Curiosamente, nunca me ha atraído
mucho la típica idea “Todos los policías son unos bastardos”. Suena muy raro
viniendo de un anarquista, ya que lógicamente creo que en un mundo perfecto la
policía sobraría, y que la principal función de los cuerpos policiales hoy en
día es mantener a la élite protegida de la gente normal a la que pueden
pisotear impunemente. Sin embargo, no creo que eso convierta individualmente a
todos y cada uno de los policías en un bastardo: hay que distinguir la función
que realizan de la que creen realizar o les gustaría realizar.
Esto viene a cuento de cierto
argumento que se suele utilizar mucho para justificar cualquier cosa. Probad a
poner en Twitter, por ejemplo, alguna queja de la actuación de unos
antidisturbios. Poned una foto de un antidisturbios abriéndole la cabeza a una
anciana de un porrazo porque sí, y si la foto tiene la suficiente repercusión,
enseguida vendrán unos cuantos gilipollas a decirte “pues me gustaría saber a
quién llamas cuándo tienes problemas”. Porque otra cosa no sé, pero gilipollas
en Twitter y en el mundo hay muchxs, desde luego.
Sincerémonos y tengamos una
visión global del conjunto. Vivimos en un mundo de monstruos. Hay gente que
secuestra y viola a niñas pequeñas, hay pobres que roban a otrxs pobres, hay
maníacos homicidas que pueden llegar a matar sin ningún motivo. Hace falta un
cuerpo preparado y con medios que pueda hacerse cargo de esta gente. Nos guste
o no (que no), lo más parecido que hay es la policía. Y mientras siga habiendo
monstruos y no haya alternativas para detenerlos, la policía será necesaria.
Aparte de eso, obviamente, hay
cabrones en la policía. Igual que hay cabrones en todas las profesiones, tal
vez con cierta diferencia debida a que ser policía te da cierto poder, y el
poder corrompe, por lo que el porcentaje de cabrones en la policía será mayor
que el existente en muchas otras profesiones. Seguro que todxs conocemos
policías que consumen la droga que incautan, que se llevan gratis todo lo que
quieren de los top manta bajo amenaza de detenerles, que quitan multas a sus
amigotes, etc. No creo que todos, todos, lo hagan, quizá sí una mayoría. ¿Por
qué?
Obviamente, dependiendo de
intereses políticos, el porcentaje de policías honrados puede aumentar o
disminuir. Está claro que en España cada vez es más bajo, porque las leyes así
lo han impuesto: la conocida “Ley Mordaza”, por ejemplo, dispone de las herramientas
necesarias para inclinar a los policías hacia la corrupción, ya que ésta
quedará impune en una mayoría de casos.
Jurisprudencias como el hecho de
que los guardias civiles que asesinaron a 16 inmigrantes que iban a nado,
disparando contra ellxs hasta ahogarles, queden impunes, tampoco ayudan en
absoluto. Por cierto, que su impunidad fue celebrada en la cuenta oficial de
Twitter de la Guardia Civil con un “buenas noticias”, dando idea de la miseria
moral de la escoria responsable de esa cuenta.
Dicho de otra forma, los
políticos responsables hacen que la brecha entre ciudadanxs y policía se vaya
aumentando. Cada persona que vaya a opositar de ahora en adelante a cuerpos
policiales es consciente de estas noticias que he dado, es consciente de los
inmigrantes asesinados y la impunidad, etc. Por tanto, cada vez es más probable
que esa persona que vaya a opositar sea un cabrón sin rastro de dignidad al que
no le importaría ser cómplice de asesinatos de este tipo, y es menos probable
que sea una persona honrada. En cualquier caso, es una cuestión de estadística:
las probabilidades de nuevos policías honrados son cada vez más bajas, pero
siguen ahí.
Y bueno, finalmente llegamos al
punto más tratado en este tipo de debates, y son los antidisturbios. No tengo nada
que añadir aquí que no sepáis, ni nada que defender. Nada más que mercenarios
sádicos, psicópatas que golpean por placer a la gente a la que deberían
proteger. Por el momento, creo que el lema “todos los antidisturbios son unos
bastardos” sería más preciso. Como aproximación.
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