miércoles, 7 de febrero de 2018

Top 100 cómics (1-20)

Vamos a hacer una programación especial, que ya que elaboré esta lista para otro proyecto, puedo reciclarla. Así que durante dos semanas publicaré, dividida en cinco partes, la lista de los que considero los 100 mejores cómics de la Historia, con una breve reseña de cada uno y por qué es merecedor de ese puesto. No guardan ningún orden lógico entre sí; es decir, el número 17 no tiene por qué ser necesariamente mejor o peor que el 94. Sólo están vagamente agrupados por los personajes que aparecen en ellos. Así que aquí van:

1. Watchmen (1-12): Alan Moore-David Gibbons (1986-1987)



La deconstrucción definitiva del cómic de superhéroes hizo famoso a Alan Moore. Usando personajes basados en los superhéroes de la Charlton, se crea una obra extremadamente compleja llena de técnicas revolucionarias, pequeños detalles, una curiosa estructura de viñetas (por ejemplo, el número 5, “Terrible simetría”, tiene una estructura simétrica)…

2. Promethea (1-32): Alan Moore-JH Williams III (1999-2005)



A lo largo de 32 números –tantos como puntos hay en la Cábala judía-, se desarrolla un cómic, protagonizado mayormente por mujeres, que sirve para explicar detalladamente las ideas místicas de Moore. Una joya impresionante y un canto a la vida y a la imaginación.

3. La Cosa del Pantano de Alan Moore (20-64): Alan Moore-Stephen Bissete (1984-1987)



Moore cogió a un personaje menor, y con la historia “Lección de anatomía” empezó a cambiarlo por completo. Después, siguió cambiándolo. Este cómic inició dos grandes técnicas que continuarían usándose: renovar personajes volviéndolos más “serios”, más “adultos”, y poner como protagonistas a personajes anónimos en historias en las que el protagonista de la serie apenas aparece en unas pocas páginas. Sagas como “American gothic”, en la que Moore creó a uno de sus más célebres personajes, John Constantine, pasan a la Historia.

4. Sandman (1-75): Neil Gaiman-varios (1989-1996)



Sandman es heredera directa de la Cosa del Pantano, tanto por esta última técnica de dar protagonismo a personajes anónimos que no volverán a salir, como por algunas personajes (Matthew, Caín y Abel…). Pero además de eso, es la fantasía de cualquiera al que le interese la subcultura gótica. El concepto de los Eternos, 7 hermanos dioses de dioses y con bastante pinta gótica, todo hay que decirlo, da mucho de sí.

5. Sandman: Overture (1-6): Neil Gaiman-JH Williams III (2013-2015)



De tal forma que, 25 años después, Gaiman escribió la última historia de Sandman juntando todo lo que quedaba por contar. Lejos de ser una precuela innecesaria para sacar dinero a los fans, lo cierto es que Sandman: Overture cuenta una historia muy interesante y pensada desde hacía décadas.

6. Death: The high cost of living (1-3): Neil Gaiman-Chris Bachalo (1993)



Entre los spin-offs de Sandman tampoco faltaron los de quien probablemente sea su personaje más carismático: la Muerte, simpática y agradable, siempre sonriendo y, paradójicamente, llena de vida. Esta primera miniserie nos dio la oportunidad de disfrutar un poco más de un personaje muy atractivo.

7. Death: The time of your life (1-3): Neil Gaiman-Chris Bachalo (1996)



Una segunda miniserie sobre la Muerte tampoco sobraba. En esta ocasión se recupera aún con más intensidad que la anterior la técnica de protagonistas anónimos y la Muerte apenas haciendo unas breves apariciones; si bien los protagonistas no son tan anónimos, ya que los conocíamos de una saga de Sandman y de un breve cameo en la miniserie anterior de Muerte. El tono filosófico y las reflexiones en torno al hecho de morir tampoco decepcionan.

8. Lucifer (1-75): Mike Carey- varios (2000-2006)



Hubo muchos spin-offs de Sandman, y, naturalmente, destacaban los que hacía el propio Neil Gaiman, porque difícilmente otro autor podía tratar tan bien a sus personajes. Bueno, Carey pudo tratar excelentemente a Lucifer a lo largo de toda una serie. Lucifer es una serie sobre un hijo que no se reconcilia con su padre, pero con todos los debates metafísicos que provoca el hecho de que ese hijo sea el Diablo y ese padre sea Dios.

9. La llegada de Galactus (Fantastic Four 48-50): Stan Lee-Jack Kirby (1966)



El Método Marvel (dejar que el dibujante decida la estructura de cada página, y que luego el guionista ponga los diálogos) y superhéroes más humanos, con más debilidades y problemas, fueron los dos pilares sobre los que Stan Lee revitalizó el universo de lo que antes era Timely, posteriormente Atlas y finalmente Marvel. Los 4 Fantásticos era el primer supergrupo creado con estas ideas, y, si bien a veces flojeaba, las sagas fueron aumentando de calidad hasta cosas como ésta. Galactus, el único ser del Universo más poderoso que el Vigilante (no veáis después cómo fue cambiando la escala de poder cósmico en Marvel), quiere devorar la Tierra. Ojo a la habilidad de Kirby para dibujar seres cósmicos o escenarios como la Cuarta Dimensión.

10. Este hombre… este monstruo (Fantastic Four 51): Stan Lee-Jack Kirby (1966)



Con la resaca de Galactus, el equipo creativo de Fantastic Four volvió a sorprender y mucho. Tras una saga tan épica y llena de acción, no había mejor forma de continuar la serie que con un paréntesis más intimista y con un villano mediocre del que no volveríamos a saber, pero que quedaría grabado en nuestra memoria. Este número profundiza mucho en la Cosa, y en el hombre dentro del monstruo.

11. Fantastic Four de John Byrne (232-295): John Byrne (1981-1986)



20 años después, Byrne empezó a escribir a los 4 Fantásticos desde una profunda admiración a la etapa de Lee y Kirby. Tenía unos personajes bastante más maduros y evolucionados por otros autores y supo aprovechar eso, pero haciendo una continuación espiritual de los orígenes del grupo. Así, recuperaba conceptos, tramas y personajes olvidados desde los primeros tiempos de los 4F, como las vacas skrull, Wyatt Wingfoot o el Edificio Baxter vagando por el espacio. Pero todo eso con Franklin Richards, con Hulka sustituyendo a la Cosa y una larga serie de tramas a través de las cuales los personajes evolucionaron considerablemente: fue Byrne, por ejemplo, el que cambió de nombre a la Chica Invisible por la Mujer Invisible, y así sigue a día de hoy.

12. Y el Último Hombre (1-60): Brian K Vaughan-varios (2002-2008)



Todos los hombres del mundo mueren menos uno (y su mono). Es una premisa que puede sonar atractiva para él, pero pronto descubrirá que no, no lo es en absoluto. Esta serie se basa en el suspense, y con bastante eficacia. La Y del título, haciendo referencia al cromosoma, también suena sospechosamente similar a la pregunta “why?”. ¿Por qué? ¿Por qué han muerto los hombres? ¿Por qué queda uno? ¿Por qué el Culper Ring, por qué la clonación y por qué tantas tramas se van cruzando en la vida del protagonista?

13. Los Invisibles (los tres volúmenes): Grant Morrison-varios (1994-2000)



El esquema básico es la lucha entre agentes del orden y agentes del caos. El público en general está familiarizado con esta obra porque fue descaradamente plagiada bajo el título de Matrix, si bien Morrison no pudo ni protestar porque los Invisibles fue publicada en Vertigo, que a su vez pertenece a DC, que a su vez pertenece a Warner: la misma productora que Matrix, nada dispuesta a organizar luchas internas. Los Invisibles es, sin embargo, una obra muchísimo más compleja que Matrix, escrita de forma muy poco lineal y llena de sutilezas, pequeños guiños y una fuerte influencia de autores como Robert Anton Wilson, Terence McKenna, George Orwell o William S. Burroughs. Ahora, di que quieres la revolución.

14. Animal Man de Grant Morrison (1-26): Grant Morrison-Chaz Truog (1988-1990)



Animal Man era un superhéroe de DC bastante olvidado. “Haz con Animal Man lo que Alan Moore hizo con la Cosa del Pantano”, le dijeron a Grant Morrison. Y eso empezó a hacer en una saga bastante interesante. Creó también cierta conciencia ecológica y una promoción del veganismo, lo que encajaba en un título como éste. Pero, con “El evangelio del coyote”, la serie empezó a convertirse en algo más: en una disertación sobre la realidad y la ficción de muy buena calidad, en la que a menudo vemos romperse el cuarto muro de forma muy bien calculada. “¡Puedo verte!”, nos grita Animal Man. Y, en cierto sentido, puede.

15. Doom Patrol de Grant Morrison (19-63): Grant Morrison y varios (1989-1993)



Morrison empezaba a desatarse en Animal Man, así que, al mismo tiempo, decidió soltarse ya por completo en Doom Patrol. El tono de las historias empezó a tener muy poco o nada que ver con lo que era la serie hasta entonces. Los conceptos… bueno, están El Cuadro Que Se Comió París, el Salón de Té de la Desesperación, la bicicleta de Albert Hoffman que puede alterar la realidad, Rebis (con género masculino y femenino a la vez), Crazy Jane (con 64 personalidades distintas y un superpoder para cada una), Danny la Calle (una calle con superpoderes; en serio, una calle de una ciudad), el Club de los Barbudos (vacilando a Alan Moore), las tijeras dadaístas o Willoughby Kipling, personaje calcado a John Constantine que en su periplo por Barcelona ayudará a la Patrulla Condenada a enfrentarse a las sombras de Hiroshima, la Mortaja con Zancos, las Hermanitas de Nuestra Señora de la Navaja y descubrir que Gaudí diseñó la Sagrada Familia para captar y redirigir energías espirituales.

16. From Hell: Alan Moore-Eddie Campbell (1989-1996)



Usar la ficción para diseccionar la Historia: ése era el objetivo de Moore en From Hell. Partiendo de una elaboradísima reconstrucción de cómo pudieron suceder los crímenes de Jack el Destripador, no sólo el siglo XIX sino toda la Historia reciente es diseccionada. Si Jack el Destripador fue realmente William Gull o no, no importa. Es sólo una teoría. Pero a través de la teoría se pueden conocer muchas verdades.

17. The Simpsons: From Hell and back (Bart Simpson’s Treehouse of Horror 9): GS Millidge (2006)



Creo que la adaptación de From Hell a humor es una debilidad personal. Con Homer en el papel de Abberline, el sr. Burns en el de William Gull y los Canteros sustituyendo a los Masones, la historia termina torciéndose un poco.

18. Earth X (1-14): Jim Krueger-Alex Ross (1999-2000)



La Trilogía X, empezando por Tierra X, me parece la obra cumbre del Universo Marvel. Recoger todos los conceptos, darles una coherencia más estable de la que ya tenían, y plantear una buena aventura mirando también al futuro. Además, subsanando errores, explicando cosas que no se sabían, poniendo parches a una continuidad muy lastrada por el hecho de que ya eran seis décadas de cientos de autores estableciéndola y muchos de ellos, siento decirlo, no muy aptos para hacerlo. Resulta sorprendente que esto se pueda hacer no en el universo en el que transcurren casi todas las historias, sino en un futuro alternativo bautizado como Tierra X. Tratando el futuro, Krueger y Ross hacen una obra maestra sobre el pasado.

19. Universe X (0-X): Jim Krueger-Alex Ross (2000-2001)



En la segunda parte se puede notar ya la carrerilla. Es básicamente Tierra X, pero más. Más personajes, más orígenes secretos, más reflexiones profundas. Aquí se demuestra un conocimiento milimétrico de la historia de Marvel y empieza a haber ciertos momentos de… “poesía visual”. Todo muy simbólico. El Hombre Absorbente sobre NY, Mefisto con Excalibur, ese tipo de imágenes épicas que abundan más en la segunda y la tercera parte de esta trilogía.

20. Paradise X (0-X): Jim Krueger-Alex Ross (2002-2003)



La meta definitiva, una vez vistas las dos partes anteriores, no puede ser sino el Paraíso. Así, a lo grande, con ambición. Lo mejor para todos para siempre. Aquí vemos a los superhéroes de Marvel intentando conseguir algo así, con alguna aparición sorpresa de gente de realidades alternativas que, en principio, debería entrar en continuidad, y un final para esta parte considerablemente bueno. Sólo se puede lamentar la ausencia de una cuarta entrega en la que, por lo que sabemos, se habría seguido un poco a Galactus y a los Micronautas, se habrían revelado más cosas sobre el vibranium, habría aparecido Puño de Hierro –único personaje más o menos conocido que está totalmente ausente en esta tierra X- y se habría solucionado un gazapo en torno a Gambito. Parece ser que nos quedaremos con las ganas.

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