nuca
mata fácilmente, claro). Allí no hay receptores cannabinoides. Si hubiera
receptores cannabinoides en el tronco encefálico, como decía el tweet ése de la
Guardia Civil, las funciones vitales se verían alteradas por el consumo de
marihuana. Pero no es así: por eso una sobredosis de marihuana nunca es letal,
aunque pueda hacerte mierda.
Aunque sus efectos intuitivamente parezcan indicar
lo contrario, en realidad el THC aumenta la actividad cerebral. Por eso, el
cerebro necesita consumir más glucosa como combustible. Después tu cuerpo
pedirá reponer esa glucosa (a pesar de que realmente no se haya consumido mucha
más, pero el cerebro es engañado): por eso te entrará hambre de algo dulce. De
la misma forma, el síntoma desagradable más común de la marihuana es producir
un bajón de azúcar por este mismo motivo, claro, porque hace que el cerebro
consuma más glucosa.
¿Y qué pasa después con el THC? El pico de los
efectos se produce en unos minutos. Después se elimina a través de la grasa.
Esto es importante, puede tener unas cuantas consecuencias. ¿Qué diferencia hay
entre una droga que se elimina a través de la orina o de la grasa? La
velocidad, claro.
El cuerpo produce y elimina orina a suficiente velocidad como
para expulsar todo rastro de droga en unas horas, como es el caso del alcohol.
La grasa permanece semanas. Por eso se puede dar positivo en un test de THC
mucho tiempo después del consumo. De hecho, en tests más precisos y en pelo, se
puede ver un solo consumo de THC que haya tenido lugar hace varios años. Esto
es un problema legal gordo: si te hacen un test en carretera no hay forma de
saber si acabas de fumar un porro o lo hiciste hace dos semanas. Por situarlo
en actualidad, no hace ni un mes antes de que escribiera este hilo (a
principios de año), la prensa aprovechaba esta circunstancia para cargar contra
un concejal de la CUP. ¿Conducía realmente bajo los efectos de la marihuana? No
hay forma de saberlo. Estadísticamente es hasta más probable que no.
Hay otra consecuencia: al permanecer tanto tiempo el
THC en el organismo, es probable que éste sea el motivo de que no se encuentre
un síndrome de abstinencia físico a la marihuana. La existencia absoluta de
este mono es más discutible. Sí que existe una sintomatología muy leve en
personas que dejan de consumir marihuana de forma muy brusca: irritabilidad,
pérdida de apetito, insomnio, etc. Parece ser puramente psicológica, al
contrario que la mayoría de cuadros de abstinencia de las drogas. Aún no
sabemos fijo.
El THC también está ligado a peor rendimiento escolar.
Aunque pueda haber factores enmascarados, sabemos que empeora la memoria a
corto plazo; esto parece ser sólo durante su consumo y no dejar efectos
permanentes. Digamos que "duerme" las neuronas. Al igual que otras
drogas alucinógenas, puede actuar como precipitante de la esquizofrenia, o eso
parece. Es decir, no produce esquizofrenia, pero precipita su aparición en
personas genéticamente predispuestas para ello. No se sabe muy bien por qué o
cómo. Sabíamos que algunas de las neuronas que liberan serotonina tienen
receptores cannabinoides, así como también algunas de sus vecinas, neuronas
inhibidoras. Vamos, que, indirectamente, los cannabinoides pueden influir a más
o a menos en la regulación de la serotonina. Ahora, por primera vez, y aquí
cerquita (UPV/EHU, vaya), se ha observado a nivel molecular que el consumo
crónico de cannabis, al menos en ratones, produce alteraciones en el receptor
de serotonina 5-HT2A, que se cree ligado a la esquizofrenia.
El titular está terriblemente exagerado, claro. No
se sabe nada parecido. Seguramente haya más neurotransmisores implicados en la
esquizofrenia, e incluso podría ser todo lo del 5-HT2A una pista falsa y que en
realidad no tenga la menor relación con la esquizofrenia. Pero vamos, lo
probable es que sí haya sido un primer paso interesante. De hecho, incluso
aunque no tuviera nada que ver con la esquizofrenia, podría ayudar a entender
mejor los efectos de los cannabinoides y abrir nuevas vías de investigación,
así que interesante.
En cuanto a la psicosis inducida por cannabis, suena
fuerte pero viene a ser básicamente "un mal viaje". La sufrirán un
1-2 % de personas consumidoras de cannabis y puede ser un episodio grave, pero
siempre de corta duración y que cesa cuando se interrumpe el consumo. Lo mejor
para tratar este episodio es un ambiente tranquilo y tranquilizar a la persona
que lo sufre. Si pedís una ambulancia, básicamente harán lo mismo excepto en
casos muy graves, que podrían suministrar calmantes (benzodiazepinas, normalmente).
Entonces, básicamente esto es lo que hay que tener
en cuenta a la hora de determinar la peligrosidad del cannabis, además, por
supuesto, de que el acto de fumar, sea lo que sea, es de por sí cancerígeno.
Actualmente, la percepción social del cannabis se va volviendo más positiva a
medida que la del tabaco baja, así que en unos años es probable que fumar
porros se vea con mejores ojos que fumar tabaco, como ya sucede en algunos
ambientes. Posiblemente se legalice pronto. La ilegalidad del cannabis
históricamente suele responder a intereses de la industria del cáñamo. Se
considera cáñamo legal, del que se usa para hacer cuerdas y tejidos, a toda
planta de cáñamo con menor concentración de THC de un 0,2%.La ilegalidad
actual, iniciada a principios del siglo XX, responde a intereses en la
industria textil del millonario William Randolph Hearst, conocido por
inspirarse en él la película Ciudadano Kane, considerada de las mejores de la
Historia (también hacía buenas migas con Hitler y se inventaba noticias contra
la URSS, pero eso se cuenta menos). Hearst aprovechaba ser dueño de varios
periódicos para publicar noticias afirmando que la marihuana producía
agresividad y superfuerza en los negros. Tan bestia como suena, sí. Otro
ejemplo de metáforas de marihuana produciendo superfuerza son las espinacas de
Popeye. Aquí, para cerrar el post, podéis ver el texto de un jurista inglés que
muestra la empanada mental de esta corriente de pensamiento. Éstos eran peores
que la Guardia Civil. El delito más cruel y despiadado de la Historia:
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