En un
internet en el que las redes sociales están más que controladas y los
comentarios en éstas duramente castigados –aunque siempre en la misma
dirección-, sorprende la impunidad de algunos;
pero sorprende más cuando tienen una posición de poder en la vida real y
la forma en que actúan en las redes es sólo un reflejo de algo mucho más
peligroso, de la posibilidad de que actúen así también fuera de ellas.
Entre estos
individuos, me llama la atención Alfredo Perdiguero, caso que siempre me ha
parecido preocupante por cierta variedad de factores: por ejemplo, el nivel al
que pueden llegar sus tweets, mucho más exacerbados y calculados para generar
odio que el de otros individuos semejantes, o el hecho de que sea policía y le
paguemos por, supuestamente, protegernos.
Donde otros
tratan de disimular, Perdiguero no se molesta en ocultar su simpatía por grupos
nazis como Democracia Nacional u Hogar Social Madrid, participar en sus
jornadas y darles charlas.
Esta actitud
ha tenido consecuencias y, por suerte, no hablamos de una impunidad absoluta:
Perdiguero fue despedido del sindicato policial en el que ostentaba el cargo de
portavoz, la Unión Federal de Policía (UFP), aparentemente teniendo que crear
tras esto el suyo propio: el SIPE (otras fuentes apuntan a que ha sido
secretario general del SIPE pero no lo ha creado él; no sé, como hay
información contradictoria, doy las dos versiones). Ha sido expulsado también
de Ciudadanos por sus afirmaciones sobre la violencia de género, demasiado a la
derecha incluso de C’s. Ha cargado con un buen puñado de expedientes
disciplinarios y varias suspensiones de sueldo, ha recibido acusaciones de
cosas bastante graves como revelación de secretos, pero eso no parece frenarle.
Su actitud
en Twitter es la de esperar, codeándose con toda tranquilidad y en repetidas
ocasiones, por ejemplo, con usuarios que adoptan en el propio nombre el de un
grupo terrorista de extrema derecha (conocido, sobre todo, por el asesinato de
la estudiante Yolanda González), además de pedir una dictadura o “Zapatero al
matadero”, por ejemplo.
Así pues,
veamos una recopilación de 5 grandes hits de Perdiguero en Twitter, para
entender el alcance de este peligro.
1.
El infarto de Schrödinger
Infarto que
se produce a la vez en Valladolid y en Barcelona. Bueno, no, sólo se produjo en
Valladolid, pero Perdiguero lo situó en Barcelona y aprovechó para acusar en
mayúsculas a lxs independentistas –supongo- de haberlo buscado. Resulta
remarcable que Perdiguero pueda usar una tragedia como una muerte por infarto de
un compañero suyo para sus intereses políticos; lo del respeto a la familia y
eso será cosa de rojos.
2.
¿Amenazas sutiles?
La
periodista Patricia López, que ha hecho unos trabajos de investigación
realmente impresionantes sobre las cloacas del Estado, mencionó varias veces a
Perdiguero, lo que parece que no le sentó bien. Concretamente, parece que donde
encontró un resquicio para atacar fue en la afirmación de que había recibido
querellas por estafa al exigir dinero a los afiliados al SIPE para tener derecho
a abogados; según él, nunca llevó a cabo esta práctica y no existen dichas
querellas. Esto generó una discusión por Twitter entre Patricia López y
Perdiguero en la que Perdiguero protagoniza este momentazo al decirle que tenga
cuidado si le mandan cajas de chocolate. A día de hoy, nuestro personaje sigue
diciendo que no pretendía amenazar, que no hay ninguna referencia velada a un
paquete bomba o similares aquí y que sólo pretendía burlarse de Patricia
insinuando que es una persona tan ansiosa que se comería la caja de bombones
sin abrir. Una forma un poco extraña de formularlo, eso sí.
3.
La revista Tome
Éste es
probablemente el más gracioso. Rulaba por internet una portada fake de la
revista Time, que probablemente no pretendía ser fake. O sea, es un montaje
terriblemente cutre hecho en menos de un minuto con el Paint, no tiene la menor
elaboración y probablemente sólo fue hecha para mostrar apoyo a la policía
española haciendo un simpático ejercicio de imaginación de cómo sería si la revista
Time les dedicara su portada, pero sin pretender que nadie creyera que era una
portada real. Sin embargo, alguna gente sí picó y, bueno… tenemos aquí a
Perdiguero difundiendo el montaje como si fuera la portada real de Time para,
más adelante, cuando le avisan de que es fake, decir que lo sabía desde el
principio. Como en el caso de Patricia López, cada cual es libre de creer o no
las palabras de Perdiguero; personalmente, el hecho de que difunda la portada
acompañada de un “IMPRESIONANTE” en mayúsculas, y la emoción que transmiten sus
palabras, me llevan a sospechar que la tomó por una portada real y luego fingió
que no para quedar bien. Es sólo una sospecha. De todas formas, Perdiguero no
se dedica a investigar asesinatos, creo.
4.
El feminismo mata mucho más que el
machismo
En este
caso, Perdiguero enlazaba un artículo de una web, digamos, no muy demócrata. Lo
primero es preguntarse cómo es posible que el feminismo mate mucho más que el
machismo, ¿quiénes son las víctimas del feminismo y por qué no hemos oído
hablar de ellas jamás? Pues leí el artículo para encontrar la respuesta, un
sacrificio ante el que no puedo ser humilde, porque de verdad que tener que
leer semejante cúmulo de despropósitos y que no se me derritiera el cerebro
tiene mérito, eh. En realidad, el artículo no trataba sobre lo que se insinuaba
en el resumen que hace Perdiguero, sino que básicamente venía a explicar cómo
las feministas son lesbianas resentidas. Finalmente, ya en el último párrafo sí
se incluía la información que yo buscaba: a lo que se referían con que el
feminismo mata más que el machismo es a que el aborto es un asesinato
(equivalente o incluso peor a asesinar a una mujer adulta) y a que,
naturalmente, todos los abortos son culpa del feminismo, de ahí que el feminismo
esté asesinando constantemente.
5.
Brasil, Arabia… es casi lo mismo.
Quisquillosos
Una bonita
estrategia para sembrar el odio y el racismo podría (remarco el “podría”, es
sólo una hipótesis) ser la siguiente: publicas un tweet dando a entender la
presencia de un terrorista yihadista en Barcelona y después rectificas y dices
que era un brasileño, sabiendo perfectamente que el tweet original se va a
difundir muchísimo más que la rectificación y va a engañar a muchas personas. Básicamente
porque sabes que tu público objetivo, la inmensa mayoría de tus seguidores en
Twitter, son racistas o directamente fascistas que sólo difunden las noticias
que convienen a su ideología, aunque sean falsas. En este caso no sé muy bien
de dónde ha salido la noticia, aunque él fue de los primeros en difundirla, lo
que podría llevar a alguien a sospechar que ha usado sus privilegios como
policía para acceder a imágenes de una cámara de seguridad y difundirlas
acompañadas de información falsa, lo que sería muy grave; y comento esto porque
parece que ya ha recibido denuncias por revelar información confidencial, como
señalaba al principio del artículo, previamente a este tweet. No sé si esto se
añadirá a la lista o las imágenes de la cámara de seguridad ya eran públicas
cuando Perdiguero las difundió; en todo caso, lo de acompañarlas con ese pobre
intento de adivinar la nacionalidad del hombre que sale en ellas, con
información falsa, vaya, dice bastante de él.
En resumidas
cuentas, creo que estos cinco puntos ayudan a trazar un perfil que, en
determinadas circunstancias, podría ser cómico. Viendo, por ejemplo, el punto
de la revista Time y cómo difundió un fake tan evidente acompañado de un
“IMPRESIONANTE”, ciertamente se puede intuir un lado cómico, pero para tenerlo
realmente, casi seguro que deberían darse otras condiciones: que Perdiguero no
fuera policía y que los nazis con los que se junta no fueran una amenaza real.
Pero no
vivimos en esa situación hipotética: vivimos en un mundo en el que Perdiguero
sí es policía, es invitado a tertulias, y los nazis con los que se junta son
una amenaza real que pueden hacer daño real a la gente. Es entonces cuando la
comedia se convierte en tragedia: tenemos a un policía difundiendo información
falsa que alimenta al fascismo y le da alas. La brecha social entre la policía
y la ciudadanía aumenta a pasos agigantados, y a la gente le resulta cada vez
más difícil creer que los policías están para protegernos o incluso que los
policías puedan ser buenas personas si quienes hablan en representación de
ellos son agentes como Perdiguero. Por el bien de unos y de otros, si la
policía no quiere que la percepción que la ciudadanía tiene de ellos empeore,
tiene que evitar que este tipo de elementos aparezca en tertulias televisivas,
charlas a neonazis o simplemente en redes sociales de internet presentándose a
sí mismo como un policía.
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