61. Punk rock Jesus
(1-6): Sean Murphy (2012-2013)
La premisa es sencilla: en un futuro cercano, un productor
de TV decide hacer el que será el reality show más visto de la Historia. Para
ello, extrae ADN de la Sábana Santa y crea un clon de Jesucristo, cuya vida
entera se va retransmitiendo en el reality como en una especie de show de
Truman. Sin embargo, igual que el Jesucristo original se rebeló contra el
sistema, el clon hace lo propio. A los 15 años, el nuevo Jesús es un punk que
escapa del programa e intenta aprovechar su fama para cambiar el mundo.
62. La muerte del
Capitán Marvel (Marvel Graphic Novels 1): Jim Starlin (1982)
Marvel decidió ponerse seria con su concepto de novelas
gráficas, y las empezó con la muerte de un superhéroe importante.
Probablemente, que un superhéroe Marvel reconocido muera (y permanezca muerto,
ojo) es algo que no se ha vuelto a repetir desde entonces. Jim Starlin, experto
en sagas cósmicas, acababa de ver morir a su padre de cáncer. Y, con ese dolor
presente, escribió el relato del Capitán Marvel muriendo de cáncer,
despidiéndose de sus seres queridos y afrontando su destino final.
63. La búsqueda de
Thanos (1-2): Jim Starlin-George Pérez (1991)
Convertido totalmente en el autor de referencia de
personajes cósmicos en Marvel, Starlin decidió dar más protagonismo a Thanos;
y, ya puestos, al Guantelete del Infinito, cuyo potencial no había sido
explorado. Como preludio a la saga del Guantelete del Infinito, en una odisea
cósmica conocemos mejor que nunca a Thanos y su amor por la Muerte, entre
personajes interesantes, momentos épicos y conmovedores (el Jardinero, mismamente).
La disposición de las viñetas realmente llega a impresionar, reforzando mucho
la sensación de poder que transmite Thanos.
64. Marvel: The Lost
Generation (12-1): Roger Stern-John Byrne (2000-2001)
Es un poco difícil explicar el concepto de tiempo Marvel a
quien no esté familiarizado con su historia. Básicamente la idea es que, en los
orígenes de la editorial, los cómics transcurrían en tiempo real. Pero los
autores se fueron dando cuenta de que la gallina de los huevos de oro se
terminaría si los personajes envejecían y morían, así que los cómics Marvel
transcurren en una especie de tiempo real para algunas cosas (tienden a
transcurrir en el año que son escritos) a la vez que el tiempo de los
personajes avanza mucho más lento, en una escala de 1:4 que creo que ahora
andará por 1:5, y que da lugar a numerosas incongruencias. Stern y Byrne
crearon esta serie para, asumiendo la nueva linea temporal, preguntarse: ¿qué
pasó entre 1961 y 1990, si el origen de los 4F ahora rondará 1990? Para ello crean esta
entretenida serie escrita cronológicamente al revés, en un estilo que puede ser
confuso pero es muy ingenioso, contando las aventuras de una generación de
superhéroes que desapareció, aderezada por personajes muy longevos ya conocidos
como los Eternos, Diablo, Thor, Venus, el monstruo de Frankenstein, el Dr.
Extraño y también alguno mortal y joven en aquellos tiempos, como Reed
Richards.
65. Las calles de
arena: Paco Roca (2009)
Empezando con un simple paseo por el barrio, pronto las
calles del barrio empiezan a desafiar las leyes de la física. El protagonista
se ve atrapado en un barrio del que no puede salir, alegoría de cierta
sensación de estar prisionero en la sociedad actual, y conociendo a toda serie
de personajes que son también completas alegorías: la chica que sólo se
comunica con cartas, el excursionista que lleva años intentando partir pero
dedica todo el día a asegurarse de que lleva la mochila bien preparada, el
vampiro con síndrome de Diógenes porque, teniendo una vida inmortal, necesita conservar
los recuerdos de todos sus seres queridos y ya no caben en la casa. Una lectura
más que interesante.
66. El amnios natal:
Alan Moore-Eddie Campbell (1998)
Originalmente presentado como una obra de teatro, el diálogo
fue transcrito a cómic. La biografía del autor, a partir del punto de inflexion
de encontrar su amnios natal (una membrana que protege el feto, que sólo se
conserva en algunos embarazos), se mezcla con reflexiones generales sobre las
distintas edades del ser humano en la sociedad actual. Moore va retrocediendo,
con un estilo demoledor e intimista, desde la rutina y el peso de la vida
adulta hasta la juventud, adolescencia, niñez, hasta finalmente llegar al
momento del embarazo, en el que el lenguaje se empieza a deconstruir. Ya no existe
el yo ni el sentido de la percepción del tiempo: nuestros labios están
sellados.
67. Serpientes y
escaleras: Alan Moore-Eddie Campbell (2001)
Como El amnios natal, Serpientes y escaleras es una
adaptación de una obra de teatro de Moore, pero Campbell consigue convertirla
en cómic sin ningún problema. El escenario es importante, y es Northampton,
ciudad natal de Moore. Serpientes y escaleras es un juego de mesa hindú en el
que las escaleras simbolizan la transición a una forma espiritual superior, y las
serpientes a una inferior. Vemos ecos de este juego en Northampton, donde
Arthur Machen, tras la muerte de su esposa, ha perdido las ganas de vivir y de
escribir hasta que emprende una ruta por los rincones más espirituales de su
mente y del Universo: una sinfonía en la que el electromagnetismo, la gravedad
y las fuerzas nucleares resuenan para crear una joya tetradimensional, una
Ciudad Eterna en la que cada vida tiene sentido para siempre.
68. Howard the Duck
(1-6): Steve Gerber-Phil Winslade (2001)
En los años 70, Steve Gerber creó a Howard el Pato como un
cómic satírico. 30 años después, vuelve a escribir al personaje, pero con mucha
más mala hostia y bastantes ganas de parodiar los cómics de la época,
especialmente los de Vertigo. Humor negro del que mete el dedo en la llaga.
69. El Eternauta
(Hora Cero Semanal 1-106): Héctor Germán Oesterheld-Francisco Solano
(1957-1959)
El hecho de que fuera publicándose semanalmente no supone
ningún lastre para esta obra, que se puede leer sin pausas con total tranquilidad.
En una curiosa rotura de cuarto muro, es el propio Oesterheld el personaje que
va introduciendo la historia, cuyo protagonismo enseguida se desplaza a Juan
Salvo, personaje ya ficticio que se ve envuelto, junto a amigos y familia, en
una invasión alienígena. Quizá ver una invasión en Argentina y no en EEUU como
estamos acostumbrados es parte del atractivo en cuanto al enorme realismo que
supone. La acción se desarrolla de forma que mantiene en tensión sin necesidad
de exagerar la invasión. Crear un traje aislante con el que ir a la tienda más
cercana a por provisiones ya se convierte en una buena escena, y el desarrollo,
cuando Salvo se une al Ejército para combatir la invasión, sigue en todo
momento cauces realistas para la situación que plantea, al tiempo que se van
descubriendo detalles sobre los invasores (el Mano, los cascarudos, los
Ellos…), gota a gota y manteniendo así la tensión de un enemigo prácticamente
desconocido.
70. The Walking Dead
(1-actualidad): Robert Kirkman-Charlie Adlard (2003-actualidad)
Kirkman pensaba que lo malo de las películas de zombies es
que acaban en el momento más interesante. Así que decidió hacer un cómic en el
que no acabe: que la historia de zombies continúe y veamos a los protagonistas
esforzándose por sobrevivir y seguir adelante durante años. Con la saga del
Gobernador y un buen puñado de muertes dramáticas e inesperadas, Kirkman se
aseguró la atención de los lectores y un cómic que engancha mucho.
71. Superman: ¿Qué le
pasó al hombre del mañana? (Superman 423-Action Comics 583): Alan Moore-Curt
Swan (1986)
Aprovechando el inminente reinicio de la continuidad de DC,
a Alan Moore básicamente le dieron el personaje de Superman y le pidieron que
contara su última historia. Moore aceptó y juntó de forma bastante elegante a
casi todos los personajes importantes de la serie en una historia final en la
que un misterioso villano (que, cuando revela su identidad, da lugar a un
momento muy sorprendente y lógico al mismo tiempo) mueve los hilos de muchos
otros villanos de Superman, exponiendo su identidad secreta y acorralándole
junto a sus seres queridos en la Fortaleza de la Soledad, donde tendrá que
resistir un brutal asedio.
72. All-star Superman
(1-12): Grant Morrison-Frank Quitely (2005-2008)
Todo empieza con una portada. Superman en la postura de
estar sentado en una nube observando la ciudad. Morrison dice que fue Superman
en persona quien se lo sugirió, pero bueno, el caso es que es una perspectiva
poco habitual para el personaje, le hace más humano y empieza lo interesante.
Fuera de continuidad, como era la idea de las series All-star, Morrison y
Quitely narran una historia en la que un Superman cuyos días están contados
tiene que realizar 12 grandes pruebas antes de morir. Curiosamente, buena parte
de la trama se sustenta en personajes creados para la ocasión, pero a lo largo
de los 12 números se da un repaso increíblemente completo a todo el mundo del
personaje y a toda su esencia: aventuras cósmicas, razas subterráneas, Lex
Luthor y todos los villanos de la cárcel, kriptonitas de diversos colores, toda
la redacción del Daily Planet, un número ambientado en Smallville, la versión
bizarra de la Liga de la Justicia (con el hombre más lento del mundo y Batman
asesinado por sus padres)… incluso hay tiempo, hacia el final, para un homenaje
a ¿Qué le pasó al hombre del mañana?, como no podía ser de otra forma pese a la
enemistad entre Moore y Morrison (o quizá debido a ella).
73. Contrato con Dios
y otras historias: Will Eisner (1978)
Son 4 historias de tono similar, pero podemos centrarnos en
la que da nombre al cómic y sirve de ejemplo para las demás. Hoy en día
cualquier cosa se considera una novela gráfica, pero ésta fue considerada la
primera y con razón, dada la forma en que mezcla prosa, ilustraciones y viñetas.
Frimme Hersh es un judío muy devoto, y tiene un contrato con Dios desde
pequeño. Al fin y al cabo, razonó, si Dios es justo, cumplirá al pie de la
letra el contrato. La vida de Hersh gira en torno a su hija Raquel, su único
familiar y su ser más querido; y, estando ella en la flor de la vida, sin
embargo enferma y muere. ¿Cómo puede ser que su hija haya muerto? Las cláusulas
del contrato dejaban bien claro que eso no podía pasar. Hersh tiene más motivos
que cualquier padre para sufrir el dolor de la muerte de Raquel: Dios ha
incumplido el contrato. Esta historia y las demás no se caracterizan por tener
moralejas bonitas o finales felices. Eisner es duro con esta primera novela
gráfica.
74. Aleister &
Adolf: Douglas Rushkoff-Michael Avon Oeming (2016)
Basada en hechos reales, que son los siguientes: en plena II
Guerra Mundial, la Inteligencia británica monta un plan para dañar a Hitler. El
propio Führer y algunos de sus cargos son muy dados a la magia, y el mago más
poderoso del mundo es Aleister Crowley, así que conviene ponerle de el lado de
UK. La Inteligencia británica no cree en la magia, pero sabe que sus enemigos
sí creen, así que si convencen a Crowley para hacer cartas astrales falsas,
esto podría influir incluso sobre los movimientos de tropas alemanas. La cosa
se pone más interesante cuando alguno de los implicados en el montaje empieza,
de hecho, a creer en las ideas de Crowley.
75. Miracleman
(1-16): Alan Moore-varios (1985-1990)
Una vez más, Moore recupera a un personaje olvidado y le reconstruye
con más seriedad y violencia. Esta vez, además, aprovecha para hacer un ensayo
muy interesante sobre la naturaleza del superhéroe y cómo se concibe desde
Nietzsche. Al igual que en la obra posterior y que ya hemos visto en esta lista,
Paraíso X, el objetivo último del héroe es salvar a toda la Humanidad y
derrotar incluso a la misma muerte. Miracleman tiene el final feliz por
excelencia, tal vez, y todo esto aderezado con grandes momentos como el parto.
El número del parto fue catalogado como pornográfico porque se veían genitales
femeninos, cosa que no sentó muy bien a Moore, que afirmó que los editores eran
enfermos mentales peligrosos que debían ser encerrados. Cabe decir que le
mantuvieron en nómina pese a estas declaraciones, lo que da una idea de que
Miracleman de verdad merece la pena.
76. Osayumi Punpun
(1-146): Inio Asano (2007-2013).
Probablemente Asano es uno de los máximos exponentes del
reflejo de la vida cotidiana en el mundo del cómic. Esta obra cuenta la
historia de Punpun, quizá una persona cualquiera, desde que es niño hasta que
se convierte en adulto. La característica más llamativa es que la obra tiene un
dibujo muy realista y detallado, a excepción del propio Punpun y su familia,
que son representados como garabatos de pájaros en casi todas las escenas,
salvando algunas en las que un ojo, una mano, etc, cobra importancia en la
acción y es dibujada también de forma realista. Osayumi Punpun tiene una
plantilla de secundarios que ayuda mucho, y se muestran perfectamente calculados,
de tal forma que alguno reaparece cien números después y exige cierto esfuerzo
de memoria. Es una obra angustiosa, desesperante: y, cuando parece que ya se ha
tocado fondo, hay un giro más que vuelve toda la situación aún más horrible; y
es que Asano no se caracteriza por su optimismo precisamente. Pero tal vez la
mejor descripción de esta obra sea la que ofrece uno de sus personajes, Sachi
Nanjou, en un curioso ejercicio de metaficción en el que dibuja un manga que
bien podría ser Osayumi Punpun: “Lo que en serio quiero dibujar no es una
historia con un impacto emocional sólo válido para este tiempo y lugar, sino
algo que pueda afectar y hablar por la vida misma... No es un manga que lees
para escapar de la realidad, es un manga que lees para luchar contra la
realidad!!!”
77. Arrugas: Paco
Roca (2007)
Arrugas tiene un resumen muy rápido: es una historia sobre
el alzheimer, y bastante conmovedora. Roca plaga este relato de anécdotas
sacadas de la realidad, aquí y allá, contribuyendo a dar a la historia un
realismo que hace inevitable empatizar con los personajes.
78. Saga
(1-actualidad): Brian K Vaughan–Fiona Staples (2012-actualidad)
Brian K Vaughan quería escribir una historia de
ciencia-ficción. Y también una saga, entendiéndola como una obra en la que los
personajes evolucionan notablemente y en la que incluso se puede contar la
historia de varias generaciones. Y, habiendo sido padre recientemente, también
quería contar una historia sobre lo que significa ser padre. Así que decidió
mezclar las tres cosas y salió un resultado más que aceptable. El universo que
crea está lleno de conceptos nuevos en la ciencia-ficción, y eso es difícil. También
es adecuado a los tiempos que corren, y es que Vaughan ha pensado, de forma muy
lógica, que si la diversidad crece a lo largo de la Historia, una sociedad que
disponga de viaje interplanetario sin duda tendrá que tener una importante
presencia de personajes de rasgos, especies, identidades y orientaciones
sexuales mucho más diversa que la que suelen mostrar las obras de
ciencia-ficción. Saga es una obra muy creativa que desborda imaginación, y a
menudo conmueve.
79. Moon Knight
(1-38): Doug Moench-Bill Sienkiewicz (1980-1984)
El Caballero Luna tuvo un origen complejo conforme se le
iban metiendo más cosas. Una especie de versión de Batman, pero mercenario
arrepentido, pero con cuatro identidades distintas dependiendo de las fases de
la luna, al que hay que añadir cierto rollo místico. Encajar eso es difícil,
pero en manos de Moench dio lugar a un personaje bastante interesante; y la
cosa mejora con Sienkiewicz en el dibujo, con su particular estilo.
80. Fashion Beast
(1-10): Antony Johnston-Facundo Percio (2012)
Malcolm McLaren encargó a Alan Moore el guión para una
película que nunca se produjo, y que Johnston y Percio adaptaron a cómic años
después. La mejor forma de describirlo es con las instrucciones que le dio
McLaren a Moore: una adaptación de La bella y la bestia, mezclada con la
biografía de Christian Dior, protagonizada por un chico que parece una chica que
parece un chico y una chica que parece un chico que parece una chica, en un
ambiente postapocalíptico con reminiscencias de cuento de hadas.
Acabamos aquí: http://kallixti.blogspot.com.es/2018/02/top-100-comics-81-100.html
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