El argumento es de sobra conocido, aunque el cómic es
superior a la película en todos los aspectos. Más radical y, sobre todo, más
complejo, con muchas más tramas interesantes y personajes que merecen la pena.
22. Daredevil: 1ª
etapa de Frank Miller (158-191): Frank Miller-Klaus Janson (1979-1983)
Cuando Daredevil era una serie que iba en decadencia, Miller
supo salvarla, convirtiéndola en su serie poco a poco. Al principio, con
aventuras corrientes no muy distintas a las habituales en la serie. Después,
con Elektra, Stick o la Mano, Miller fue creando su propio universo dentro de
Daredevil, dándole un atractivo del que el personaje no había gozado hasta
entonces.
23. Daredevil: Born
Again (227-233): Frank Miller (1986)
Cuando volvió a la serie, la tónica habitual de los cómics
de superhéroes estaba cambiando, en gran medida gracias o por culpa del propio
Miller –como se verá con otras obras de esta lista-. Ahora eran historias más
violentas, más crudas, más adultas. En este arco de la colección quedó más que
claro, sometiendo al protagonista de la colección a las pruebas más duras que
había enfrentado.
24. Untold Tales of
Spider-Man (1-25): Kurt Busiek-Pat Olliffe (1995-1997)
Con bastante cariño al personaje, se enfocó este proyecto de
hacer una serie narrando aventuras del Spiderman más joven, que transcurrieran
de forma paralela a los primeros números de Amazing Spiderman. Busiek mide al
milímetro la continuidad, presentando a personajes como Sally Avril que no
están sacados de la nada, sino basados en alumnos que sólo se veían al fondo de
las viñetas de cómics 30 años anteriores. Aprovecha, incluso, para solucionar
algún gazapo de la época. Se nos brindan así aventuras bastante entretenidas
recuperando cierto espíritu de los años 60. Igual meter a Lobezno mediante
retrocontinuidad era exagerado porque ya está hasta en la sopa, pero hasta eso
quedó bien.
25. Amazing
Spider-Man de Lee y Romita (39-67): Stan Lee-John Romita (1966-1968)
Cuando Stan Lee ya le había cogido el truco al personaje
(que es lógico que no lo tuviera desde el principio, porque probablemente Ditko
aportó más que él, aunque la Historia le ha olvidado injustamente), Romita
llegó a la colección. Sus dibujos empezaron a ilustrar una interesantísima
etapa en la que Peter Parker deja el instituto, lo que sería una de las claves
y que pocos guionistas se atreven a repetir hoy en día con este tipo de
personajes: la evolución. El crecer, el madurar. Esta etapa también es un gran
exponente de cómo los problemas personales y la identidad civil del personaje
pueden ayudar a construir una buena historia, con toda una nueva galería de
personajes secundarios que enriquecerían al personaje.
26. Amazing
Spider-Man: La noche que murió Gwen Stacy (121): Gerry Conway-Gil Kane (1973)
El título lo dice todo. Actualmente, que la pareja del
protagonista de una serie muera es casi habitual, y sólo hay que leer sobre
“mujeres en el frigorífico”, que da para todo un ensayo. Pero en su momento,
fue bastante revolucionario, y un cómic de muy buena calidad.
27. Transmetropolitan
(1-60): Warren Ellis-Darick Robertson (1997-2002)
Metiéndonos de lleno en una distopía cyberpunk, tenemos de
protagonista a Spider Jerusalem, una especie de mezcla de GG Allin y Hunter S.
Thompson (de hecho, la trama principal está basada en la vida de Thompson) que
intenta ganarse la vida en una ciudad hecha mierda. Spider Jerusalem es una
mierda de persona, un cabrón que no querrías tener al lado, pero lo interesante
es que los políticos o los policías son bastante peores. Así que, puestos a
elegir el mal menor, nos podemos poner de su lado en una serie cargada de humor
negro y mala hostia.
28. Fables, la guerra
contra el Adversario (1-75): Bill Willingham-James Jean (2002-2008)
El planteamiento inicial es sencillo: todos los personajes
de los cuentos que hemos leído son reales. Vivían en mundos de fantasía, que
tuvieron que abandonar cuando un ser llamado el Adversario los fue
conquistando. Ahora la mayoría de ellos viven en New York. La trama, sin
embargo, se va complicando y desarrollando de forma muy cuidada conforme pasan
los números. Uno de los grandes aciertos de esta serie es que es muy coral: si
bien hay personajes que abarcan algo más (Lobo, Blanca Nieves, Pinocho, el
Chico de Azul, Jack…), el protagonismo cambia muy frecuentemente, dando lugar a
continuos cambios de plano entre personaje principal, secundario o hasta muy
terciario entre una larga serie de personajes muy carismáticos. Por supuesto,
uno de los entretenimientos de esta serie es identificar a todos los personajes
y de qué cuento vienen.
29. Hellblazer de
Ennis (41-83): Garth Ennis-Will Simpson (1991-1994)
Se ve que los editores mimaban la colección de Hellblazer,
porque no dejaban a ningún guionista mediocre acercarse a John Constantine, el
eterno mago cabronazo y maleducado, ya bastante desligado de su origen en la ya
comentada Cosa del Pantano. Los anteriores 40 números de la colección ya habían
tenido un nivel bastante alto, pero Ennis supo hacer suyo al personaje, alejarle
ligeramente de las tramas más místicas de tropecientos dioses a la vez y
centrarse en dos tramas interesantes que se cruzaban: el trato con el Diablo y
el cáncer de pulmón. Probablemente sólo un cabronazo como Ennis habría podido
escribir a un cabronazo como Constantine de esta forma.
30. Tom Strong
(1-36): Alan Moore-Chris Sprouse (1999-2006)
¿Cómo serían los cómics de superhéroes si no hubiera
existido Superman? Esa pregunta se hace Alan Moore en Tom Strong. El personaje
es el héroe clásico del pulp, como eran los cómics antes de Superman,
efectivamente, pero con técnicas narrativas modernas y otras características
actuales.
31. The many worlds
of Tesla Strong: Peter Hogan-Chris Sprouse (2003)
Este spin-off de Tom Strong saca provecho a las realidades
alternativas ya presentadas dentro de la serie. Es una historia de aventura
clásica que intenta explotar bastante este concepto, usando mundos
postapocalípticos, western, superhéroes, nazis y hay un hueco hasta para el
nudismo.
32. Top 10 (1-12):
Alan Moore-Gene Ha (1999-2001)
Alan Moore decidió repetir el esquema de una serie policíaca
clásica (concretamete, mencionó Hill Street Blues) en una ciudad habitada sólo
por superhéroes. La serie sigue el día a día del departamento de policía, sin
una gran trama crucial que vaya a marcar un antes y un después, con las
peculiaridades de trabajar en Neópolis: acosadores sexuales invisibles,
violencia doméstica con superpoderes, accidentes de tráfico por teletransporte
o borrachos violentos del tamaño de un edificio. También es conocida por la
peculiaridad de contar con una cantidad ingente (en serio, de verdad que son
muchos) de pequeños guiños y cameos de todo tipo de personajes del cómic de
superhéroes de otras editoriales.
33. Top 10: The
Forty-Niners: Alan Moore-Gene Ha (2005)
Contribuyendo a definir la historia de Neópolis, esta
precuela se sitúa 50 años antes de la historia original. En la posguerra, todo
superhéroe es obligado a vivir en la recién creada ciudad de Neópolis y tendrán
que amoldarse al entorno más extraño que pudieran imaginar. Un “disculpe,
perdone que le importune, pero, ¿no será usted un vampiro?” es lo más normal
del mundo y marca el comienzo de una historia en la que también se tocan temas
muy interesantes como la homosexualidad en los años 40 o la inteligencia
artificial, y cuenta con estructuras en las viñetas bastante innovadoras.
34. Smax el Bárbaro
(1-5): Alan Moore-Zander Cannon (2004)
A modo de spin-off de Top 10, Moore decide adentrarse en el
género de la fantasía heroica; pero este género tiene muchos clichés, y Moore
prefiere destruirlos. Así pues, Smax es una parodia de la fantasía heroica tal
y como la conocemos, en la que se dan la mano extrañas variantes de
canibalismo, el BDSM, la inflación del precio de la vivienda en los poblados de
setas, escuelas de magia con poco respeto a la integridad física de sus alumnos
o la alveofobia (prejuicios hacia los elfos). También lleno de cameos, como Top
10.
35. The Dark Knight
Returns (1-4): Frank Miller (1986)
Es curioso que una de las historias más representativas de
Batman esté fuera de la continuidad del personaje, transcurriendo en un futuro
alternativo en el que un Bruce Wayne bastante envejecido vuelve a caer otra vez
en el hábito de ponerse una máscara y luchar contra delincuentes, como un
adicto que nunca se librará. Junto a Watchmen, DK estableció cierta moda de
superhéroes más “oscuros”, así como una narración menos basada en bocadillos de
pensamiento y más en las imágenes.
36. Batman: Año Uno
(Batman 404-407): Frank Miller-David Mazzuchelli (1987-1988)
Con Miller ya familiarizado con el personaje y la
continuidad de DC reconstruyéndose, se nos brinda una historia de bastante
buena calidad, narrando el primer año de carrera de Batman. Miller no escatima
en sus recursos habituales, y nos muestra una Gotham fría y sucia, llena de
mafiosos y policías corruptos, con un Batman que tendrá que aprender a lidiar
con delincuentes comunes antes de pasar a los supervillanos. Este nuevo origen
marcó un antes y un después en la historia del personaje, introduciendo
elementos y momentos sin los que ya es difícil entender a Batman: “Lo haré,
padre. Seré un murciélago.”
37. Batman: The
killing joke: Alan Moore-Brian Bolland (1988)
Es curioso que uno de los pocos contactos de Moore con
Batman fuese tan influyente, pese a que él lo considera una de sus peores
obras. Los paralelismos visuales, en un estilo semejante a Watchmen, van
hilando una historia en el presente en la que el Joker intenta probar que
cualquiera puede terminar como él (para desgracia de Barbara Gordon) y una en
el pasado en la que se explicará su origen… o, al menos, uno de sus posibles
orígenes.
38. Batman: Arkham
Asylum: Grant Morrison-Dave McKean (1989)
Morrison a los guiones y McKean, con su dibujo tremendamente
retorcido, encargándose del apartado gráfico. Esta combinación tratando el
descenso a la locura como uno de los elementos centrales de Batman no podía
fallar.
39. One Piece
(1-actualidad): Eiichiro Oda (1997-actualidad)
Hace 20 años, el legendario pirata Gold Roger fue ejecutado
públicamente. En sus últimas palabras, avisó de que su tesoro estaba escondido
a la espera de que otro pirata se hiciera con él: así nació la leyenda del One
Piece. En el presente, un chaval llamado Luffy se hace a la mar, con la intención
de ser pirata y encontrar el One Piece; intención, claro, que es compartida por
mucha otra gente, amigos y enemigos. Así empieza un shonen que reúne todas las
características de su género, algo que no me encanta porque los shonen tienden
a ser muy previsibles. Sin embargo, One Piece, previsible en el sentido de que
los protagonistas siempre derrotan a sus enemigos, tiene una muy amplia galería
de personajes secundarios cuyas historias ya sí son imprevisibles, y además
están muy cuidados (Ace, Aokiji, Barbablanca, Vegapunk, Dragón, Smoker…). A eso
hay que sumar una larga serie de referencias culturales y una planificación a
largo plazo como pocas veces se ha visto, de tal forma que pequeños detalles de
algunos números revelan cómo muchas cosas estaban pensadas con más de una
década de antelación, dando mucha coherencia al universo de One Piece.
40. The Boys (1-72):
Garth Ennis-Darick Robertson (2006-2012)
Todo el humor negro y la mala hostia de Ennis se descargan
en esta ocasión sobre los superhéroes. Los superhéroes pueden mover montañas si
se descuidan y viven en una sociedad que les alaba y está enamorada de ellos:
la conclusión psicológica obvia es que terminan volviéndose unos capullos
irresponsables. Ahí es donde entran the Boys, un grupo de matones a sueldo de
la CIA que de vez en cuando le parte las piernas a algún superhéroe si se pasa
de listo.Y seguimos aquí: http://kallixti.blogspot.com.es/2018/02/top-100-comics-41-60.html
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