jueves, 15 de febrero de 2018

Top 100 cómics (61-80)

Lo habíamos dejado aquí.


61. Punk rock Jesus (1-6): Sean Murphy (2012-2013)



La premisa es sencilla: en un futuro cercano, un productor de TV decide hacer el que será el reality show más visto de la Historia. Para ello, extrae ADN de la Sábana Santa y crea un clon de Jesucristo, cuya vida entera se va retransmitiendo en el reality como en una especie de show de Truman. Sin embargo, igual que el Jesucristo original se rebeló contra el sistema, el clon hace lo propio. A los 15 años, el nuevo Jesús es un punk que escapa del programa e intenta aprovechar su fama para cambiar el mundo.

62. La muerte del Capitán Marvel (Marvel Graphic Novels 1): Jim Starlin (1982)


Marvel decidió ponerse seria con su concepto de novelas gráficas, y las empezó con la muerte de un superhéroe importante. Probablemente, que un superhéroe Marvel reconocido muera (y permanezca muerto, ojo) es algo que no se ha vuelto a repetir desde entonces. Jim Starlin, experto en sagas cósmicas, acababa de ver morir a su padre de cáncer. Y, con ese dolor presente, escribió el relato del Capitán Marvel muriendo de cáncer, despidiéndose de sus seres queridos y afrontando su destino final.

63. La búsqueda de Thanos (1-2): Jim Starlin-George Pérez (1991)


Convertido totalmente en el autor de referencia de personajes cósmicos en Marvel, Starlin decidió dar más protagonismo a Thanos; y, ya puestos, al Guantelete del Infinito, cuyo potencial no había sido explorado. Como preludio a la saga del Guantelete del Infinito, en una odisea cósmica conocemos mejor que nunca a Thanos y su amor por la Muerte, entre personajes interesantes, momentos épicos y conmovedores (el Jardinero, mismamente). La disposición de las viñetas realmente llega a impresionar, reforzando mucho la sensación de poder que transmite Thanos.

64. Marvel: The Lost Generation (12-1): Roger Stern-John Byrne (2000-2001)



Es un poco difícil explicar el concepto de tiempo Marvel a quien no esté familiarizado con su historia. Básicamente la idea es que, en los orígenes de la editorial, los cómics transcurrían en tiempo real. Pero los autores se fueron dando cuenta de que la gallina de los huevos de oro se terminaría si los personajes envejecían y morían, así que los cómics Marvel transcurren en una especie de tiempo real para algunas cosas (tienden a transcurrir en el año que son escritos) a la vez que el tiempo de los personajes avanza mucho más lento, en una escala de 1:4 que creo que ahora andará por 1:5, y que da lugar a numerosas incongruencias. Stern y Byrne crearon esta serie para, asumiendo la nueva linea temporal, preguntarse: ¿qué pasó entre 1961 y 1990, si el origen de los 4F ahora rondará 1990? Para ello crean esta entretenida serie escrita cronológicamente al revés, en un estilo que puede ser confuso pero es muy ingenioso, contando las aventuras de una generación de superhéroes que desapareció, aderezada por personajes muy longevos ya conocidos como los Eternos, Diablo, Thor, Venus, el monstruo de Frankenstein, el Dr. Extraño y también alguno mortal y joven en aquellos tiempos, como Reed Richards.

65. Las calles de arena: Paco Roca (2009)



Empezando con un simple paseo por el barrio, pronto las calles del barrio empiezan a desafiar las leyes de la física. El protagonista se ve atrapado en un barrio del que no puede salir, alegoría de cierta sensación de estar prisionero en la sociedad actual, y conociendo a toda serie de personajes que son también completas alegorías: la chica que sólo se comunica con cartas, el excursionista que lleva años intentando partir pero dedica todo el día a asegurarse de que lleva la mochila bien preparada, el vampiro con síndrome de Diógenes porque, teniendo una vida inmortal, necesita conservar los recuerdos de todos sus seres queridos y ya no caben en la casa. Una lectura más que interesante.

66. El amnios natal: Alan Moore-Eddie Campbell (1998)



Originalmente presentado como una obra de teatro, el diálogo fue transcrito a cómic. La biografía del autor, a partir del punto de inflexion de encontrar su amnios natal (una membrana que protege el feto, que sólo se conserva en algunos embarazos), se mezcla con reflexiones generales sobre las distintas edades del ser humano en la sociedad actual. Moore va retrocediendo, con un estilo demoledor e intimista, desde la rutina y el peso de la vida adulta hasta la juventud, adolescencia, niñez, hasta finalmente llegar al momento del embarazo, en el que el lenguaje se empieza a deconstruir. Ya no existe el yo ni el sentido de la percepción del tiempo: nuestros labios están sellados.

67. Serpientes y escaleras: Alan Moore-Eddie Campbell (2001)



Como El amnios natal, Serpientes y escaleras es una adaptación de una obra de teatro de Moore, pero Campbell consigue convertirla en cómic sin ningún problema. El escenario es importante, y es Northampton, ciudad natal de Moore. Serpientes y escaleras es un juego de mesa hindú en el que las escaleras simbolizan la transición a una forma espiritual superior, y las serpientes a una inferior. Vemos ecos de este juego en Northampton, donde Arthur Machen, tras la muerte de su esposa, ha perdido las ganas de vivir y de escribir hasta que emprende una ruta por los rincones más espirituales de su mente y del Universo: una sinfonía en la que el electromagnetismo, la gravedad y las fuerzas nucleares resuenan para crear una joya tetradimensional, una Ciudad Eterna en la que cada vida tiene sentido para siempre.

68. Howard the Duck (1-6): Steve Gerber-Phil Winslade (2001)



En los años 70, Steve Gerber creó a Howard el Pato como un cómic satírico. 30 años después, vuelve a escribir al personaje, pero con mucha más mala hostia y bastantes ganas de parodiar los cómics de la época, especialmente los de Vertigo. Humor negro del que mete el dedo en la llaga.

69. El Eternauta (Hora Cero Semanal 1-106): Héctor Germán Oesterheld-Francisco Solano (1957-1959)



El hecho de que fuera publicándose semanalmente no supone ningún lastre para esta obra, que se puede leer sin pausas con total tranquilidad. En una curiosa rotura de cuarto muro, es el propio Oesterheld el personaje que va introduciendo la historia, cuyo protagonismo enseguida se desplaza a Juan Salvo, personaje ya ficticio que se ve envuelto, junto a amigos y familia, en una invasión alienígena. Quizá ver una invasión en Argentina y no en EEUU como estamos acostumbrados es parte del atractivo en cuanto al enorme realismo que supone. La acción se desarrolla de forma que mantiene en tensión sin necesidad de exagerar la invasión. Crear un traje aislante con el que ir a la tienda más cercana a por provisiones ya se convierte en una buena escena, y el desarrollo, cuando Salvo se une al Ejército para combatir la invasión, sigue en todo momento cauces realistas para la situación que plantea, al tiempo que se van descubriendo detalles sobre los invasores (el Mano, los cascarudos, los Ellos…), gota a gota y manteniendo así la tensión de un enemigo prácticamente desconocido.

70. The Walking Dead (1-actualidad): Robert Kirkman-Charlie Adlard (2003-actualidad)



Kirkman pensaba que lo malo de las películas de zombies es que acaban en el momento más interesante. Así que decidió hacer un cómic en el que no acabe: que la historia de zombies continúe y veamos a los protagonistas esforzándose por sobrevivir y seguir adelante durante años. Con la saga del Gobernador y un buen puñado de muertes dramáticas e inesperadas, Kirkman se aseguró la atención de los lectores y un cómic que engancha mucho.

71. Superman: ¿Qué le pasó al hombre del mañana? (Superman 423-Action Comics 583): Alan Moore-Curt Swan (1986)



Aprovechando el inminente reinicio de la continuidad de DC, a Alan Moore básicamente le dieron el personaje de Superman y le pidieron que contara su última historia. Moore aceptó y juntó de forma bastante elegante a casi todos los personajes importantes de la serie en una historia final en la que un misterioso villano (que, cuando revela su identidad, da lugar a un momento muy sorprendente y lógico al mismo tiempo) mueve los hilos de muchos otros villanos de Superman, exponiendo su identidad secreta y acorralándole junto a sus seres queridos en la Fortaleza de la Soledad, donde tendrá que resistir un brutal asedio.

72. All-star Superman (1-12): Grant Morrison-Frank Quitely (2005-2008)



Todo empieza con una portada. Superman en la postura de estar sentado en una nube observando la ciudad. Morrison dice que fue Superman en persona quien se lo sugirió, pero bueno, el caso es que es una perspectiva poco habitual para el personaje, le hace más humano y empieza lo interesante. Fuera de continuidad, como era la idea de las series All-star, Morrison y Quitely narran una historia en la que un Superman cuyos días están contados tiene que realizar 12 grandes pruebas antes de morir. Curiosamente, buena parte de la trama se sustenta en personajes creados para la ocasión, pero a lo largo de los 12 números se da un repaso increíblemente completo a todo el mundo del personaje y a toda su esencia: aventuras cósmicas, razas subterráneas, Lex Luthor y todos los villanos de la cárcel, kriptonitas de diversos colores, toda la redacción del Daily Planet, un número ambientado en Smallville, la versión bizarra de la Liga de la Justicia (con el hombre más lento del mundo y Batman asesinado por sus padres)… incluso hay tiempo, hacia el final, para un homenaje a ¿Qué le pasó al hombre del mañana?, como no podía ser de otra forma pese a la enemistad entre Moore y Morrison (o quizá debido a ella).

73. Contrato con Dios y otras historias: Will Eisner (1978)



Son 4 historias de tono similar, pero podemos centrarnos en la que da nombre al cómic y sirve de ejemplo para las demás. Hoy en día cualquier cosa se considera una novela gráfica, pero ésta fue considerada la primera y con razón, dada la forma en que mezcla prosa, ilustraciones y viñetas. Frimme Hersh es un judío muy devoto, y tiene un contrato con Dios desde pequeño. Al fin y al cabo, razonó, si Dios es justo, cumplirá al pie de la letra el contrato. La vida de Hersh gira en torno a su hija Raquel, su único familiar y su ser más querido; y, estando ella en la flor de la vida, sin embargo enferma y muere. ¿Cómo puede ser que su hija haya muerto? Las cláusulas del contrato dejaban bien claro que eso no podía pasar. Hersh tiene más motivos que cualquier padre para sufrir el dolor de la muerte de Raquel: Dios ha incumplido el contrato. Esta historia y las demás no se caracterizan por tener moralejas bonitas o finales felices. Eisner es duro con esta primera novela gráfica.

74. Aleister & Adolf: Douglas Rushkoff-Michael Avon Oeming (2016)



Basada en hechos reales, que son los siguientes: en plena II Guerra Mundial, la Inteligencia británica monta un plan para dañar a Hitler. El propio Führer y algunos de sus cargos son muy dados a la magia, y el mago más poderoso del mundo es Aleister Crowley, así que conviene ponerle de el lado de UK. La Inteligencia británica no cree en la magia, pero sabe que sus enemigos sí creen, así que si convencen a Crowley para hacer cartas astrales falsas, esto podría influir incluso sobre los movimientos de tropas alemanas. La cosa se pone más interesante cuando alguno de los implicados en el montaje empieza, de hecho, a creer en las ideas de Crowley.

75. Miracleman (1-16): Alan Moore-varios (1985-1990)



Una vez más, Moore recupera a un personaje olvidado y le reconstruye con más seriedad y violencia. Esta vez, además, aprovecha para hacer un ensayo muy interesante sobre la naturaleza del superhéroe y cómo se concibe desde Nietzsche. Al igual que en la obra posterior y que ya hemos visto en esta lista, Paraíso X, el objetivo último del héroe es salvar a toda la Humanidad y derrotar incluso a la misma muerte. Miracleman tiene el final feliz por excelencia, tal vez, y todo esto aderezado con grandes momentos como el parto. El número del parto fue catalogado como pornográfico porque se veían genitales femeninos, cosa que no sentó muy bien a Moore, que afirmó que los editores eran enfermos mentales peligrosos que debían ser encerrados. Cabe decir que le mantuvieron en nómina pese a estas declaraciones, lo que da una idea de que Miracleman de verdad merece la pena.

76. Osayumi Punpun (1-146): Inio Asano (2007-2013).



Probablemente Asano es uno de los máximos exponentes del reflejo de la vida cotidiana en el mundo del cómic. Esta obra cuenta la historia de Punpun, quizá una persona cualquiera, desde que es niño hasta que se convierte en adulto. La característica más llamativa es que la obra tiene un dibujo muy realista y detallado, a excepción del propio Punpun y su familia, que son representados como garabatos de pájaros en casi todas las escenas, salvando algunas en las que un ojo, una mano, etc, cobra importancia en la acción y es dibujada también de forma realista. Osayumi Punpun tiene una plantilla de secundarios que ayuda mucho, y se muestran perfectamente calculados, de tal forma que alguno reaparece cien números después y exige cierto esfuerzo de memoria. Es una obra angustiosa, desesperante: y, cuando parece que ya se ha tocado fondo, hay un giro más que vuelve toda la situación aún más horrible; y es que Asano no se caracteriza por su optimismo precisamente. Pero tal vez la mejor descripción de esta obra sea la que ofrece uno de sus personajes, Sachi Nanjou, en un curioso ejercicio de metaficción en el que dibuja un manga que bien podría ser Osayumi Punpun: “Lo que en serio quiero dibujar no es una historia con un impacto emocional sólo válido para este tiempo y lugar, sino algo que pueda afectar y hablar por la vida misma... No es un manga que lees para escapar de la realidad, es un manga que lees para luchar contra la realidad!!!”

77. Arrugas: Paco Roca (2007)



Arrugas tiene un resumen muy rápido: es una historia sobre el alzheimer, y bastante conmovedora. Roca plaga este relato de anécdotas sacadas de la realidad, aquí y allá, contribuyendo a dar a la historia un realismo que hace inevitable empatizar con los personajes.

78. Saga (1-actualidad): Brian K Vaughan–Fiona Staples (2012-actualidad)



Brian K Vaughan quería escribir una historia de ciencia-ficción. Y también una saga, entendiéndola como una obra en la que los personajes evolucionan notablemente y en la que incluso se puede contar la historia de varias generaciones. Y, habiendo sido padre recientemente, también quería contar una historia sobre lo que significa ser padre. Así que decidió mezclar las tres cosas y salió un resultado más que aceptable. El universo que crea está lleno de conceptos nuevos en la ciencia-ficción, y eso es difícil. También es adecuado a los tiempos que corren, y es que Vaughan ha pensado, de forma muy lógica, que si la diversidad crece a lo largo de la Historia, una sociedad que disponga de viaje interplanetario sin duda tendrá que tener una importante presencia de personajes de rasgos, especies, identidades y orientaciones sexuales mucho más diversa que la que suelen mostrar las obras de ciencia-ficción. Saga es una obra muy creativa que desborda imaginación, y a menudo conmueve.

79. Moon Knight (1-38): Doug Moench-Bill Sienkiewicz (1980-1984)



El Caballero Luna tuvo un origen complejo conforme se le iban metiendo más cosas. Una especie de versión de Batman, pero mercenario arrepentido, pero con cuatro identidades distintas dependiendo de las fases de la luna, al que hay que añadir cierto rollo místico. Encajar eso es difícil, pero en manos de Moench dio lugar a un personaje bastante interesante; y la cosa mejora con Sienkiewicz en el dibujo, con su particular estilo.

80. Fashion Beast (1-10): Antony Johnston-Facundo Percio (2012)




Malcolm McLaren encargó a Alan Moore el guión para una película que nunca se produjo, y que Johnston y Percio adaptaron a cómic años después. La mejor forma de describirlo es con las instrucciones que le dio McLaren a Moore: una adaptación de La bella y la bestia, mezclada con la biografía de Christian Dior, protagonizada por un chico que parece una chica que parece un chico y una chica que parece un chico que parece una chica, en un ambiente postapocalíptico con reminiscencias de cuento de hadas.

Acabamos aquí: http://kallixti.blogspot.com.es/2018/02/top-100-comics-81-100.html

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