lunes, 24 de noviembre de 2025

Trece coros por el Divino Marqués

Dejo por aquí este texto de Robert Anton Wilson, una curiosa y elaborada forma de defender al Marqués de Sade que incluye reflexiones muy interesantes sobre ética, castigo y la naturaleza humana, al menos tal y como la entendemos en las sociedades actuales. Está formada por doce pequeños fragmentos (no, yo tampoco sé dónde está el decimotercero), todos ellos con la misma estructura: una cita para abrirlos, alternativamente de la propia obra de Sade o de la obra de teatro Marat/Sade de Peter Weiss, y una llamada de teléfono imaginaria que termina con un clic que incluye una analogía ingeniosa. Es uno de los textos recopilados en el libro Coincidence - A head test, pero su publicación original fue en la revista The Realist; no he conseguido averiguar en qué fecha, aunque supongo, por el contexto, que es de finales de los 60. Esto me ha sorprendido, porque Robert Anton Wilson no se puso a escribir "en serio" hasta 1972, pero este texto es muy elaborado, muy en la línea de sus mejores obras, ingenioso, bien estructurado y rebosando de referencias culturales.

El texto no estaba disponible en castellano, así que la traducción que presento aquí es básicamente de un traductor automático con unos cuantos retoques por mi parte (de hecho, también he retocado un par de cosas respecto al texto original; hay un momento en el que ponía "immortality" cuando estoy bastante seguro de que quería decir "immorality"; también llama Ravechel a un personaje de la obra de Sade, cuando, hasta donde yo sé, no existe tal personaje y la cita que le atribuye la pronuncia Dubois).

No coincido completamente con las ideas de este texto, por cierto. Por ejemplo, Marx me cae algo mejor que a RAW. También tengo menos confianza que él en el psicoanálisis y, de hecho, me parece que ciertas ideas que el psicoanálisis tenía sobre la homosexualidad no sólo son incorrectas sino que han quedado terriblemente anticuadas. Tampoco tengo tan claro que la interpretación que hace de algunas de las ideas de Sade sea acertada. Pero con la mayor parte de las ideas expuestas en este texto sí coincido y, además, creo que son de suma importancia en este momento histórico en el que incluso entre los movimientos que se definen como antipunitivistas parece haber un ansia insaciable de castigo.



Trece coros por el Divino Marqués

por Robert Anton Wilson


PRIMER CORO

  “Tienes miedo de la gente sin ataduras,

¡qué ridículo!”

— Sade1


Soñé que llamaba por teléfono a Rita Hayworth y le preguntaba si oía a los bebés de Hiroshima gritar por la noche.

«No», me respondió, «solía tener problemas un poco raros como ése, pero mi psicoanalista los resolvió todos».

Pero —insistí—, al fin y al cabo, era tu foto la que estaba pintada en la bomba. No la de Harry Truman, ni la de Einstein, ni siquiera la de Marilyn Monroe. La tuya.

«Bueno, sí, si quieres verlo así», dijo ella. «Pero, por Dios, aquellos días ponían mi foto en todas partes».

Pero, pero —grité—, ¿no sientes ninguna responsabilidad?

«Espera un momento, Mac», dijo ella, «¿qué eres, algún tipo de loco? Nadie me preguntó nada al respecto. Simplemente fueron con ello y la tiraron».

Pero, pero, pero —grité—, toda esa gente —550 000, según una estimación que leí— destrozada por una foto tuya...

—Mira, Clyde —dijo con firmeza—. Mi psicoanalista me dijo que no sirve de nada darle vueltas a esas cosas.

Y la línea se cortó con un clic hueco, como un ataúd que se cierra sobre Drácula mientras el sol de la mañana proyecta sus blancas y fantasmales radiaciones nucleares en la fría oscuridad del sueño.

Blog Widget by LinkWithin