miércoles, 12 de septiembre de 2018

Drogas. Datos importantes que la gente no suele saber. 2: Hachís

Bien, sigamos explicando drogas. Primero, dejar claro que este capítulo, correspondiente al hachís, es más bien una extensión del anterior, en el que vemos el cannabis en general.

Post sobre cannabis


Así que veamos unos cuantos datos sobre el hachís, que están excluidos de la cultura general, incluso sus consumidorxs los desconocen, y pueden resultar interesantes. Pueden. Todo el mundo sabe de dónde sale el hachís, sus efectos y cómo se lía un porro. Pero, ¿cómo se elabora, y por qué? ¿Cuál es su historia? Hoy en Aprendamos de drogas con Ibai: el HACHÍS.

El hachís es la resina que produce la planta del cáñamo (o cannabis). Suele tener altas concentraciones de THC, así que es una droga visionaria e incluso podríamos llamarla alucinógena, aunque harían falta dosis muy altas. Al concentrarse THC en la resina, sale un preparado que históricamente es mucho más potente que consumir los cogollos de la planta, por ejemplo. Sin embargo, en la Europa del siglo XXI los cogollos suelen ser más valorados que el hachís porque sólo circula hachís de muy baja calidad. Pero luego vamos a eso. Primero, ¿cómo hemos llegado aquí?

El hachís tiene unos 3000 años de antigüedad, por lo que sabemos. Tradicionalmente siempre se ha elaborado y concentrado en el oeste de Asia y el norte de África. Naturalmente, los cigarrillos son un concepto muy posterior. El hachís podía comerse o bien quemarse e inhalar sus vapores en alguna vasija o pipa preparada para ello. En la antigua Roma, los ricos podían permitirse el lujo de saunas de hachís. Es decir, se puede decir que se usaba el hachís como incienso (o también mezclado con incienso). Un consumo bastante cómodo pero caro, eso sí.

Es, sin embargo, una droga que escasea fuera de sus zonas tradicionales, y que conforme gana poder el cristianismo prácticamente desaparece de Europa. Por eso tenemos que centrarnos en el mundo árabe. Allí el hachís siempre ha tenido mejor fama, y se usa para algunos rituales de carácter místico o ceremonial. Es frecuente su uso, por ejemplo, por parte de la secta de los nizaríes.

Los nizaríes consumen hachís como ceremonia y como medicina. Es una secta bastante conocida por asesinatos estratégicos a sus enemigos religiosos, incluso reyes y grandes militares. Asesinan bajo los efectos del hachís. Debido a esta costumbre, sus detractores empiezan a llamarlos "hashishin": consumidores de hachís. En inglés lo adaptarían como "assassin". La secta pasa a ser conocida más frecuentemente como assassins que como nizaríes. Desde hace cosa de una década hay una saga bastante popular de videojuegos protagonizada por miembros de esta secta, aunque sin hacer referencia a su característica principal, que es el consumo de hachís. En fin, la censura. Lo interesante es que la palabra "asesino" en muchos idiomas, incluidos evidentemente el castellano y el inglés, deriva del árabe "hashishin", consumidores de hachís. Debido a la asociación que propician los nizaríes.




Entrando en el segundo milenio después de Cristo, el hachís se va extendiendo muy lentamente por Europa, ya que sigue teniendo a la Iglesia en contra. Realmente pasa muchos siglos en el olvido.
Es sólo en la segunda mitad del milenio cuando empieza a darse a conocer. Uno de los primeros en prohibirlo es Napoleón Bonaparte. Napoleón prohibe el consumo de hachís, definiéndolo en la propia ley como "un extracto líquido obtenido de las semillas del cáñamo". Como ni es líquido ni se extrae de las semillas, sabemos que Napoleón no tenía ni puta idea sobre el hachís.

Sabemos también que su ley no caló mucho, porque en Francia creció el consumo década a década y terminó naciendo un club de intelectuales aficionados al hachís: el Club des Haschischins. El Club des Haschischins estaba formado principalmente por escritores que afirmaban que el hachís les inspiraba para escribir sus obras y era maravilloso. ¿Es cierto? ¿Escribían buenas obras estando colocados? Se ve que sí, porque algunos de sus miembros son considerados hoy en día genios de la literatura. Hablamos de pesos pesados como Victor Hugo, Baudelaire, Honoré de Balzac, Alexandre Dumas, Moreau, Gérard de Nerval... casi nada.




El hachís adquiere cierta fama de droga para intelectuales, pero tampoco dura mucho. En el siglo XX ya va extendiéndose por muchos otros países, entre los que se encuentra España. En España, el hachís llega hacia los años 20-30. Naturalmente, de Marruecos (que sigue siendo una de las mecas del hachís, quizá la mayor). Es traído sobre todo por hombres jóvenes, claro, que son el perfil de consumidor de drogas nuevas. ¡Paremos un momento! ¿Quiénes son estos hombres exactamente? ¿Hombres jóvenes que viajan frecuentemente entre España y Marruecos en los años 20-30? ¿Quiénes podrían ser? Pista: tienen una cabra.




Por supuesto. El hachís se introduce en España a través de la Legión, lo que es curioso porque hoy en día el tópico es que quienes consumen hachís son los perroflautas, no los de "bueno, fascista no soy, pero con Franco no se vivía tan mal".

Hasta que llegamos a la situación actual, con el hachís generalizado por toda Europa pero de una calidad francamente mala. Entonces tenemos qué entender, ¿cómo se hace el hachís? ¿Y qué lo hace bueno? Primero tenemos que volver a los dos focos del hachís, que recordemos que son Asia y África. Entonces, generalizando un poco, podríamos distinguir dos métodos: el asiático y el africano.

El método asiático consiste en pasear con ropas de cuero entre plantas de cáñamo. La resina más potente se queda pegada al cuero. Así sale un hachís tremendamente potente.

El método africano, en cambio, se basa en pasar un sistema de filtros sucesivos. Luego, cuanto más filtros pasa, mayor calidad tiene el hachís. La resina que pasa todos los filtros, incluso uno de seda, sería hachís 00 (leído "doble cero"), de una calidad realmente buena que rivalizaría con la asiática (aunque probablemente sin alcanzarla del todo). Sucesivamente, la resina que pasa todos los filtros menos uno sería hachís de primera, y la que pasa todos los filtros menos dos, sería hachís de segunda, siendo así cada vez de peor calidad.

Si usas un sólo filtro, una especie de cedazo y encima aprietas con la mano la resina para forzarla a pasar por él, podríamos estar hablando de hachís de tercera. El hachís de tercera es el que se suele producir ahora en Marruecos. Es fácil distinguir el hachís bueno del malo. La principal característica del bueno es que, al contacto con el aire, cambia de color en apenas segundos. El color, la consistencia... también ayudan. Pero entonces entra en juego... ¡el mercado! Resulta que el hachís malo se vende mejor si parece bueno. Llegaron a esta conclusión y para imitar el hachís bueno empezaron a mezclar la resina con henna (sobre todo), regaliz, harina... el hachís de hoy en día suele estar cortado así casi seguro. Normalmente, el corte no son sustancias más perjudiciales que el hachís.

Dicho de otra forma: el hachís que se ve hoy en día, de los dos métodos posibles, se obtiene por el peor. De las cuatro variedades posibles con ese método, es la peor. Y encima, para rematar, le echan corte. El hachís de buena calidad puede llegar a ser hasta 60 veces más potente que el que se compra en la esquina. Además, ingerido tiene más potencia (claro que nunca se debe ingerir el hachís actual porque a saber con qué lo han cortado; de hecho, tampoco antes era recomendable ingerir hachís, que puede causar cierto daño al estómago).

Así que sí, el hachís de buena calidad es alucinógeno. Con esto termino la entrada de blog sobre el hachís y creo que se entenderá mejor cómo funciona. Espero que no haya sido demasiada chapa.

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