Nunca había intentado hacer una sextina hasta ahora, y así ha quedado.
Como escritor, emprendo un nuevo viaje
al ver mi imaginación renacer;
sólo ella me abstrae de la realidad
incluso cuando descanso en mi lecho.
Afuera brilla el sol y hace buen tiempo;
hoy no es un buen día para la muerte.
A veces, las drogas sólo traen muerte;
otras veces, te regalan un viaje
y, rompiendo los límites del tiempo,
puedo sentir a mi alma renacer
colocado de setas en mi lecho,
desvaneciéndose la realidad.
La frontera entre sueño y realidad,
tan impredecible como la muerte
cayendo sobre un anciano en su lecho,
nos obliga a emprender un largo viaje
cuyo objetivo, claro, es renacer;
y no existe tal cosa como el tiempo.
Al final es sólo cuestión de tiempo
que aceptemos una cruel realidad:
que vemos al fascismo renacer,
y migrantes sólo encuentran la muerte;
al final de su largo y duro viaje,
su tierra prometida es sólo un lecho.
El cementerio es también otro lecho
en donde queda congelado el tiempo.
Nuestras vidas terminan siendo un viaje,
no aceptamos la triste realidad:
lo único que llega siempre es la muerte
y tras la muerte llega el renacer.
Criogenización para renacer,
una nebulosa a modo de lecho,
un agujero negro como muerte
rasgando el mismísimo espacio-tiempo,
ciencia-ficción ahora hecha realidad
en una nave a años luz de viaje.
Durante el viaje logré
renacer,
olvidar la realidad y
en mi lecho
escaparnos del tiempo
y de la muerte.
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